Una izquierda sin mechero
Todo fumador sabe que llega un momento en que la piedra del mechero se gasta: la chispa, brillante y obediente antaño, ya no salta. Frotamos la yema con la rueda hasta hacernos daño, sin lograr generar la llama que permite encender el cigarrillo. Es la hora resignada de tirar el mechero a la papelera y comprarse otro. Con las palabras sucede algo parecido. Pasado un tiempo, el uso las desgasta debilitando su capacidad de comunicar. Por ello, así como el agricultor, con tal de no agotar su suelo fértil, alterna de estación en estación el tipo de cultivo o deja parcelas en barbecho, así los hablantes rotan cada tanto las palabras, para no agotar con su repetición abusiva su potencia expresiva.… Seguir leyendo »