
Manuel Azaña, más republicano que demócrata
Dirigiéndose al cualificado auditorio de “El Sitio” en Bilbao, Azaña confiesa que el suyo es un espíritu aquejado por la crítica; en muchas de sus intervenciones públicas y escritos deja constancia de un “contradictor interno” que le obliga a pasar por la criba del juicio cualquiera de sus opiniones o políticas. Este espíritu crítico lo refleja con su sólito castellano pulido en Cervantes y la invención del Quijote: la madurez consiste en enseñarse a desesperar. Aun conociendo y aceptando la limitada capacidad humana, “la condición subalterna de cada hombre ante el fenómeno inexplicable de la vida”, no justifica el conformismo, la vida se ennoblece actuando sobre la realidad; no todo lo inmemorial es memorable; uno de los emblemas, “la tradición corregida por la razón”, que rige otro de sus principios, la unidad de acto en política entre “pensamiento y acción”, implica la forja de un ideal a cuya luz sea posible la evaluación crítica de la realidad.… Seguir leyendo »