Lo que no se dijo en el Círculo de Barcelona
Hay países que disfrutan de la tranquilidad de una cierta uniformidad. Cuentan con una cultura y un idioma compartidos, que crean nexos muy fuertes, por lo que su unidad nacional, su propia existencia como país, no está en modo alguno amenazada (véase Japón, o Francia).
Sin embargo, otros tienen que lidiar con presiones separatistas y sopas de «hechos diferenciales». Tal es el caso del Reino Unido, cada vez más desunido, o de Bélgica, convertida ya en dos países por el odio enconado de flamencos y valones. España, por desgracia, soporta también el dolor de cabeza de unas pulsiones disgregadoras, ávidas de acabar con el viejo país existente para partirlo en nuevos y pequeños países.… Seguir leyendo »