Visitando al viejo Faulkner
De manera que allí estábamos, caminando por un cementerio poco antes de la medianoche, aguantando la lluvia que nos emborronaba la visión escasa y desafiando la alerta de tornado que el Estado de Mississippi acababa de anunciar en todos los teléfonos móviles. Buscábamos la tumba de William Faulkner, pero el alumbrado público era débil y la noche era oscura, y en algún momento nos tuvimos que preguntar para qué lo estábamos haciendo: y si no lo hicimos, creo yo, fue por evitarnos la vergüenza de aceptar que no teníamos ninguna razón sensata para andar persiguiendo la lápida de un escritor entre las de otras buenas gentes, por más importante que el escritor fuera para nosotros.… Seguir leyendo »