Juan Cruz

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Esta es una historia inglesa. Es decir, de las que pasan en aquel reino y no se conciben en otras partes del mundo. Ocurrió a finales de los años noventa, afectó a un diario, The Guardian, y a un diputado y ministro, Jonathan Aitken, que aspiraba a suceder a John Major al frente del Gobierno de su majestad. El diputado terminó en la cárcel, arruinado y desacreditado para la política, abrazado a Dios y al arrepentimiento. Fue, se dijo entonces, cuando hizo pública su dramática disculpa, más explícito que Job en su manera de confesar sus pecados.

Su pecado fue mentir.…  Seguir leyendo »

Estuve en La Habana en 1990, quizá una quincena. Al cuarto de hora de llegar la ciudad era como mi casa, o así me trataban los cubanos. De tú, rápidamente, de compañero, enseguida; fue enseguida como un abrazo caliente, pero no siempre era así. La mayor parte del tiempo el abrazo fue caliente, pero también pude notar el frío.

De aquella experiencia publiqué un texto en EL PAÍS entonces. Qué tal en Cuba. Al volver, la gente me preguntaba: “¿Qué tal en Cuba?”, y así titulé mi relato de lo que allí había vivido.

Cuba ejerce, ha ejercido, siempre seguirá ejerciendo, una enorme fascinación sobre los que conocen su historia, sobre los que han leído su literatura, sobre los que han vivido allí, sobre los que hayan escuchado contar cómo es de día, de noche y en sueños.…  Seguir leyendo »

Hay un malentendido con respecto al periodismo parecido a aquel que tanta gracia le hizo a Mark Twain con respecto a la noticia prematura de su propia muerte. El periodismo no está en crisis, está en crisis la industria que lo hace posible. Periodismo es, aún, lo que dijo Eugenio Scalfari, el fundador de La Repubblica de Roma, en una frase ante estudiantes españoles en la Escuela de EL PAÍS: “Periodista es gente que le dice a la gente lo que le pasa a la gente”.

Y eso, decirle a la gente lo que pasa, se puede hacer en papel, en tableta o en escafandra; la crisis de la industria va por un lado; nos afecta, claro, pero el sendero actual reclama volver al antiguo camino que marcaba el maestro italiano, quien, por cierto, veinte años más tarde, hace nada, dijo esto otro: “El periodismo es un oficio cruel”.…  Seguir leyendo »

De manera natural, sin otro aspaviento que ese ruido insoportable que hace el tiempo, se produce una conspiración subterránea contra el libro, y a ella asistimos, algunos aterrados y otros complacidos, creyendo que ese supuesto cadáver sigue muriendo.

Es curioso: lo están matando y dicen que muere. Dicen, por ejemplo, que la gente ya no lee, y entonces desnaturalizan la lectura misma, quitan de los presupuestos de las bibliotecas el dinero que solía haber para que estos templos laicos del saber se nutrieran de novedades o, simplemente, de los libros que harían falta para que esos edificios cumplieran con la finalidad implícita en su noble nombre.…  Seguir leyendo »

Los que hace 35 años teníamos 30 años, o casi, nos salvábamos del miedo, o de otras contingencias de la vida cantando como náufragos Al vent, la canción de Raimon que rompió los tímpanos de la noche en plena grisura franquista. Luego vino Joan Manuel Serrat (y también vinieron otros) y nos acostumbramos a cantar, de madrugada, las canciones de amor o de cuna dichas en catalán. Un idioma cristalino, lleno de un sonido que era a la vez marino y montañoso, montaraz y poético, bellísimo. Al tiempo nos hicimos lectores de libros que venían de Barcelona, y para muchos Barcelona era la capital a la que se dirigían nuestras pasiones (la futbolística, la cultural), conducidas a veces por Kubala y a veces por Marsé, Barral o José Agustín Goytisolo.…  Seguir leyendo »

Leamos: "Antes de que se acabe este siglo, el periodismo será todo lo que se imprima, abarcará todo el conocimiento humano. El pensamiento se expandirá por el mundo a la velocidad de la luz, concebido al instante, instantáneamente escrito, entendido de inmediato. Cubrirá la Tierra de un polo al otro: súbito, instantáneo, inflamado del fervor del alma que lo alumbró. Será el reino de la palabra humana en toda su plenitud. El pensamiento no tendrá tiempo de madurar, acumularse en la forma, morosa y tardía, de un libro. Hoy el único libro posible es un periódico".

Hasta el penúltimo punto, parece que el autor habla de la Red, esta bendición tan mal interpretada por los que no la desean y tan bien pregonada por los que la consideran el centro del porvenir de toda la cultura escrita.…  Seguir leyendo »

Imaginemos esto que parece ficción: el Gobierno de 2043 decide la disolución del Museo del Prado en un organismo llamado Industrias de la Pintura.

Solo esa exageración supuesta puede dar idea de la primera impresión que produjo en el sector de la cultura escrita, que es amplio, la decisión del Gobierno de concentrar en una dirección de industrias culturales la definición, hasta ahora sacrosanta, de las políticas del libro.

¿Eso es bueno, eso es malo? Según, como diría un gallego. Según quien aplique las políticas, y según qué sean estas políticas, decía el presidente de los libreros de Madrid, Fernando Valverde.…  Seguir leyendo »

Hace muchos años un lector me dijo que no soportaba a Fernando Vallejo. Era raro que un lector no soportara a Vallejo, que había escrito una novela memorable, La virgen de los sicarios, llena de la contundencia moral con la que aborda el colombiano su propia biografía.

Así que le pregunté a este amigo qué había pasado. Y me dijo: "Es que empecé a leer La virgen de los sicarios y...". Las razones que uno no sabe explicar están siempre en los puntos suspensivos. Lo que le había ocurrido fue que él no había sabido esperar por el libro; lo empezó a leer, el libro le fue diciendo unas cosas y a él se le fue el tiempo esperando otras.…  Seguir leyendo »

En la entrega de los legajos más tristes de Argentina, el informe sobre la mortífera acción de la dictadura, Ernesto Sabato le dice a Raúl Alfonsín que ese periodo sobre el que arrojó su mirada ya incierta y espantada había dado de sí ese término, "desaparecidos", que ahora circulaba por todo el mundo como un "triste privilegio argentino".

Ese momento, en el que él describe con esa contradicción, "triste privilegio", marcaría para siempre la frente de Sabato, la de su pasado como escritor de ficciones y la de su futuro como hombre público. Pues ya dejaría de ser, precisamente a causa de esa imagen, el autor de Sobre héroes y tumbas para ser, casi siempre, el autor de ese prólogo espantado que luego los que rehacen la historia terminarían rehaciendo a su modo.…  Seguir leyendo »

Hay que repasar las cartas del último periodo de la vida de Julio Cortázar para entender de nuevo por qué se le quería tanto. En la vida y en la literatura.

En esas cartas, que editó su primera mujer, Aurora Bernárdez, está la crónica más completa de su vida; que un hombre tan privado contara tanto de lo que le sucedía, muestra hasta qué punto quiso ser abrazado y entendido incluso cuando más distante se mostraba respecto al recuento de sus propias vicisitudes.

De su intimidad dice poco, pero de su dolor dice muchísimo. Leí ahora otra vez esas cartas; tras esa lectura, como el pago de una deuda que uno tiene con quien le regaló un tesoro, anidó en mí un afecto muy especial por el hombre, esa persona que disimuló sus tormentos a veces con altivez y a veces con una timidez que le atosigaría toda la vida.…  Seguir leyendo »

Juan Carlos Onetti decía que todo periodista debería tener al lado una mano que le golpeara cada vez que estuviera a punto de escribir una estupidez, informativa o sintáctica.

A mí tendría que haberme golpeado fuerte esa mano cuando conté en mi libro Egos revueltos que el académico sueco Knut Ahnlund, acompañado de su amigo el periodista Gabi Gleichman, había ido a ver a Camilo José Cela antes de que este recibiera la noticia de que él iba a ser Nobel de Literatura. Se infería en ese texto que el escritor español pudo haber sabido de antemano que iba a ser premiado.…  Seguir leyendo »

Un diputado catalán, y catalanista, de CiU, el que dijo el otro día que el president Montilla hubiera sido bueno para Franco, dijo también que España se parece cada vez más a las repúblicas latinoamericanas. ¿En qué? En que son repúblicas bananeras.

Qué sabrá él. Hay tantas cosas en las que España debería parecerse a América, y en tantas se parece, a decir verdad, que reducir a la comparación política esa semejanza es propio de un desprecio que no se merecen ni España ni América, por mucho que ese desprecio nazca del tópico al que se suben los que practican el desconocimiento para basar sus opiniones.…  Seguir leyendo »

Pedro Salinas, el autor de La voz a ti debida, sintió el impulso irrefrenable de defender la escritura de cartas (cosa que hace con reconfortante brillantez en El defensor) cuando leyó, en una oficina de correos de Nueva York, a principios de la década de los cuarenta del pasado siglo, este anuncio publicitario: "No escribáis cartas, poned telegramas".

El poeta afiló el cuchillo y gastó más de 200 páginas de su inspiración para defender, como una conquista de la civilización, la pausa que supone la escritura de cartas. Él escribió muchas, y algunas fueron tan íntimas que no se han podido publicar hasta mucho después de su muerte; y no soportó que, en la instalación de una nueva manera de comunicarse, los norteamericanos (y, por tanto, el mundo entero) estuvieran degradando la nobleza pausada de las cartas frente a la urgencia letal de los telegramas.…  Seguir leyendo »

María Rosa Alonso, que ayer cumplió 100 años en Tenerife, donde nació, cree que el drama del ser humano hoy es que ya no padece tres edades, sino cinco, y la peor es la vejez. Somos, sucesivamente, niños, adolescentes, jóvenes, maduros y viejos. "La vejez", me dijo hace poco, "es una lata, y la tenemos que aguantar". Añadió: "Pero hay que rebelarse, si no nos rebelamos el atardecer es terrible".

En una de esas edades, la principal de su vida, su drama no fue el tiempo, sino la guerra. La sufrió como un arañazo bestial, y la vivió en medio de una decisión que no ha abandonado nunca: aprender.…  Seguir leyendo »

Cuando se anunció que Alberto Oliart, abogado, poeta, memorialista, político y miembro de la generación de Carlos Barral, había sido nombrado, a los 81 años, presidente de la Corporación RTVE, los calendarios marcaban los siguientes cumpleaños: Manuel Aleixandre, actor, 92; Luz Casal, cantante, 51; Juan Pardo, cantante, 67; Rosa Regàs, escritora, 76; José Manuel Caballero Bonald, poeta, novelista y memorialista, 83; Carlos Fuentes, escritor, 81; Hans Magnus Enzensberger, escritor, 80; Leonardo DiCaprio, actor, 35; y Demi Moore, actriz, 47.

Ni Aleixandre ni sus compañeros de reparto en esta lista, excepto los dos actores norteamericanos, podrían trabajar ahora en la corporación que va a presidir el ex ministro de Defensa de la UCD.…  Seguir leyendo »

Poco antes de morir, y murió tal día como hoy hace 25 años, en París, Julio Cortázar hizo un viaje por España, poseído por la melancolía desconsolada producida por la muerte de su última mujer, Carol Dunlop; estuvo con amigos suyos (Mario Muchnick, entre otros) en Segovia, fue abordado por guardias civiles que querían su autógrafo, y pasó por Madrid y Barcelona. En Barcelona tuvo un encuentro que él contó luego en una de las últimas entrevistas que dio, a The Paris Review. En esa anécdota cabemos todos los que leímos Rayuela.

Contaba en esa entrevista Cortázar que en el barrio gótico de la Ciudad Condal se había detenido a escuchar un concierto de una joven que cantaba como Joan Baez.…  Seguir leyendo »

Hay un momento en que Juan Marsé se ensimisma en la conversación, mira al vacío y hace una pregunta que no tiene nada que ver con la conversación a la que asiste. Por ejemplo, pregunta: "¿Alguno sabe cuánto valía un café en 1950?".

Está ahí, en la conversación, en el bar, en la piscina o en la playa, y eso es lo que le preocupa, en ese instante. Es un orfebre, lo fue de la joyería, y lo es de la literatura; pulimenta, completa, no deja gato sin cascabel. Él sabe que el estilo es el hombre, pero el dato forma parte del estilo, y él no lo desdeña, lo busca, y hasta que no lo encuentra refunfuña.…  Seguir leyendo »

Alguien dijo que si se juntaran todos los que alguna vez le pidieron una entrevista, un prólogo, un artículo, una presentación, un libro e incluso dinero, a Manuel Vázquez Montalbán, no habría sitio para tanta gente ni en el Estadio Santiago Bernabéu.

A él le hubiera gustado, en todo caso, que fuera en el Nou Camp, o en el Miniestadi, pero tampoco le hubiera importado mucho que ese reconocimiento no se hubiera producido jamás. Le daría igual.

Sin embargo, conviene recordar que algunos reconocimientos (poéticos, y la poesía fue lo que más amó en su vida) han sido seguidos por un número tan exiguo de personas que resulta lícito preguntarse qué fue de la gratitud.…  Seguir leyendo »

Los que leímos Tres tristes tigres a finales de los años sesenta éramos, al menos en mi tierra, Canarias, los mismos que íbamos a llevar medicinas y otras vituallas a los barcos cubanos en los que ondeaba la bandera de la revolución reciente.

En uno de esos barcos había un marinero llamado Camps que me regaló Así en la paz como en la guerra, un conjunto de viñetas de Guillermo Cabrera Infante, y me regaló otros libros; en todos el marinero había puesto su nombre, y también lo había puesto en el libro de Guillermo Cabrera Infante.

Camps no sabía entonces, probablemente, que en ese momento ya estaba Cabrera Infante en el exilio, con su mujer, la actriz Miriam Gómez.…  Seguir leyendo »

Hay un libro, Los nuestros, de Luis Harss, que la Editorial Sudamericana publicó en 1966, después de que apareciera en inglés, y que ahora se lee como una foto fija de lo que luego se llamó el boom de la literatura iberoamericana; y leyendo esa foto fija uno se da cuenta de hasta qué punto el aparente interés español por la literatura iberoamericana es una impostura. En España de la leche interesa la nata; el resto lo tiramos, así nos hemos pasado la vida tirando lo que hay debajo -o encima- del boom; si ya conocemos el boom, para qué seguir leyendo.…  Seguir leyendo »