Patricia Reyes

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Quizá la forma más didáctica de explicar la diferencia entre violencia machista y violencia intrafamiliar consista en recurrir, como hacía Pablo de Lora hace unos días, a la teoría de los conjuntos y al diagrama de Venn: presentar ambos problemas como dos circunferencias que no se solapan del todo y comparten la superficie de su intersección.

Por su sencillez y utilidad, el diagrama de Venn resulta muy práctico para enseñar a los niños a utilizar el pensamiento lógico. Seamos niños por un momento y apliquemos la lógica libre de prejuicios promovidos interesadamente desde las dos trincheras de la guerra cultural. Si dentro de la circunferencia A incluimos a las víctimas de violencia machista y dentro de la circunferencia B a las víctimas de violencia intrafamiliar o violencia doméstica, encontraremos en la intersección compartida a mujeres que son víctimas de violencia dentro de la pareja con la que conviven y, además, a los menores a cargo de esa pareja.…  Seguir leyendo »

Estamos en la comisión más ideológica de todas las que se reúnen en el Parlamento”, escuché en boca de una diputada el primer día que acudí como portavoz de Ciudadanos a la Comisión de Igualdad. Venía a decir que sólo si eres de izquierdas puedes ser feminista.

En España, estos partidos han trabajado a conciencia para que el feminismo se convierta en bandera exclusiva y excluyente. Cierto que la derecha les ha puesto las cosas demasiado fáciles. “No nos metamos en eso”, contestó perezosamente Rajoy a una pregunta del periodista Carlos Alsina sobre brecha salarial. Puedo entender que los conservadores no quieran mover un dedo para cambiar nada, pero los liberales no vamos a abandonar la defensa del feminismo en manos de nadie que pretenda enarbolarlo en régimen de monopolio.…  Seguir leyendo »

No creo en las verdades absolutas. Ni siquiera si esas verdades son las mías. En estos tiempos de política convulsa, en que nos rodean prejuicios y estereotipos incuestionables, el simple hecho de dudar —es decir, de pensar— puede convertirse en un deporte arriesgado cuyo precio no muchos están dispuestos a asumir.

Recuerdo el día, hace ya algunos años, en el que alguien por primera vez me habló de la gestación subrogada. Tuve que teclearlo en Google porque, como tantos, solo había oído hablar de “vientres de alquiler”. La imagen que me ofreció el ordenador no me gustó. Se hablaba de violencia, de explotación de mujeres, de un empresario multimillonario que había llegado a serlo “vendiendo bebés”.…  Seguir leyendo »