Haz lo que yo te digo
Hace años en un viaje a La Habana, mi viejo y buen amigo Miguel Ángel Aguilar, Pepe Oneto, tan recordado, y yo, alquilamos un taxi para movernos por los alrededores. El taxista, un tipo entrado en años y con esa amabilidad cercana de los cubanos, nos ilustraba sobre aspectos más o menos curiosos. Recuerdo que Pepe le preguntó si el taxi era suyo, y contestó que él conducía el coche, lo tenía concedido, y eso era importante. Justificó haber sido beneficiado con esa concesión, no obviamente con la propiedad, porque había cumplido con la revolución luchando en Angola.
Soy un enamorado de Cuba, mi abuelo nació en Manzanillo, donde me acogieron con los brazos abiertos.… Seguir leyendo »