Julio Llamazares

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Curtido en los exuberantes serrijones de la montaña leonesa, Julio Llazamares es una voz imprescindible para entender eso que ahora llamamos la España vacía. El título del ensayo de Sergio del Molino en Turner ha tenido la virtud de bautizar una realidad nacional –la despoblación de más de la mitad del territorio de España–, que antaño se reducía a un enfoque local. A ello hay que sumar otros libros imprescindibles para entender este proceso de vaciamiento del campo español, cuya obra canónica es La lluvia amarilla (1988). Llamazares relató el soliloquio de Andrés de Casa Sosa, el último habitante de Ainielle, una aldea anclada en el Pirineo de Huesca.…  Seguir leyendo »

Cada vez que nieva en España, algo que no es habitual (en comparación, me refiero, con otros países de Europa), las televisiones se llenan de personas indignadas que responsabilizan a las autoridades de sus problemas tanto si eran evitables como si no; incluso -en el primero de los supuestos- cuando el culpable de esos problemas es el propio reclamante por no haber atendido las advertencias de precaución de aquéllas o por no cumplir con su obligación (llevar cadenas en el coche, por ejemplo).

La escena se repite en muchas otras ocasiones, ya sea a causa de una inundación, un vendaval, una pedrisco o cualquier otro fenómeno meteorológico.…  Seguir leyendo »

Compartiría los objetivos de ese autodenominado Partido Pirata que defiende la gratuidad de la cultura con el argumento de que es beneficiosa para las personas si, primero, eso fuera verdad siempre y, segundo, su deseo de gratuidad se hiciera extensivo a todas las cosas que nos benefician a las personas: los alimentos, la luz, el agua, la vivienda, los transportes...

Pero, como quiera que estos modernos piratas que utilizan, en vez de barcos y armas, el ratón de su ordenador para apropiarse de la propiedad ajena y cuya denominación no les ha impedido presentarse a diversas elecciones y alcanzar incluso representación parlamentaria en Bruselas -lo que habla no sé si de la grandeza o de la estulticia de la democracia-, circunscriben su interés únicamente a lo que se conoce comúnmente por cultura, uno no puede menos que rebelarse ante ellos, so pena de que le tomen por tonto.…  Seguir leyendo »

Muchos de los españoles que pudieron estudiar gracias a la existencia de una enseñanza pública ahora llevan a sus hijos a colegios y universidades privados, que son mejores según afirman, entre otras cosas menos objetivas, porque no todo el mundo puede acceder a ellos. Del mismo modo, en lugar de a la Seguridad Social, que está tan masificada, acuden a la sanidad privada, más personal y mejor según ellos (aunque, cuando se les presenten problemas de envergadura, les desviarán a los hospitales públicos, que disponen de más medios y más médicos) y, como se fían más de los bancos que del Estado, lógicamente, pues éste va a quebrar en cualquier momento, contratan seguros privados que les garanticen el bienestar futuro.…  Seguir leyendo »

Durante siglos -escribe Álvaro Martínez-Novillo-, los españoles permanecimos ajenos al paisaje, avergonzados seguramente por la pobreza y la sequedad de los nuestros, comparados sobre todo con los del centro y norte de Europa. Se identificaba entonces, y aún se sigue haciendo hoy, lo verde con lo bello.

Así que fueron los extranjeros, en especial los viajeros románticos de los siglos XVIII y XIX que recorrieron nuestro país, los que nos descubrieron a los españoles, en opinión de Martínez-Novillo y de otros estudiosos de la historia del arte en nuestro país, el pintoresquismo de unos paisajes que, inéditos para ellos, consideraban de gran belleza, tanto más acentuada cuanto más alejada estaba de la de los de sus países de procedencia.…  Seguir leyendo »

Se podrá dudar de la palabra del sastre que confeccionó los trajes de los que tanto se habla en la prensa española últimamente, pero no de su profesionalidad: a sus destinatarios los trajes les sientan de maravilla.

Así que, si yo fuera el juez, seguiría investigando por ahí, puesto que, aunque no deja de ser cierto lo que dijo el presidente del partido al que aquellos pertenecen de que nadie se vende por cuatro trajes, no es menos cierto que, si éstos están tan bien cortados como se ve, cualquiera puede caer en la tentación de ponérselos, máxime si, como es el caso, ha de cambiar de traje a diario en función del cargo que ostenta, siempre al servicio de los demás, por supuesto.…  Seguir leyendo »

En el verano de 1981, cuando realicé el viaje por el Curueño que me serviría de base para mi libro El río del olvido, vivían en aquel valle más de 4.000 personas. Hoy difícilmente llegan a las mil. Las malas comunicaciones, el envejecimiento de la población, el desplome de la ganadería y la minería -sus dos pilares fundamentales-, junto a la falta de horizontes y de trabajo para los jóvenes y la casi absoluta carencia de inversiones del Estado, salvo para indemnizar a la gente por dejar de trabajar y hasta por irse, han condenado a aquel valle, como a toda la montaña leonesa, a una muerte segura e irreversible, salvo en los contados sitios en los que tienen la suerte (antes era una desgracia) de que les nieva abundantemente, por lo que cuentan con estaciones de esquí y con las infraestructuras que conllevan éstas.…  Seguir leyendo »

Conocí a Juan Benet ya en sus últimos años, cuando el ingeniero y escritor paseaba su prestigio por Madrid después de décadas ignorado por una crítica literaria anclada en el realismo y por su propia actividad como ingeniero, que le llevó a pasar largas temporadas lejos de la capital. Por los primeros años ochenta, época a la que me refiero, Benet había impuesto su opción estética y narrativa y, aun cuando no fuera un autor popular, cosa que era imposible dadas sus características, gozaba de un gran prestigio que él se encargaba de subrayar con su aire displicente de escritor anglosajón (o de general sudista, como dijo creo que Manuel Vicent) y su carácter provocador, que mucha gente tomaba por arrogancia.…  Seguir leyendo »

Que el campo es ese lugar donde los animales pasean crudos es frase archiconocida que cada uno atribuye a quien le parece (algo que ocurre con casi todas) y que demuestra, aparte del alejamiento de las sociedades europeas actuales del mundo del que surgieron, el desprecio que éstas sienten por todo lo que no sea tecnología y modernidad. Algo que viene ya de muy lejos, del tiempo en el que las ciudades se erigieron en modelos de convivencia y vitalidad, y que se ha acentuado al correr del tiempo, especialmente en los países que, como el nuestro, todavía arrastran ciertos complejos relacionados con su pasado agrícola y campesino.…  Seguir leyendo »

Guardo en mi casa de vacaciones -la vieja casa de mi familia- el retrato de un hombre al que no conocí, pero cuya presencia me ha acompañado siempre, al igual que a mis padres y a mis abuelos. Se trata del retrato de un tío mío, maestro de la República, que desapareció en la guerra y al que, mientras vivieron, sus padres y sus hermanos buscaron inútilmente. Tal vez por eso su foto permaneció siempre en el comedor presidiendo las comidas y reuniones familiares y por eso yo la conservo, no en el mismo lugar, pero sí en otro preeminente, después de reformar la casa hace algunos años.…  Seguir leyendo »

La reconvención del Rey al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, que tanto patriotismo español ha desatado (ignorando u obviando que el Rey tiene un papel institucional que ha de respetar) me ha hecho pensar, aparte de en estas cosas, en la cantidad de gente a la que me gustaría poder decirle lo mismo. No sólo entre los políticos, sino también entre los periodistas y hasta entre mis vecinos de calle y de portal. El mundo está lleno de iluminados que ni escuchan ni dejan hablar al resto.

En España, esa situación cobra ya tintes de patología social. Al ruido ambiente, que es conocido y que nos sitúa, según parece, a la cabeza de los países más ruidosos del planeta (ignoro si ello contribuye a acrecentar el cambio climático), se une, en estos últimos tiempos, el guirigay político y periodístico que invade todos los estamentos, desde los más ilustres, como los parlamentos, hasta los medios de comunicación.…  Seguir leyendo »

Hasta los 24 años fui leonés, pero un día, cuando me desperté, me dijeron que era castellano-leonés. Lo habían decidido en una cena el día anterior Rodolfo Martín Villa, por la UCD, y Gregorio Peces-Barba, por el PSOE. Desde entonces, arrastro ese apelativo sin saber qué significa y, como la mayoría de los leoneses, sin sentirme identificado por él.

No hace mucho, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, leonés de crianza y sentimiento, manifestaba solemnemente, a propósito de la polémica suscitada en torno a Navarra en relación con la presunta negociación política existente con ETA sobre esa comunidad, que "Navarra será lo que los navarros quieran".…  Seguir leyendo »

Extraña a muchas personas que Madrid sea tan conservadora, cuando nadie debería sorprenderse de ello. La esencia de Madrid es el poder y el poder es conservador por definición.

Mientras el poder de Madrid, que se basa en su capitalidad (cuyo origen está en su situación geográfica; no hay más motivos para ese hecho), no se ha discutido, Madrid ha sido una ciudad abierta, más tolerante incluso que el resto, pero, en cuanto ese poder ha sido puesto en cuestión, la ciudad ha cerrado filas en su defensa, como esas familias nobles que ejercen de liberales mientras nadie les toca sus privilegios.…  Seguir leyendo »

En 1977, cuando el hoy premio Cervantes Antonio Gamoneda era un perfecto desconocido, publicó un libro de poesía que a muchos nos conmocionó. Se llamaba -se llama- Descripción de la mentira.

Cuando apareció ese libro, Antonio Gamoneda llevaba 17 años sin publicar. Así que, para los jóvenes como yo era, como para la mayoría de los que lo leyeron, Descripción de la mentira supuso todo un descubrimiento. Se trataba de una poesía distinta, hermética, pero bellísima, y, sobre todo, llena de interpretaciones. No hace falta que yo diga que para mí aquel libro sería fundamental.

Sé que a Antonio Gamoneda, tan poco amigo de las simplificaciones, la lectura que algunos hicimos entonces de su libro no le agradaría mucho, aunque, con su buen estilo, nunca dijo nada en contra.…  Seguir leyendo »

Además de una gran película, La vida de los otros, del director alemán Florian Henckel, es una fuente de reflexiones; no sólo de carácter cinematográfico, sino también social y cultural en sentido amplio.

La primera reflexión que la película sugiere viene dada por su contenido. Afecta a lo que en ella se nos cuenta y nos empuja hacia otras consideraciones. Por ejemplo: ¿por qué en algunos países la sociedad se interesa por su pasado reciente mientras que en otros, como en España, éste sigue siendo tabú, cuando no materia de confrontación directa? O bien: ¿por qué en países como Alemania, con una historia tan cruel o más que la nuestra, los ciudadanos pueden acceder a los archivos policiales del Estado mientras que en España siguen siendo territorio prohibido todavía?…  Seguir leyendo »

Desde hace tiempo, cada vez recuerdo con más frecuencia la famosa frase de Shakespeare en Macbeth: "La vida es una sombra... Una historia contada por un necio, llena de ruido y furia, que nada significa". No es que yo, personalmente, esté atravesando una mala racha. Se trata de que una serie de personas se han empeñado en ensombrecernos a todos la existencia por la vía de enturbiar la realidad.

El primer brote de ruido y furia ya lo vivimos los españoles en los últimos años del felipismo, cuando la corrupción, el GAL y la propia prepotencia del Gobierno socialista de aquel tiempo dieron alas a sus opositores para convertir la vida de este país en un guirigay, con el claro objetivo de recuperar el poder perdido.…  Seguir leyendo »

Mientras las provincias de la costa se llenan de construcciones, la España del interior se despuebla. Esas son las verdaderas dos Españas y no las de Machado, pese a que todavía perviven (no hay más que ver nuestro Parlamento).

Desde hace varias décadas, España se resquebraja, y no políticamente, dividida en dos mitades, la de las regiones ricas y la de las regiones pobres, que el mapa marca perfectamente: las ricas son las que baña el mar y las pobres las que están lejos de él. Solamente Madrid es la excepción, por los motivos que todos conocemos.

Extremadura, las dos Castillas, Aragón, el antiguo reino de León y las provincias interiores de Galicia se han ido así despoblando, aprisionadas entre las dos presiones que marcan el desarrollo de este país: la centrífuga de la periferia y la centrípeta de Madrid.…  Seguir leyendo »

Las palabras las carga el diablo, como las armas. Por eso, desde siempre, el hombre las ha usado con cuidado, no fueran a explotarle entre las manos. O entre los labios, para ser precisos.

Nunca hasta ahora, no obstante, el miedo a las palabras ha sido tan evidente ni tan exagerado el tacto con el que se utilizan; no sólo entre los personajes públicos, sino también entre la gente anónima, arrastrada por aquéllos a un lenguaje que no sólo no es el suyo, sino que muchas veces ni entiende. Lo que provoca situaciones que en ocasiones rozan lo histriónico, cuando no entran directamente en la condición de humor.…  Seguir leyendo »