Luis Antonio de Villena (Continuación)

En alguno de los muy sabios libros de Juan Gil-Albert (un gran clásico contemporáneo) está escrito que lo que más lo desasosegaba de los partidos políticos españoles o de sus facciones, era que uno no quería vencer o superar al otro (como es natural en una democracia y en buena lid) sino que uno quería «aplastar» al otro, deshacerlo, machacarlo Gil-Albert tenía el recuerdo doliente y dolido de la Guerra Civil y el exilio, pero ¿no quedamos cuando la famosa Transición que ya habíamos olvidado las inquinas fratricidas y que ahora éramos (¡por fin!) europeos y educados, y que queríamos ganar al adversario pero no destruir al enemigo?…  Seguir leyendo »

Se ha dicho -acaso con razón- que la prostitución (posiblemente con la caza) es «el oficio más viejo del mundo». En España las mancebías o casas de lenocinio fueron legales hasta 1956. Quien esto escribe -niño aún- recuerda colas de soldados en ciertos establecimientos, y a la muchacha de casa, que sin que yo lo entendiera (nada me explicaba) decía: «No mires». Ahora la vigente corrección política no sabe qué hacer con el tema, y se diría que tampoco mira con demasiadas anteojeras. Para afrontar el fenómeno de la prostitución -femenina o masculina- hay primero que diferenciar pecado de delito. Obviamente, para católicos y cristianos la prostitución es un pecado, pero también lo es acostarse con la novia sin estar casado.…  Seguir leyendo »

Siento no recordar quién fue el académico de la RAE (quizá su presidente Víctor García de la Concha) que al ser preguntado por cuál era el peligro futuro de la lengua española -si existía tal peligro- respondió clarividentemente: la incultura. El periodista, antes, había expuesto y recordado algunos datos que casi todos conocemos: el español es hoy día (en orden a la extensión geográfica de sus hablantes) la segunda lengua del mundo. Es hablada ya por 400 millones de personas y crece su expansión en número de estudiantes, al ser lengua cooficial en algunos lugares de EEUU (la ciudad de Nueva York, por ejemplo) y al crecer el número de hispanos que pueblan esa república.…  Seguir leyendo »

La barba que se dejó en sus años de profesor de Literatura Española en la Universidad de Nuevo México en Albuquerque (EEUU) le dio, al ir encaneciendo, para los que le conocimos mediando la pasada década de los 70, un aire de hombre cosmopolita y viajado, que mucho contradecía con sus fotos de los años 50, cuando era funcionario en Madrid, como Juan García Hortelano, y tenía un aspecto más local o, como Carlos Barral decía, más carpetovetónico. Buen bebedor y nocherniego -como tantos de su generación, la del 50- Angel era un hombre cordial, sano, liberal, entrañable, y como dijo su tan querido Antonio Machado «en el buen sentido de la palabra bueno».…  Seguir leyendo »