Vivir en la calle me costó 54.000 dólares
Quedarme sin un lugar donde vivir se sintió como si hubiera ocurrido en un abrir y cerrar de ojos. Fue como si en un momento hubiera estado de pie en un prado junto a mis caballos, acariciando sus crines, y al siguiente hubiera estado acostada dentro de una bolsa de basura de plástico en la banca de un parque, envolviendo mi cuerpo tembloroso con ropa.
De hecho, ocurrió en el transcurso de doce meses devastadores entre 2013 y 2014. La casa que alquilaba en Oregón se quemó. Mi madre murió de un cáncer que, hasta poco antes, nadie sabía que tenía.… Seguir leyendo »