Raíces de la memoria histórica
La mujer. Tiene los ojos claros, los labios finos, el cutis terso, las manos arrugadas. A cada poco llora. Saca un pañuelo blanco de tela y cambia de lugar sus lágrimas. Una vez. Otra. Su imagen resulta conmovedora cuando cierra fuerte el puño y lo levanta con ochenta y tantos años. Cuando aprieta contra el pecho la bandera tricolor, como si quisiera traspasar con ella el abrigo y la carne y fundirlas en un todo, cuerpo y prótesis republicana. Es enternecedor verla cuando asiente al oír, desde el escenario, que si el silencio es un arma de opresión, la memoria será nuestra lucha y por eso nunca vamos a olvidar.… Seguir leyendo »