Un Estado a la deriva
Después de la sorpresiva victoria electoral de Donald Trump, mucha gente de derecha, e incluso de centro, trató de sustentar el argumento de que en realidad no sería tan malo. Cada vez que Trump mostraba un resquicio de contención –aunque no fuera más que leer su discurso sin improvisar o dejar de usar Twitter por uno o dos días– los analistas se apresuraban a declarar que, con eso, Trump había “alcanzado estatura presidencial”.
Pero ¿ahora sí podemos admitir que él realmente es tan malo –o incluso peor– que lo que habían previsto sus críticos más duros? Y no es solamente por su desdén hacia el imperio de la ley, lo que quedó tan claramente expuesto en el testimonio de James Comey.… Seguir leyendo »