Después de Putin
Si Rusia fuera un Estado como los demás, Vladímir Putin hubiera salido reforzado por haber detenido una asonada de mercenarios aunque sea de manera bastante inexplicable. Sin embargo, en una estructura de poder que no tolera ni tan siquiera la apariencia de debilidad porque tiene mucho más que ver con la lógica del crimen organizado y de la mafia, la rebelión del grupo Wagner no ha hecho más que plantear el principio del final de un régimen que por primera vez en 23 años no es capaz de ofrecer estabilidad y seguridad.
El 'putsch' de Evgueni Prigozhin, disfrazado de «marcha de la justicia», ha conseguido entre otras cosas que el omnipresente Putin haya tenido que desaparecer de Moscú, cosa que no hizo Stalin en 1941 cuando las tropas alemanas fueron capaces de vislumbrar los colorines de las cúpulas de la catedral de San Basilio en la Plaza Roja.… Seguir leyendo »