Mercedes Monmany (Continuación)

¿Existe un islam liberal? Es una pregunta que se hacen frecuentemente muchos ciudadanos y, en especial, intelectuales de nuestros países, acostumbrados a firmar generosamente manifiestos de denuncia y cartas de solidaridad, a organizar conciertos o espectáculos para recaudar fondos y, de forma mucho más vasta, a emprender todo tipo de iniciativas para ayudar desinteresadamente a los más desfavorecidos. Desfavorecidos ya sea a causa de un desastre natural de origen tropical, a un terremoto devastador o a una nueva ola dramática de refugiados, fruto de tal o cual conflicto. Iniciativas que nunca llevan un sello ni escogen identificar exactamente a esos desasistidos mundiales, acudiendo allá donde se produce la tragedia en ese momento, ya sea un país musulmán, uno cristiano, otro de mayoría hindú o el mismo Israel, tan demonizado y tomado como blanco recurrente de críticas de todo género, si se diera la ocasión y una ayuda humanitaria de ese tipo así lo requiriera.…  Seguir leyendo »

«Bienvenido al mundo del espectáculo y la distracción total», le diría el escritor Philip Roth a un correligionario y amigo europeo, el escritor checo Ladislav Klima, cuando los países del Telón de Acero, tras la Caída del Muro, recuperaron la tan ansiada libertad. Quizá fuera por parte de Roth no sólo una forma de definir la nueva vida que tendrían que vivir de ahora en adelante, en libertad y a la manera occidental, sino también una forma de condensar al mismo tiempo la quintaesencia de la nación americana, a la que Roth pertenecía. Es decir, esa nación, símbolo por excelencia de la democracia y el mundo libre, que había sacado de apuros a los europeos en más de una ocasión —en dos guerras mundiales del siglo XX, en concreto— y a la que habían llegado hacía un siglo los antepasados de Roth, desde la Galitzia austrohúngara.…  Seguir leyendo »

Frnéticas, apresuradas y poco dadas a piedras en el camino que les impidan mantener el ritmo y velocidad de su avance, nuestras sociedades actuales envían a menudo al reducto más invisible posible, al tabú de las tinieblas de algo impronunciable, el hecho natural de la vejez, de hacerse viejos. Algo aterrorizante, incluso más que la muerte, que se evita por todos los medios, desde los quirúrgicos a ilusorias imposturas y autoengaños.

Recientemente, una polémica película ha conmocionado las salas de cine y a los espectadores de media Europa y los Estados Unidos. La película Amour, del siempre desasosegante director austriaco Michael Haneke, se alzaría con la Palma de Oro del Festival de Cannes y obtendría el Oscar a la Mejor Película Extranjera este año.…  Seguir leyendo »

Hay un momento en la obra Vida y destino (Galaxia Gutenberg) de Vasili Grossman, el Guerraypaz de la batalla de Stalingrado y de la invasión nazi en la Unión Soviética, en que el siniestro personaje Liss, oficial de la Gestapo, le lanza una cínica perorata a su prisionero ruso, el viejo bolchevique Mostovskoi: «No veo razón para nuestra enemistad. En el mundo existen dos grandes revolucionarios: Stalin y nuestro Führer. Stalin nos ha enseñado muchas cosas. Para construir el socialismo, Stalin no vaciló: liquidó a millones de campesinos. Nuestro Hitler advirtió que al movimiento nacionalsocialista alemán le estorbaba un enemigo y decidió liquidar a millones de judíos.…  Seguir leyendo »

En una ocasión, en el marco de un curso al que fue invitado en Venecia —según cuenta el francés Roger Chartier, gran especialista en la Historia del Libro, en su ensayo ¿Lamuerte del libro?— Umberto Eco se lamentó de una pregunta que sin cesar le era efectuada, casi automáticamente, en cada entrevista o coloquio al que asistía. La pregunta invariable era: «¿Qué piensa usted de la muerte del libro?». «No aguanto más la interrogante», diría irritado Eco. «Como empiezo a tener algunas ideas en cuanto a mi propia muerte, entiendo bien que esta pregunta repetitiva traduce una verdadera y profunda inquietud», añadiría.…  Seguir leyendo »

Dos de las peores y más cínicas lacras a la hora de forjar mensajes interesados en nuestros pacientes y tolerantes días son el populismo y el victimismo. Cuando se unen, los efectos son letales. Ambos adoran y utilizan profusamente las escenografías. Mueven todas las cartas a su antojo: lo real es descalificado inmediatamente como falso, la falsedad se eleva al rango de verdad irrebatible.

Las dos lacras saben que –como diría el semiólogo y novelista Umberto Eco– en esta «Nueva Edad Media» que atraviesa nuestra civilización desde hace tiempo se cuenta con extensos públicos ingenuamente crédulos, infantilizados, fácilmente impresionables a base de la ingesta cotidiana de infectos culebrones televisivos y subproductos de consumo de todo pelaje, públicos sumisos, intercambiables y, sobre todo, sumamente manejables a la hora de descodificar cualquier disparate mediático que se les ponga delante de las narices las suficientes y repetidas veces.…  Seguir leyendo »

¿Tienen el elixir de la felicidad los españoles? ¿Acaso la detenta en exclusiva la Roja? ¿Saben ser felices los alemanes? ¿Lo han sido alguna vez? Quien dice los alemanes dice los finlandeses, holandeses y un pequeño etcétera sin cesar crispado y enfurruñado con ese díscolo, terco y groseramente feliz Sur. Un posible, misterioso y muy ansiado gen de la felicidad que le hace ascos sin parar a la amargura, a la prepotencia y a ese narcisismo megalómano —que acaba siempre, invariablemente, en el diván de un psicoanalista— de tantos otros, parecería estar en juego. Se dice por ahí que sólo conocerían su secreto pueblos como el español.…  Seguir leyendo »

Decía el escritor israelí Amos Oz en su breve y memorable ensayo Contra el fanatismo que el mejor antídoto contra «un pequeño fanático con el cerebro lavado», como él mismo se declaraba en su infancia jerosolimitana de los años cuarenta, era sumergirse a tiempo en un adecuado «baño de relativismo». Es decir, aparte de adoptar el sentido del humor —algo inexistente en la mente de un fanático— para tomar las distancias necesarias ante según qué situaciones de la vida, abandonar progresivamente «las creencias en blanco y negro». Creencias que tendrían que adoptar por fuerza cierto sentido de la ambivalencia. Eso le permitiría a ese mismo chico indómito de los tiempos de la dominación británica de su tierra ser rescatado de una dinámica simplista y chovinista con «ínfulas de superioridad moral» hasta llegar al paso siguiente: admitir que «ni los británicos ni los árabes tienen cuernos ni rabo».…  Seguir leyendo »

¿Vende su alma a la red el artista o incluso el simple conversador de nuestros días? A lo mejor, en la ilusión de ese «gran show del yo» que es hoy la Red, la ilusión de cualquier anónimo artista situado ante un campo fascinante, gigantesco, sin límites, de infinitas posibilidades, la ilusión de ese escritor, de ese creador tanto de minúsculos tweets de pensamiento automático como de cavilaciones más elaboradas llevadas a cabo en un blog, se siente como el joven y deslumbrado Robert Walser, autor de la sarcástica y derrotista novela «Jakob von Gunten», al llegar en 1905, desde Suiza, a aquel «Berlín demónico» del que hablaba Walter Benjamin.…  Seguir leyendo »

En su reciente libro o macroreportaje sobre un tema y palabra muchas veces tabú («Los pobres», Debate), tabú sobre todo durante los felices años de bonanza global, el escritor americano William T. Vollmann, autor igualmente de una monumental crítica a la violencia en siete volúmenes («Rising Up and Rising Down») y de otra no menos gigantesca novela, «Europa Central», traducida a numerosas lenguas, narraba una chocante escena en la que los invisibles de repente están junto a nosotros y se hacen obscenamente —nunca mejor dicho— visibles. Vollmann recorrería, de Tailandia, Afganistán o India hasta Kenia y los Estados Unidos, un cruel y tenebroso planeta de los desheredados, con una sobrecarga a duras penas soportable de miseria feroz y milenaria resignación ante el destino, ante Alá o, simplemente, ante lo que no se entiende.…  Seguir leyendo »

Cuando los europeos nos habíamos acostumbrado a ese vértigo de imágenes, absorbidas sin un respiro y delirantemente contrapuestas, que iban desde pasearse agarrado de la mano de un feroz dictador de Oriente Medio y, al día siguiente, bombardearlo sin apenas pestañear —«Silvio, ayúdame», parece que le clamó en una carta a su antiguo amigo el «rais» depuesto desde el aire—, de repente, cambiamos de registro, igualmente sin pestañear y sin descomponérsenos el semblante, para sustituir a tan pintorescos personajes, hoy bufones casi innombrables, por un equipo de «dottori». Es decir, por técnicos que se pondrían al mando de naciones endeudadas y al borde del abismo o, dicho en otras palabras, de naciones a punto de caer de la colapsada cama de agua que había insuflado a miles de aficionados al parapente presupuestario sus sueños más letales y cotidianos.…  Seguir leyendo »

Nunca se había hablado tanto de Europa como en los últimos tiempos de angustiosas noticias en el campo de la economía. De forma sorprendente, cuando todos creíamos que la palabra languidecía monótonamente, entre bostezos y legajos burocráticos de Bruselas, la más famosa secuestrada de la Historia fue rescatada. Custodiada de forma mecánica y diligente por una Babel de traductores parlamentarios y otros tantos cientos de funcionarios y representantes políticos que cuidaban de mantener en vida la débil llama de su ilusión, o romántico espejismo, como aquellos alquimistas del callejón de Praga de Kafka que cuidaban de que el sueño y empeño de sus fórmulas áureas no se apagara jamás, la desvalida y arrinconada palabra de tan poco atractivos ropajes que la hicieran seductora, o posible de ser deseada, de nuevo ocupó un lugar.…  Seguir leyendo »

Las imágenes que nos llegan a través de la Historia del pasado siglo sobre asaltos o ataques a edificios emblemáticos como son los Parlamentos suelen estar cargadas de un gran dramatismo, de una fuerte conmoción escenográfica, como es el fuego o, directamente, de un notable equipamiento militar, como tanques o blindados, rodeando amenazadoramente dichos edificios. Sólo hay que recordar las instantáneas, cargadas de simbolismo, que nos han llegado de Boris Yeltsin, subido a un tanque, leyendo el 19 de agosto de 1991, apenas un par de años después de la Caída del Muro, una declaración en contra de la junta golpista formada por nostálgicos del comunismo y de la antigua URSS recién desmantelada.…  Seguir leyendo »

Cada año, muchos somos los que estamos convencidos de que detrás de cada uno de los miembros de ese impenetrable jurado o misteriosa Orden que otorga en el gélido norte escandinavo el más famoso y ansiado galardón literario de todo el planeta, el Premio Nobel de Literatura, se esconde un pequeño gruñón o snob rebelde al que no le da la gana de entrar por el vulgar aro de las predicciones, de las más o menos quiméricas quinielas, de los rumores insistentes o de esos enloquecidos sudokus combinatorios que mezclan cabalísticamente probabilidades, continentes y nombres más o menos pintorescos u obstinados.…  Seguir leyendo »

Pocos han sido los temas de reflexión y los problemas más esquivos, incómodos y espinosos de su época que hayan podido quedar apartados en el tintero lúcido y casi visionario de la literatura de una de las más grandes autoras de nuestro tiempo, Doris Lessing, reciente y muy honorable Premio Nobel de Literatura 2007. Desde el colonialismo y el racismo, o la vertiginosa evolución de las relaciones sexuales y la emancipación de las mujeres, hasta el foso abierto y en permanente ebullición de las generaciones que se suceden sin descanso en nuestras complejas sociedades, así como las crisis en las ideologías izquierdistas y «experimentales», la carrera nuclear, la locura, el eugenismo o el renacimiento del mito y de lo sagrado en mundos mecanizados que elevan a las alturas paganas del dogma intocable a la tecnología y a una ciencia ciega y avasalladora, pocos temas, injusticias o malestares de nuestra época han sido eludidos por esta valerosa cronista de su tiempo enemiga acérrima de cualquier tipo de servidumbre o «compromiso» con lo colectivo que no respete o intente anular la ética interna y la conciencia de cada individuo por separado.…  Seguir leyendo »