Juan Carlos Girauta (Continuación)

Ahora que Illa ya ha disfrutado bastante en el Ministerio de Sanidad, le deja a Darias que se divierta un rato también ella con la pandemia. Ese «vas a disfrutar» en medio de la peste es el traspaso de poderes más siniestro en los anales, y existen dudas sobre cómo interpretarlo. Los que no son catalanes, y tampoco malintencionados, han preferido creer que ese señor relamido, reiterativo y con una gran mala leche contenida que llamamos Illa estaría traduciendo de su lengua materna. Lamento decirles que se equivocan. No hay justificación por ese lado. Cualquier versión catalana de la que hubiera podido traducir mentalmente suena incluso peor, a mayor recochineo.…  Seguir leyendo »

Lo primero que pensé fue que habíamos alcanzado un estadio superior de la deconstrucción: aquel en el que las Administraciones Públicas arrancan cruces para la tele y las arrojan al vertedero. Creerán que la Cruz tiene demasiada carga simbólica, demasiada fuerza, y los jóvenes se pueden marear. Un cutre diría que hemos pasado de pantalla.

Pero de inmediato vi que para este viaje no hacían falta alforjas posmodernas, que aquí tenemos una rica tradición de fusilar Sagrados Corazones, quemar conventos, rasgar pinturas sacras, profanar altares. Luego recordé que la tradición se extiende al modo en que reaccionan los gobiernos de progreso en sus distintas encarnaciones.…  Seguir leyendo »

En la década de los ochenta del siglo pasado se generalizó la automatización de los procesos de trabajo burocráticos. El papeleo. Velocidad y facilidad, sumadas a nuevos usos de la información, liberaron a las organizaciones de rutinas que exigían moverse entre incontables fichas y dosieres físicos. Por supuesto, se redujo al mínimo el trabajo de contabilidad financiera y analítica.

Pero fueron solo las empresas las que, gracias al acicate de la competencia, lo comprendieron. Así que incorporaron los cambios y atravesaron la revolución. La Administración permaneció impertérrita en España, como si todo siguiera igual. No, peor: como si hicieran falta más horas ¡de burocracia!…  Seguir leyendo »

Si los jefes de Facebook y Twitter se han convertido en los árbitros globales es porque el pueblo indirectamente lo ha querido. En EE.UU. como en España. Allí con un sesgo estructural que cae sobre el resto de sesgos ideológicos y cognitivos propios del espíritu de los tiempos. Trátase de la estrechez del foco. Ese imperio en franca decadencia vive embriagado de sí, consume apenas noticias locales y se tiene por medida de todas las cosas. No sin la aquiescencia del resto del mundo, que está justamente agradecido por ese regalo vital, existencial, que es el cine americano, cultura última de una era de analfabetismo funcional con PHD.…  Seguir leyendo »

El español intratable inicia el año con varios problemas, como el cierre de las barras de bar, esos púlpitos con pulpitos. El intratable por excelencia razona como el humorista de «Cachitos de hierro y cromo», de TVE, que aprovecha la Nochevieja para molestar a media España. Celaá y la Mateo sueñan con un país así, venga a celebrar los pellizcos de monja torva. En su agenda 2030 vienen la ignorancia, la suficiencia, la consigna y el cainismo.

El progresismo de aquí viene con ganas de crispación y de verdades oficiales desde Zapatero. Tan hijos suyos son Sánchez como Iglesias, el PSOE de ahora como el Podemos de siempre.…  Seguir leyendo »

Como era de esperar, todos nos hemos reafirmado en nuestras convicciones tras el discurso del Rey. Los podemitas, en su republicanismo bananero. Los republicanos serios, en la conveniencia de prolongar su cultivado silencio. Los viejos monárquicos, en la virtud de las solemnidades. Los nuevos monárquicos, en nuestro constitucionalismo insobornable. Este columnista, lo dije ya, fue accidentalista hasta el tres de octubre de 2017, cuando se convirtió en monárquico. De algún modo, un órgano había podido, en aquel Estado colapsado, impotente y dormido, alzar la voz de la razón jurídica, de la razón democrática, y colocar a los golpistas catalanes en el lugar que les correspondía.…  Seguir leyendo »

En los encendidos aplausos del Congreso, tras aprobarse la ley de eutanasia, radica todo. No hay que ir más allá. Un diputado puede creer en las bondades de esa norma, pero no puede reaccionar como un hooligan al confirmar la mayoría de lucecitas verdes en el panel de votación. No es posible celebrar -y menos con tal euforia- la introducción en el derecho positivo español de la competencia administrativa de matar.

Por eso no son creíbles las motivaciones humanitarias de los diputados progresistas después de esa sesión. Exceptúo a quienes abandonaran el Congreso sin alharacas; no sé si hubo alguno. Antes de la celebración, beneficio de la duda.…  Seguir leyendo »

Se percibe una contrariedad en la corriente principal. Últimamente comparten desvelos las multinacionales, los medios, los docentes y los activistas de sofá y cuesco. A todos les preocupa mucho que al acabar la pandemia vuelva el mundo a girar como siempre porque estaríamos matando al planeta. Mientras nos marchitábamos confinados, la pelota azul respiraba tranquila y caían la polución, el ruido y los accidentes de tráfico. Ya te digo.

Pero es del daño infligido por Walt Disney de lo que nunca se recuperará el mundo. Porque una cosa eran las fábulas de Esopo y otra la prosopopeya universal inoculada a todos los niños del mundo urbano.…  Seguir leyendo »

Con su ideíca de la semana laboral de treinta y dos horas, la porción neomarxista del gobierno le ha dado un susto de muerte a sus compañeros de la PSOE y allegados, categoría de moda. Entre lo inesperado de la humorada, la confusión del momento y el estrés de los Presupuestos, no han interpretado bien a don Pablo Iglesias ni a doña Yolanda Díaz, se han creído que ellos van a tener que trabajar treinta y dos horas y casi les da un síncope.

Alguno de los durmientes, como don Manuel Castells, han despertado solo para salir corriendo despavoridos ante la idea de ver multiplicadas por ocho las horas de curro que les vienen saliendo por semana.…  Seguir leyendo »

Maradona, Sánchez y la atracción del mal

A Sánchez le pasa como al de Lanús; aunque comprenda las venales motivaciones de su cohorte, se siente abrigado por ella. Cultiva la compañía de su tribu, goza del revoloteo de buscones, gorrones y zascandiles en torno. Un circo de seres improbables repentinamente enriquecidos por el adosamiento al conocido triunfante. Por lo demás, se parecen como un huevo a una castaña, pero es en lo similar donde está la veta.

El finado exhibía una liberalidad enfermiza con su tribu en las truculentas noches del Up & Down, cuando Barcelona aún existía. En desprendimiento, el presidente no le va a la zaga, solo que la billetera no es suya sino nuestra.…  Seguir leyendo »

Basta con leer a Finkielkraut, y en concreto La identidad desdichada, para darse cuenta de que la escuela francesa, antaño joya de la corona republicana, lleva al menos un decenio en decadencia. Pues bien, ni en lo más vertiginoso de su caída se acerca nuestro vecino a las cotas abisales de superficialidad, laxitud, manipulación, sentimentalismo y vacuidad de la educación española. Y si bien esta catástrofe no ha empezado con Sánchez y su banda, ni mucho menos, sí será con ellos cuando nos hagamos con el enésimo contragalardón europeo. Y lo conservaremos muchos años.

Del mismo modo que aquí se ha gestionado la pandemia peor que en ningún otro país de la OCDE; de igual manera que nadie ha sabido manejar con menos pericia que nuestro Gobierno las consecuencias económicas de la peste; con similar fatalidad a la que hunde nuestro PIB más que a cualquier otra economía; con pareja desgracia a la que desgarra nuestro tejido empresarial más que a ningún otro, de esta pesadilla también salimos con menos futuro que nadie.…  Seguir leyendo »

En la despedida de Albert Rivera, el día después de las últimas elecciones generales, quien más quien menos lucía ojos vidriosos. La prensa observaba a los dirigentes nacionales y calibraba su grado de contención emocional. Un mayor conocimiento interno permitía distinguir varios tipos de expansión. Estaban la pena y la consternación por el final prematuro de una carrera política extraordinaria. La pura desazón reinaba entre aquellos que no tuvieron ánimos de subirse a la tarima y contemplaban la escena desalentados a lo Vicente Medina: «¿Pa qué quiés que vaya?».

En el otro extremo anímico se imponían cálculos diversos. Si me coloco aquí saldré en la foto, y esta va a ir a todas las portadas; ridículo y bajuno, muy propio de la política profesional.…  Seguir leyendo »

Fue hermoso mientras duró

«Desinformación» es un concepto caprichoso. Casi todo lo que difundieron en su día el gobierno y los medios del Régimen sobre el Covid fue estricta desinformación. Los listos dirán que muchas cosas solo se saben ahora. Pero lo cierto es que Simonilla desalentó el uso de mascarillas por razones espurias, como él mismo reconoció y yo no me cansaré de recordar. Tan cierto como que en el programa de Íker Jiménez se ofreció -¡a priori!- información verdadera sobre el riesgo de contagio por aerosoles, entre otras aportaciones relevantes para la salud pública.

Como el propio periodista ha apuntado, de haber estado entonces vigente la censura de Sánchez y Redondo, los que estaban en lo cierto habrían sido acusados de desinformar.…  Seguir leyendo »

Caminar solos y a oscuras

Vamos a dejar algo claro: la Constitución reconoce nuestros derechos, no los crea ni los otorga. Habrá que recordarlo en los tiempos recios que llegan, pues es el caso que, con el incomprensible y decepcionante auxilio de la mayoría de la oposición, el frente de la investidura, que antes fue de la moción y después del vaciado de sentido de las leyes, ha apuñalado al Estado democrático de Derecho.

Lo ha hecho al modo schmittiano (de Carl Schmitt), apoyándose en la Constitución. ¿A qué reformarla cuando aquí se la puede retorcer y estirar sin límite? Ha bastado con que el PP interiorizara la imagen deformada que le devuelven los esperpénticos espejos de RTVE y del resto de medios del régimen.…  Seguir leyendo »

¿De verdad el vencedor de la moción de censura ha sido Pablo Casado? Quiero decir más allá de los papeles, de la burbuja político-mediática. ¿Quemar los puentes con los votantes de Vox lo consolida como alternativa real, viable, a Sánchez? ¿Poner un cordón sanitario a varios millones de españoles cuyo voto mantiene en el poder a Ayuso y a Almeida, a Moreno Bonilla y a López Miras es una buena idea?

Solo se puede responder afirmativamente a esas preguntas desde la convicción de que Vox es una incomodidad pasajera. Que sus votos son prestados, que se irán (que se están yendo ya) al PP una vez Casado ha aclarado que se trata de un partido despreciable -«el de la España grande y libre», o sea franquista- y que su presidente es más despreciable aún, pues «pisotea la sangre de las víctimas del terrorismo».…  Seguir leyendo »

Dos pestes en una

Pandemia y autogolpe son inseparables. Para empezar han coincidido en el tiempo. Si no guardaran más relación las dos tragedias, encontraríamos con Jung una extraña unidad de sentido. Pero hay mucho más que sincronicidad; hay relación estrecha, intensa y, en medida no desdeñable, causal. Sin la peste y el miedo que levanta, o bien el autogolpe habría tardado más, o bien el piloto Sánchez se habría quedado sin pista para despegarse de la democracia liberal. La pandemia ha imprimido el impulso decisivo a los liquidadores del 78. Y claro, estremece el encuentro de los 60.000 muertos (de momento) con el final de las libertades.…  Seguir leyendo »

Lo de Madrid es superior a ellos

Ni el Gobierno de España ni sus socios separatistas pueden con Madrid. En los dos sentidos de la expresión: no aguantan Madrid y no le ganan un pulso a Madrid. No soportan sus brazos abiertos, su libertad tangible, respirable, pues contradicen las supersticiones identitarias que articulan a la izquierda y justifican su coyunda con el nacionalismo. Madrid es el único lugar de España donde nadie te pregunta de dónde vienes. Su dinamismo económico, su alegría y su cosmopolitismo cultural son un humillante recordatorio de lo que Barcelona pudo haber sido y no fue por culpa de la enfermedad ideológica que le inocularon.…  Seguir leyendo »

Desandando la libertad

¿Por qué el Gobierno solapa un atropello con otro? ¿A qué esa velocidad en lo despótico? La clave es que puede cometer más cacicadas mientras recorta los tiempos de reacción. Así el personal, desalentado, deja de criticar. Es lo que tiene el exceso de novedades, que cansa. Una sola exhibición de vanidad del parvenu -un avión para un concierto o un helicóptero para una boda, por ir al origen- puede hundir el prestigio de un político en una democracia normal. Pero dos corruptelas y tres demasías por semana, no. ¿Paradójico? Tal vez, como casi todo lo interesante.

De este modo, la opinión pública se desborda con tanto abuso, incapaz de prestarle a cada latrocinio, a cada alcaldada, a cada indignidad la atención requerida.…  Seguir leyendo »

El vendaval

Fuertes vientos en Madrid. También en la isla del Mediterráneo desde donde escribo esta página. Tarde o temprano, sin sujeción a ciclos previsibles (fuera de la meteorología son superstición), un vendaval se lo lleva todo. Llega de súbito y se marcha dejando los escenarios de nuestra vida desbaratados, irreconocibles, perdidos para siempre.

Así la operación de las fuerzas contrarias al sistema del 78, que no es que vayan ultimando sus planes, pues un tipo como el narcisista vacuo tiene antojos más que planes, arrebatos más que estrategias, ataques de vanidad más que agenda y una insensatez que le mueve como al piloto temerario amigo de vendarse los ojos.…  Seguir leyendo »

Mediaba la segunda legislatura de Aznar cuando Zapatero, aupado al liderazgo socialista contra pronóstico en 2000, mostró su verdadero rostro. El hoy lobista del régimen de Maduro reveló por fin a Caperucita que su boca era tan grande para comerse mejor la fértil democracia española. La primera y descarnada etapa del lobo va del «Nunca máis» al «Pásalo» del 13-M, hitos, como la gala de los Goya del «No a la guerra», que jalonan la visita del PSOE a un añorado escondite moral: la gradual deslegitimación de media España. Que Aznar se impusiera un límite de dos legislaturas fue algo virtuoso sobre el papel, sin contexto, pero debilitó fatalmente a una derecha aún unida bajo las mismas siglas.…  Seguir leyendo »