La reconciliación como amenaza
El presidente Pedro Sánchez llegó al poder como azote de la corrupción, y quizá ha sido quien más ha hecho por frivolizarla. Hay dos tipos de corrupción sanchista. La primera es la clásica, la de toda la vida: el trinque, los comisionistas, las adjudicaciones a dedo de contratos públicos, las mordidas. Está bien representada por el caso del tito Berni pero, sobre todo, por el caso Ábalos. Es una corrupción fea, machista, de marisquerías, reservados y prostíbulos. Es contra la que se enfrentó Sánchez cuando desalojó a Rajoy en la moción de censura de 2018: la corrupción de los engominados del PP.… Seguir leyendo »