Miguel Lorente Acosta

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La violencia no tiene género, pero el género si tiene violencia. Tanto hombres como mujeres pueden utilizar la violencia si así lo deciden, pero las circunstancias en las que se usa sí vienen definidas en gran medida por lo que los hombres deciden en diferentes contextos y situaciones. Por ello, no es casualidad que el 95% de todos los homicidios que se cometen en el planeta sean realizados por hombres (ONU 2013) y que hayan desarrollado una violencia específica para mantener el orden y la desigualdad creada sobre las mujeres, como es la violencia de género. Una violencia tan normalizada que hace que las mujeres que la sufren lleguen a decir lo de “mi marido me pega lo normal”.…  Seguir leyendo »

Los 'feminarcis' (machistas de playa)

El machismo es narcisismo. Los hombres machistas se tienen en tan alta estima que continuamente están compitiendo contra otros hombres y contra sí mismos para ser más hombres, llegando incluso al homicidio para quedarse con el premio de su poder y la exclusividad de sus objetos de deseo, entre ellos las mujeres.

Desde los primeros estudios que se llevaron a cabo sobre maltratadores, el narcisismo apareció como uno de los rasgos de personalidad más frecuentes, rasgo que refleja esa percepción de superioridad idealizada que tienen, y que aumenta cuando la ponen en relación con las mujeres, a las que desprecian como el joven Narciso de la mitología hacía.…  Seguir leyendo »

Cuando le abren las puertas a una manada se produce una estampida… los valores salen corriendo, los principios huyen asustados, la esperanza busca un refugio para no ser devorada por esa manada de significado que sale a las mismas calles donde ya antes había atacado a sus presas, y a la convivencia de una sociedad democrática que entiende que la libertad no puede ser utilizada para ejercer la violencia sexual.

Y no es de extrañar que en esa estampida de sentimientos e impotencia, la confianza sea arrollada y se levante una polvareda de indignación para llenar el ambiente donde todo aparece confuso y borroso.…  Seguir leyendo »

¿Qué clase de seguridad y confianza en la mentalidad reinante debe tener una defensa en un juicio por violación para presentar como prueba situaciones relacionadas con la conducta de la víctima ocurridas después de los hechos? ¿Qué clase de sociedad tenemos para que cada año surjan 60 hombres que asesinen a sus parejas o exparejas, y lo hagan desde la “normalidad”? Ninguno de ellos formaba parte de redes criminales o se dedicaba a actividades delictivas, eran hombres “normales”. ¿Y qué clase de referencias usamos al interpretar toda esa realidad objetiva para que sólo un 1% considere que toda esta violencia es un problema grave (CIS, septiembre 2017)?…  Seguir leyendo »

El sexo que se califica a sí mismo como fuerte, resulta ser tan débil en sus argumentos que hace las cosas a la fuerza para imponer un orden basado en el poder construido sobre la violencia y la amenaza.

Las condiciones que han soportado las mujeres a lo largo de la historia demuestran una fortaleza que va más allá de la fuerza física, y revelan una capacidad de adaptación y supervivencia a un entorno hostil e impropio basado en lo masculino. Pero a los hombres no les interesa que se aprecie esa capacidad, por ello, para ocultar esta realidad, las han denominado como “sexo débil”, no para calificarlo y describirlo, sino para recordarles la amenaza de la fuerza a través de la violencia que pueden sufrir.…  Seguir leyendo »

Machismo, continuidad y repetición

La afirmación del machismo pasa por la negación de la realidad que él mismo crea, ésa es la forma de hacerse invisible en una sociedad que lo señala en cada uno de sus actos. Desde el piropo como halago y el maltrato como un tema de pareja, hasta el homicidio por celos o alcohol, todo forma parte de lo que el machismo presenta como verdad para así mantener su mentira. Da igual que sean 70 las mujeres asesinadas cada año y 700.000 las maltratadas, al final, para el machismo cada uno de esos casos es un accidente o una excusa, y todos juntos ninguno.…  Seguir leyendo »

Un hombre mata a su pareja y un columnista escribe que es «un chico normal», la madre de la joven asesinada refiere tras el crimen que discutían «lo normal», y cada día mujeres que sufren la violencia de género explican que «sus maridos les pegan lo normal». Mientras, muchos hombres que oyen todo eso comentan que con lo que están cambiando las cosas «es normal» que ocurran hechos como esos.

Algo anormal tiene que haber en lo normal cuando actúa como referencia para ejercer la violencia contra las mujeres, y luego para justificarla. Si nos aproximamos a la idea de normalidad comprobamos que son varios los elementos que giran a su alrededor.…  Seguir leyendo »

La piedra ha vuelto a rodar ladera arriba. Un juez de Sevilla reclamó la semana pasada emprender una investigación seria tras «detectar» que los índices de suicidios masculinos se habían disparado tras la entrada en vigor de la Ley Integral contra la Violencia de Género. Aunque los dioses de la realidad continúan sin darle la razón (ayer mismo se registró un brutal crimen de género en Tarragona), Sísifo sigue empujando la roca de sus argumentos por la pendiente mediática para reclamar atención, sin darse cuenta de que lo que hay al frente no es el paisaje oscuro de las tinieblas feministas, sino su propia ceguera.…  Seguir leyendo »

El verano siempre esconde sorpresas entre su exceso de grados. El calor, destilado y concentrado en el mes de agosto, termina por subirse a la cabeza como si se tratara de una bebida espirituosa. Y cuando en la azotea craneal se encuentra con pensamientos en ebullición, el resultado suelen ser los malos humos que reflejan algunas opiniones y que, como la humareda al fuego, revelan conflictos ocultos. La igualdad y la violencia de género es uno de estos temas que agosto suele recalentar.

El pasado día 4 el Ministerio de Igualdad, como el pasado año, presentó el balance de la evolución de la violencia de género y el resultado de un estudio sociológico sobre actitudes y percepciones ante esta violencia.…  Seguir leyendo »

Antes de iniciar el motín sólo era un preso por homicidio, y antes de entrar en prisión un hombre violento, de esos que llaman "difíciles" quienes no los han mirado de cerca y no han visto que sus palabras siempre se cincelan sobre la realidad a golpes de violencia, para que nadie las olvide, para que todos los recuerden. Pero antes de ser ese hombre difícil probablemente fue un joven problemático, y antes de todo, desde el principio, fue el hijo de una mala mujer, el vástago de una mala madre.

Y fue ese comienzo el que lo marcó, con toda seguridad porque también estaba ya marcada su madre, y como si se hubiera tratado de una mancha en la piel, del color de los ojos o de la forma de los labios, le dio la herencia del rechazo y la culpa con un nombre tatuado por los demás, Malamadre.…  Seguir leyendo »

El género no gusta, no hay que darle más vueltas, es así de sencillo. Y no gusta por lo que representa y por lo que significa, que no es otra cosa que hablar de igualdad no sólo sobre la referencia del artículo 7 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH), que recoge la «igualdad ante la ley» sino, sobre todo, hacerlo alrededor de su artículo 2, el que se refiere a la igualdad como principio básico, pues no sólo hay que ser iguales ante la ley, sino que debemos serlo, fundamentalmente, antes de la ley. Dejar que la ley dirima los problemas sobre la igualdad es reconocer que nos movemos en la desigualdad.…  Seguir leyendo »

Probablemente cuando Fernando Sánchez Dragó escribía su columna reivindicando el machismo, el asesino de Inmaculada González Hernández lo hacía cargando el arma con las balas que se llevarían su vida. Y, probablemente, cuando al día siguiente, mientras se miraba en el espejo de sus palabras impresas en el periódico y esbozaba una sonrisa, como la que se dibuja en el espejo de casa antes de dejarla atrás, pudo enterarse de que uno de esos hombres que han traicionado la tradición, que se han arrojado a «los barricados» para defender la virilidad, que mantienen el argumento del falo por encima de la cabeza, había vuelto a poner las cosas en su sitio, que para muchos es, sencillamente, que el hombre esté por encima de la mujer, y si ellos son tan miserables que se arrastran por el suelo, pues ellas bajo tierra, así de simple, así de terrible, lo importante es que los hombres estén por encima de las mujeres.…  Seguir leyendo »

La distancia puede ser el olvido, como decía el bolero, pero el olvido de las responsabilidades también puede hacer tomar distancia de la realidad. Que los hombres viven alejados de la realidad de la violencia de género es un hecho contrastado que se manifiesta, entre otras, en situaciones como la diferencia entre la media de mujeres que consideran la violencia de género como un problema grave -el 3'7%, según el Barómetro del CIS-, y la de hombres -el 1'5%, una distancia del 153%, cuando en ningún otro problema se producen diferencias tan grandes-.

Pero también, por ejemplo, en que de las llamadas realizadas al 016 por los hijos e hijas de las mujeres que sufren la violencia, en el 75% de los casos sean éstas las que las hacen frente al 25% de los varones.…  Seguir leyendo »

Durante estas últimas semanas hemos visto cómo varios anuncios publicitarios presentaban determinadas imágenes de mujeres basadas en su estética y en actitudes vitales relacionadas con ella, dirigidas a llamar la atención de chicos y chicas como reclamo para acudir a fiestas. La subasta de adolescentes en Granada, el uniforme colegial en Málaga, las fiestas de la minifalda por todos los rincones o el control por medio de la sexualidad en Almería, entre otros muchos anuncios que empapelan los muros de nuestras calles, juegan con un componente de la identidad de hombres y mujeres esencial en la socialización: el reconocimiento intersubjetivo.

Hombres y mujeres son más valorados y se sienten más reforzados según sean apreciados por el entorno de relación, algo comprensible, pero que se distorsiona cuando el reconocimiento se centra en aquellos elementos que culturalmente han sido tomados como referencias para otorgar valor a las personas según el modelo dominante, el mismo que permite crear a «imagen y semejanza» al protagonista secundario.…  Seguir leyendo »