Otto Granados

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El candidato de la izquierda por la presidencia de Chile, Gabriel Boric, durante una jornada de la campaña electoral, el 30 de noviembre, en Santiago.IVAN ALVARADO (Reuters)

Si, como suele afirmarse, las elecciones competidas no se ganan ni se pierden sino que se explican, el resultado de las presidenciales en Chile del 21 de noviembre pasado parece confirmar tres cosas: en política nunca hay que dar nada por seguro, la polarización colapsó el espacio del centro electoral, y la generación de los grandes actores y fuerzas partidistas que hicieron la transición y edificaron lo que con cierta alegría se conoció como el “milagro chileno”, ha llegado a su fin. Veamos.

Hace varios años visité al sociólogo chileno Ernesto Ottone, que por entonces era el asesor político del presidente Ricardo Lagos.…  Seguir leyendo »

Estudiantes ante el examen de admisión a la UNAM, en Ciudad de México, en agosto de 2020.Hector Vivas / Getty Images

Si los Gobiernos, rectores, estudiantes, padres de familia, empleadores y, en general, la sociedad, quieren que la educación superior que reciben los jóvenes latinoamericanos siga siendo una vía para mejorar sus trayectorias personales y profesionales y para que los países crezcan de manera productiva y sostenible, van a tener que mover el paradigma. Y no se trata solamente de los saldos que deje la pandemia en términos de deserción, pérdidas de aprendizaje, costos socioemocionales y contracción económica y del empleo, sino también, y más relevante, porque desde hace unos años el modelo tradicional de provisión de estudios superiores ha venido cambiando de manera irreversible.…  Seguir leyendo »

Por qué votaré por Meade

Si bien formo parte de un Gobierno, escribo desde la más absoluta libertad política, personal e intelectual a la que, como simple ciudadano, tengo derecho. Por ende, la ejerzo para decir que votaré por José Antonio Meade, el candidato presidencial de la coalición Todos por México.

He pasado tres décadas y media de vida profesional en la política, la Administración pública y la academia. Me siento orgulloso de lo que he aportado a mi comunidad y a México. Soy, también, miembro del PRI, con cuyo apoyo gané limpiamente las elecciones para gobernador de mi Estado, Aguascalientes, y así fueron reconocidas por todos los partidos.…  Seguir leyendo »

Los resultados del Brexit, el plebiscito en Colombia, el avance del Frente Nacional en Francia o la victoria de Trump, han introducido en la discusión pública serias dudas sobre la relación que existe entre los niveles de escolaridad, la emergencia de una ciudadanía de alta intensidad y los grados de participación política y cívica, y que puede resumirse de la siguiente manera: el pensamiento convencional decía que, como regla general, una sociedad, mientras más educada, toma decisiones más sensatas y racionales. Pero a juzgar por lo visto en 2016, en países y culturas muy distintas, esto dejó de ser cierto o, por lo menos, automático.…  Seguir leyendo »

Aunque según Montesquieu el comercio dulcifica las costumbres y es una “cura para los prejuicios más destructivos”, en los períodos de estancamiento económico surgen, diría el Barón, maneras desagradables, y la discusión sobre cómo recuperar el crecimiento tiende a centrarse en imponer nuevas restricciones a los movimientos migratorios, aumentar el gasto público, ejecutar políticas contracíclicas o introducir medidas proteccionistas.

En parte por algunas de esas razones, los esfuerzos por profundizar la liberalización comercial en distintas partes del mundo mediante nuevos esquemas como el Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico, el Acuerdo Transatlántico sobre Comercio e Inversión o la Alianza del Pacífico —un espacio de integración que han creado México, Colombia, Chile y Perú—, son examinados tanto con optimismo desde una perspectiva económica como con una que otra suspicacia desde el ámbito ideológico.…  Seguir leyendo »

Los viajeros del siglo pasado decían que en América Latina uno puede morirse de todo menos de aburrimiento. Es cierto. La era de las dictaduras fue reemplazada, casi en general, por la normalidad electoral y razonablemente democrática. Las crisis macroeconómicas desaparecieron, al menos por ahora, y gradualmente surgen signos de bonanza. De ser el continente olvidado ha pasado a ser, comparado con otras partes del mundo, una suerte de ejemplo en la apertura comercial y el ordenamiento de las finanzas públicas. Y cuando la década iniciaba con un panorama promisorio aparecieron, sin embargo, nubarrones que recuerdan asignaturas pendientes e introducen nuevas interrogantes.…  Seguir leyendo »

Con humor algo macabro, Moisés Naím escribió hace tiempo: “En 2003, América Latina tuvo otro año normal: el crecimiento económico fue bajo; la inestabilidad, alta; la pobreza, generalizada; la desigualdad, profunda, y la política, feroz. En otras palabras: nada nuevo”. Casi una década más tarde, por fortuna, el panorama regional parece menos pesimista y el desafío ya no es, por regla general, la normalidad electoral, sino alcanzar una democracia gobernable, sostenible y de calidad.

En efecto, en los últimos años, visiblemente tras la crisis financiera internacional de 2008-2009, América Latina ha mostrado un desempeño mucho mejor que en su larga historia de inestabilidad económica, gracias, entre otras cosas, a la adopción de políticas fiscales y monetarias prudentes, y a la corrección de algunos de los problemas estructurales típicos durante los años setenta y ochenta.…  Seguir leyendo »

Dicen que las elecciones no se ganan ni se pierden: se explican. Y se explican en muy buena medida por los costos que suponen para el partido en el poder, justo lo que parece estarle ocurriendo al Partido Acción Nacional (PAN), la formación que ha gobernado México durante estos años, y que está contra las cuerdas de cara a las presidenciales del próximo 1 de julio.

Para tratar de entender el fenómeno, muchos observadores de la política mexicana se preguntan por qué un partido de innegable tradición democrática como el PAN, que logró una alternancia histórica tras la prolongada hegemonía del PRI en el siglo XXI, puede ser tan rápidamente relevado por el mismo partido al que destronó apenas 12 años atrás.…  Seguir leyendo »

Las elecciones estatales del pasado 3 de julio dieron el pistoletazo de salida en la disputa por la presidencia de México en el año 2012. Y la pregunta que muchos se hacen es por qué el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el gran derrotado en el año 2000, está ganando elecciones nuevamente.

Lo primero que conviene señalar es que los números muestran que en los últimos años el PRI ha sido el partido más votado tanto en las elecciones legislativas como en las estatales y municipales. En estricto sentido, el que un partido gane o pierda elecciones en condiciones de normalidad electoral y sin grandes niveles de conflictividad no solo no debiera llamar particularmente la atención, sino que podría significar incluso que una democracia incipiente va procesando con razonable eficacia uno de los aspectos elementales de todo sistema político.…  Seguir leyendo »