Salvador Macip (Continuación)

Nos gusta pensar que somos dueños de nuestro destino. Al fin y al cabo, la habilidad de tomar decisiones conscientemente y de darnos cuenta de las implicaciones que tendrá cada elección nuestra es un componente vital de lo que nos separa del resto de seres vivos de este planeta: el don (y la maldición) de ser racionales. Por eso en su momento nos inventamos el alma. Porque asignar las cualidades únicas que definen nuestra especie a un concepto intangible legitima nuestra posición en el vértice de la pirámide evolutiva. Justo un escalón por encima de las otras criaturas, que ni siquiera se dan cuenta de que son esclavas del mundo físico.…  Seguir leyendo »

Una célula que se divide sin ningún tipo de control. Esta podría ser la forma más simple de responder a la pregunta del título. Pero si algo tenemos claro es que el cáncer lo es todo menos una enfermedad simple. Ni siquiera de definir. Al contrario: es probablemente el problema sanitario más complejo que nunca tendremos que resolver. Y a pesar de todo, en su origen hay una sola célula que abandona la estricta disciplina de su tejido y empieza a generar copias anárquicas de sí misma.

¿Qué es lo que produce que la célula enloquezca hasta el punto absurdo de representar una amenaza para el organismo del que depende para sobrevivir?…  Seguir leyendo »

No hay enfermedades: hay enfermos. Recuerdo que en la facultad, hace más de 20 años, trataban de inculcarnos esta máxima a quienes queríamos ser médicos. Un paciente no es un libro de texto. Al contrario: cada persona es un mundo y no debemos pretender encontrar soluciones universales a problemas que son radicalmente diferentes dependiendo de quién los sufre. Esto se aplica no solo en la parte psicológica, en cómo el enfermo vive e interioriza su lucha para recuperar la salud, sino también en cómo nuestro cuerpo reacciona a las agresiones a las que está sometido y a los tratamientos que le administramos para curarlo.…  Seguir leyendo »

El año pasado por estas fechas estábamos poniendo el grito en el cielo. Los diarios llenaban las portadas con noticias de una gripe que no parecía nada del otro jueves. Mientras tanto, los gobiernos enviaban mensajes confusos y la gente solo veía que se había malgastado un montón de millones en unas vacunas que no usaríamos nunca. Unos meses después, la crisis de la gripe A parecía olvidada. Solo quedaba en la memoria colectiva un sentido de estafa que no se correspondía mucho con el peligro potencial que había habido, ni con todos los esfuerzos coordinados para prepararnos para el peor de los casos, que por suerte nunca llegó.…  Seguir leyendo »