Ramón Llena

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La justicia es lenta, pesada, anticuada y poco eficaz. Este es el verosímil telón de fondo que hace que luzcan como maravillas tecnológicas lo que en otras administraciones ya está casi desfasado.

Así es como se ha presentado un nuevo software informático de comunicación entre los juzgados y la policía, una aplicación que debe permitir la comunicación y la transmisión de órdenes, de forma telemática y con garantías de autenticidad, entre el juzgado y la policía judicial. Bienvenida sea cualquier mejora, que es lo que diría un bosquimano con una calculadora. Pero en el siglo XXI, cuando ya estamos acostumbrados a que Hacienda nos envíe a casa la declaración individual de la renta, más que presentar el software como referente de modernización de la justicia, se tendría que presentar como la muestra del estado de dejadez en que se halla.…  Seguir leyendo »

A un conductor le exigen hacer un transporte de Sevilla a Barcelona (1.000 km) en solo 6 horas. Diligente, esforzándose todo lo que puede consigue llegar en 7 horas, pero el jefe mira el tacógrafo y lo sanciona por haber excedido el límite de velocidad (120 km/h) y, además, el presidente de la asociación de empresas de transportes clama, por todos los medios, por que echen al conductor. Todo el mundo convendrá en que es una situación injusta para el conductor: no tiene ninguna responsabilidad en ella. En todo caso, no haberse rebelado ante las exigencias desmesuradas, pero rebelarse en una situación de dependencia no es fácil: se puede perder hasta la camisa.…  Seguir leyendo »

Últimamente ha levantado ampollas el proyecto europeo sobre la jornada de 65 horas semanales, cuestión tan llamativa como poco explicada, que, en cualquier caso, no es flor de un día, sino parte del proceso de deriva europea hacia la liberalización de las relaciones laborales. Una carga de profundidad contra el sistema de garantías de los trabajadores, la cuña que resquebraja la protección y nos encarrila a niveles impensables de flexibilización de las condiciones de trabajo en el marco de las políticas sociales más neoliberales y globalizadoras, a mayor gloria de la precarización laboral.

Algunos apuntes de esta deriva: en enero del 2004 se hizo público el proyecto de directiva de servicios en el mercado interior, más conocida como directiva Bolkestein, nombre del insigne comisario que en mala hora la alumbró y que, entre otras perlas, bajo el criterio de "el país de origen", pretendía con la libre prestación de servicios transnacionales que empresas y trabajadores se rigieran por las condiciones de trabajo y retribución de su país de origen, lo que, naturalmente, suponía enviar al garete los convenios colectivos, así como una caída de los salarios, puesto que contingentes de operarios de países comunitarios de renta baja harían legalmente el mismo trabajo en jornadas más largas y a mitad de precio.…  Seguir leyendo »

Me permito el atrevimiento de apostillar a un excelente comunicador como es Josep-Maria Terricabras, que hace poco publicaba en estas páginas una columna titulada La justicia española, un problema. Terricabras metía en el mismo saco un asunto judicial politizado, un asunto judicial y político a la vez, y un asunto político judicializado, empezando con la ideologización de la justicia y acabando con la falta de autoridad moral de los jueces. No entraré aquí a discutir los asuntos concretos, porque ni es oportuno ni me corresponde hacerlo.

Claro que hay decisiones judiciales difíciles de entender o compartir, pero hay que tener presente que, a la vez que hay cuatro casos sorprendentes, existen miles y miles de otros casos en los que se está haciendo un buen trabajo, abnegado y profesional.…  Seguir leyendo »