Juan Claudio de Ramón Jacob-Ernst

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Todo fumador sabe que llega un momento en que la piedra del mechero se gasta: la chispa, brillante y obediente antaño, ya no salta. Frotamos la yema con la rueda hasta hacernos daño, sin lograr generar la llama que permite encender el cigarrillo. Es la hora resignada de tirar el mechero a la papelera y comprarse otro. Con las palabras sucede algo parecido. Pasado un tiempo, el uso las desgasta debilitando su capacidad de comunicar. Por ello, así como el agricultor, con tal de no agotar su suelo fértil, alterna de estación en estación el tipo de cultivo o deja parcelas en barbecho, así los hablantes rotan cada tanto las palabras, para no agotar con su repetición abusiva su potencia expresiva.…  Seguir leyendo »

Queremos que haya España

España es una cosa muy vieja pero los españoles hay que hacerlos nuevos a cada generación. Afirmación autoevidente. No hay culturas ni lenguas propias: todas son aprendidas, es decir, enseñadas. Quien tiene hijos sabe que, al nacer, los seres humanos no tienen ni idea de cuál es su cultura o lengua nacional ni les interesa. Poco a poco descubren una tradición, que, por haber nacido aquí y no allá, está a su alcance y los vincula más estrechamente con unas personas que con otras. Los países, formaciones históricas y carentes de esencia o identidad, son herencias que pasamos de generación en generación.…  Seguir leyendo »

Sorprende una nueva invitación para hablar del tema catalán, que es el tema de España, que es el tema de su crisis territorial y de la unidad de su Estado. Parece a estas alturas mucho pedir a un auditorio hacer acopio de curiosidad para prestar oídos a algo acerca de lo cual todo parece dicho y redicho, mirado y remirado, vuelto y revuelto, las posiciones de cada cual sabidas y consabidas.

A veces, un problema que no ha dejado de inquietarnos empieza, sin embargo, a sernos motivo de hastío.

De modo que me esforcé en buscar un enfoque original. La solución, que confieso peregrina, fue toparme con esa expresión viejuna y algo vergonzante, por muy pisada en el lagar del régimen franquista: “Santiago y cierra, España”.…  Seguir leyendo »

La indignación por el cartel de la serie televisiva Patria –donde el cadáver bajo la lluvia de una víctima de ETA se yuxtaponía al cuerpo desnudo y vejado de un etarra– me recordó otra polémica: la que trajo un vídeo del Gobierno para celebrar el 40º aniversario de la Constitución en que dos veteranos de la Batalla del Ebro (Germán, que luchó en las filas franquistas, y José, que lo hizo en las republicanas) charlaban cordialmente a la vera de un río, símbolo de sus arduas y trabajosas vidas. La equiparación de combatientes de uno y otro bando no gustó al líder de Podemos y hoy vicepresidente, Pablo Iglesias: «Equiparar a los defensores de la democracia con los del fascismo no ayuda a la memoria histórica».…  Seguir leyendo »

¿Podemos ser monárquicos ya?

Usted, lector, lo habrá escuchado tantas veces como yo: «No soy monárquico, pero me siento a gusto con esta monarquía, cambiar de régimen no es un debate que me interese en este momento, la monarquía cumple su función, mi corazón es republicano, pero tengo simpatía por este Rey que encarna los valores del republicanismo mejor que muchos políticos, etcétera». Durante décadas este ha sido el alambique retórico por el que muchas inteligencias del país han destilado su respaldo a la monarquía en España: yo-soy-republicano-pero. Valgan de ejemplo estas palabras pronunciadas hace poco por el presidente Felipe González: «Nunca fui monárquico y creo que a estas alturas ya no lo seré, pero prefiero una monarquía republicana como la que tenemos a una republiqueta».…  Seguir leyendo »

Desde hace unos años un grupo de personas promovemos la aprobación de una ley de lenguas que pacifique la lamentable y corrosiva querella lingüística en España. La idea, en esencia, consiste en importar para nuestro país un concepto y un principio que en otras democracias multilingües sirven para ordenar la convivencia entre hablantes: el concepto es el de derechos lingüísticos, desconocido por nuestra legislación. El principio se resume en la idea de que, en una democracia, los derechos lingüísticos son de los administrados y las obligaciones de las administraciones.

La expresión más articulada de la propuesta figura en un libro de reciente aparición: Por una Ley de Lenguas: Convivencia y Plurilingüismo (Deusto) de Mercè Vilarrubias.…  Seguir leyendo »

¿Qué liderazgo para Cataluña?

La literatura sociológica distingue entre un tipo de liderazgo transaccional y otro de carácter transformacional. El líder transaccional gestiona una rutina organizativa que no cuestiona: su objetivo es que nadie infrinja las reglas establecidas; cuando esto sucede y la norma queda en suspenso o disputa, intentará restaurar el anterior equilibro, transaccionando —llegando a acuerdos— con los diversos actores en liza, a través de un sistema de castigos y recompensas: la vieja y probada táctica del palo y la zanahoria. Al encarar una crisis, el líder transaccional no busca cambiar nada; lo que quiere es que las cosas vuelvan a funcionar según la pauta conocida.…  Seguir leyendo »

Si quienes nos exhortan a no mezclar el proceso secesionista con los salvajes atentados de agosto en Barcelona, lo que nos dicen es que ningún independentista tiene culpa de la tragedia, la afirmación es tan banal como justa. Tampoco cabe imputar a las maniobras desleales de la Generalitat un adarme de culpabilidad. Atentados como este y peores han ocurrido en países centralizados sin tensiones territoriales. Pero si lo que se sostiene es que en el anáflisis editorial no se debe hacer referencia al contexto político en el que se produce el ataque, ni a las posibles interacciones entre el llamado procés y la tragedia, entonces lo que se pide a los periodistas es que no hagan su trabajo y se priven de las claves que permiten entender el modo en que desde la semana pasada se han conducido los distintos agentes políticos.…  Seguir leyendo »

El país de las segundas oportunidades

Emigrar nunca es fácil, y cuando es el resultado no de una opción sino de una ausencia de opciones, es siempre una experiencia penosa, sólo compensada, y no para todos, por la desaparición de las circunstancias que forzaron la marcha. Pero si uno ha de emigrar y empezar de nuevo, puede que el mejor sitio para hacerlo sea el país de cuya creación hoy se cumplen ciento cincuenta años: Canadá.

Porque aunque sean muchos los países que presumen de tradición hospitalaria –cuando los inmigrantes pueblan las ramas más lejanas del árbol genealógico parecen molestar menos y se convierten incluso en motivo de jactancia– lo cierto es que en materia de acogida Canadá, una nación fraguada al calor de cuatro siglos de inmigración sin pausa, destaca por encima de todos.…  Seguir leyendo »

El final del paradigma Ortega-Cambó

Durante más de un siglo, con excepción de la dictadura y especialmente tras la recuperación de la democracia, la manera de abordar la cuestión catalana se ha regido por lo que podemos llamar el paradigma Ortega-Cambó. Hoy podemos asegurar que esta doctrina está agotada y requiere reemplazo.

De Ortega, el paradigma toma la idea de conllevanza. Esto es, el problema catalán no tiene solución. A lo sumo se puede conllevar. Ni la independencia ni la cabal y serena integración de Cataluña en España son posibles. Ambas partes han de conformarse con vivir en una situación de perenne empate. Siento enorme respeto hacia nuestro más alto filósofo, pero, en mi opinión, la conllevanza es solo una ocurrencia de phraseur.…  Seguir leyendo »

El PSOE y su desgarro

La crisis del PSOE se suele enmarcar en la crisis general de la socialdemocracia europea. Su versión simplificada dice: el socialismo era el partido de un movimiento, el obrero; desaparecido este, la clase trabajadora se descompone en un haz de colectivos con intereses no siempre conciliables, haciendo difícil armar las amplias coaliciones de votantes que aupaban a la socialdemocracia al poder. Es una hipótesis que retener. Lo que se echa de menos, en cambio, es la capacidad de incardinar esa tesitura en el contexto histórico específicamente español: cómo la dificultad para navegar en un mar electoral fragmentado se combina con la muy concreta derrota —en términos marineros— que ha conducido al PSOE a su estado de postración y división.…  Seguir leyendo »

Tres vías canadienses

Tiempo habrá el año que viene de elogiar cabalmente ese admirable país que es Canadá, en el 150º aniversario de su nacimiento como federación. Por ahora, ampliemos el campo de lo que el socialismo catalán llama “vía canadiense”. Porque, si bien discrepo del PSC en sus recetas, sí creo que la peripecia política de Canadá ofrece interesantes lecciones para España. A fin de cuentas, Canadá es la única democracia que ha gestionado con éxito un intento de separación de raíz identitaria y eminentemente lingüístico, que es lo que tenemos nosotros, por más que se lo pretenda revestir de motivos más augustos.…  Seguir leyendo »

Las elecciones de diciembre fueron un pequeño chasco para Ciudadanos. Los cuarenta diputados obtenidos supieron a poco porque para poco, en principio, servían. Pero, tras la renuncia de Rajoy a presentarse a la investidura, se abrió un escenario que Ciudadanos supo rentabilizar al máximo. Interpretando correctamente el ánimo del tronco central de sus votantes, ató al PSOE al mástil del centro (un mástil al que Sánchez quiso con sabiduría dejarse atar) y logró acordar con los socialistas un documento de gobierno más que decente que compactaba la vida política española en el centro reformista (que es desde donde los países prosperan).…  Seguir leyendo »

El jardín de las naciones españolas

Cada vez que alguien apunta al reconocimiento de la plurinacionalidad del Estado como el necesario remedio a la querella territorial, permanece flotando en el aire una cuestión que, a mi modesto sentir, habría que aclarar primero: cuántas y cuáles son las naciones que hay. Recuerdo a este respecto unas arcanas declaraciones de Pascual Maragall, afirmando que en España había “tres naciones seguras y alguna probable” (Abc, 6 de noviembre de 2005). Lo que brinda material para la especulación:

a) Tantas naciones como lenguas: supongamos que no hay nada que objetar a la tesis de que allí donde hay una lengua hay una nación.…  Seguir leyendo »

Se podía esperar. Muchas nuevas candidaturas que han concurrido a comicios en nuestro país optaron por incluir en su denominación la fórmula “en común”, adherida al nombre de ciudad o comunidad correspondiente. Así, tuvimos Barcelona en comú, Cádiz en común o Bilbao en común. Hubo más acuñaciones y ninguna dejó de incluir en su lema el topónimo adecuado. Tal regla conoció una conspicua excepción. Cuando hubo que plantear una plataforma de ámbito estatal nunca estuvo en la mente de sus promotores denominarla España en común (la fórmula acabó siendo Unidad Popular en Común). Ciertamente, nada sorprendente. El nombre de España es impronunciable para un sector de la izquierda, que prefiere expresiones como “Estado español” o “este país”.…  Seguir leyendo »

Un consejo para el PSOE

Que el PSOE es un partido clave para el sistema político español lo prueba que muchos españoles que no lo votan desean que se mantenga como una referencia sólida. Es natural que así sea. El partido socialista es uno de los grandes arquitectos de la España constitucional de 1978 y, por lo mismo, artífice del que es sin disputa el periodo de mayor libertad, prosperidad y justicia social de nuestra historia. También tiene sentido que sean precisamente los que desprecian el magno acuerdo de 1978 —no porque les haya ido mal, sino por resentimiento o manía ideológica— los que anhelan ahora la ruina del PSOE.…  Seguir leyendo »

La posibilidad de celebrar un referéndum de independencia en Cataluña (y en todas las naciones que vayan surgiendo por el Estado) vuelve a suscitarse, ahora que Podemos lo exige como condición para asistir a un hipotético gobierno del PSOE. Personalmente creo que ceder a esta exigencia sería un error catastrófico para el Estado. Bastaría quizá con insistir en las buenas razones que daban en estas páginas Pau Marí-Klose e Ignacio Molina (El referéndum no es la solución, 2 de diciembre). Ahí se decía: ni es claro que ese famoso 80% de los catalanes anhele el referendo, ni este permitiría elucidar los deseos de la sociedad catalana (más bien nos informaría del estado de ánimo de una franja en el centro del espectro identitario), ni la votación, que ahondaría en la fractura social, es garantía de zanjar el problema, dado que el nacionalismo no aceptaría aquietarse en caso de perder la apuesta.…  Seguir leyendo »

El federalismo necesita el bilingüismo

La democracia española y el autogobierno han recuperado el catalán como lengua oficial y viva, dejando atrás el oscuro periodo en que su uso estuvo perseguido y sus hablantes hostigados. El reencuentro de los catalanes con la lengua de Verdaguer, Pla o Rodoreda ha sido una de las grandes victorias colectivas de la que todos los españoles podemos sentirnos orgullosos. Lograda esta tarea ahora se abren dos caminos divergentes para Cataluña. Uno es profundizar en el monolingüismo, como de manera más o menos confesada tratan de hacer los sectores soberanistas. El objetivo ya no sería expandir el uso del catalán, sino expulsar del espacio público a la otra lengua en la que los catalanes han vivido desde hace siglos, el español o castellano.…  Seguir leyendo »

Otra vez «begin the beguine», o el viejo tejer y destejer de la España, nueva Penélope del viejo Larra. Estoy en contra de alterar el callejero enmendando la plana a tres décadas de gobiernos democráticos de unos y otros. Quiero decir que el consistorio madrileño siempre ha tenido una política muy medida y razonable de honores urbanos. El callejero, en principio, debe tener estabilidad. Primero, por razones de orientación; y segundo, para no provocar disgustos innecesarios. Y es que todo el asunto de las calles ya lo trató mi alcalde, don Enrique Tierno. Les cuento cómo fue.

Don Enrique pretendía ser alcalde de todos y por eso solía prestar bastante atención a los que no le habían votado.…  Seguir leyendo »

A la sombra de la bandera

Al exhibir la bandera de la democracia española en su último mitin, Pedro Sánchez no solo ha realizado un gesto liberador para miles de militantes socialistas y del agrado de millones de españoles; también ha descolocado a su principal rival por la izquierda. Desde hace meses se rumoreaba que en Podemos se estaban pensando si sacar o no la bandera española a la calle y ahora el PSOE se les ha adelantado. El asunto no es menor. Si, en la estela de Sánchez, Pablo Iglesias y los suyos se sacuden los complejos que impiden a la izquierda española contemporánea hacer de la bandera constitucional un signo de dignidad popular, algo habrá cambiado en nuestra cultura política.…  Seguir leyendo »