Pasiones de pocos, necesidades pasajeras
Para encontrar una explicación al súbito y prolongado protagonismo de la malversación; tras la reforma del Código Penal (CP) y los Autos de los magistrados Marchena y Llarena, nada como echar mano del pensamiento de Cesare Beccaria.
El ilustre criminólogo –quien sostenía que la cárcel era mucho peor que la pena de muerte– consideraba que las leyes no pueden ser «partos casuales de una necesidad pasajera; que debiendo ser dictadas por un desapasionado examinador de la naturaleza humana, han sido instrumento de las pasiones de pocos».
La reforma exprés del CP por la que la malversación, sin ánimo de lucro será, como máximo, de cuatro años de prisión, en lugar de los hasta 12 anteriores, habría tenido como objetivo rebajar penas impuestas a condenados por esos delitos, y fuera necesaria –según el presidente del Gobierno– para resolver la crisis territorial en Cataluña.… Seguir leyendo »