Diana: Fuese y no hubo nada
Las masas llenaban las calles de Londres y parecía como si el peso de los ramos de flores y los osos de peluche pudiera derribar las verjas del Palacio de Kensington. Los medios de comunicación británicos -con muy excepcionales salvedades- atacaban a la Familia Real británica por su frialdad y distanciamiento. Por primera vez la Reina -y en este caso mucho más que el Príncipe de Gales- era objeto del reproche público y publicado de sus súbditos. Recuerdo con nitidez cuánto me impresionaron las palabras de una amiga, de incuestionable, inteligente y muy efectiva lealtad monárquica: «Esto se ha acabado. Los Windsor se van a ir a su casa».… Seguir leyendo »