Santos Juliá

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Un nuevo fantasma recorre Europa: lo llaman populismo aunque será mejor llamarlo por su verdadero nombre, nacionalismo. No es al pueblo contra la oligarquía a quien más se invoca, sino a la nación contra el otro, el extranjero, el emigrante, o contra el traidor a la patria, única y verdadera. Cierto, este resurgir de los nacionalismos, que tratan de construir muros o levantar fronteras, llega cargado de populismo, como siempre, puesto que no hay nación que construir sin pueblo que mitificar. Es evidente, en todo caso, que el sistema político nacido durante la posguerra y sostenido en el gran pacto entre izquierda y derecha, ha quedado herido por el nuevo/viejo fantasma sin que nadie pueda aventurar cómo y hacia dónde saldrá Europa de esta crisis política, agudizada por los nacionalistas ingleses, que hablan hoy el lenguaje propio de ese estadio superior del nacionalismo que es de siempre el fascismo.…  Seguir leyendo »

Corre entre politólogos la especie de que en las democracias actuales predominan las coaliciones negativas sobre aquellas otras que se proponen desarrollar una política positiva. Pierre Rosanvallon teorizó el fenómeno argumentando que estas coaliciones, que él llama también reactivas, se organizan con mayor facilidad, indiferentes como son a la heterogeneidad de sus componentes: todo el mundo puede ponerse rápidamente de acuerdo en vetar un proyecto de ley o en votar contra un presidente de Gobierno. Y Francis Fukuyama, en su excelente estudio sobre la decadencia del orden político, lo explicó como la consolidación de un nuevo poder derivado paradójicamente de la separación de poderes: el poder de veto, o vetocracia, en manos de multitud de grupos, a punto de bloquear el sistema político de Estados Unidos.…  Seguir leyendo »

Doblegar al Estado

Hubo una vez en España una generación, de la que aún quedan (quedamos) algunos supervivientes, que por haber nacido poco antes, durante o poco después de la Guerra Civil fue bautizada como la de los niños, luego hijos, de la guerra. Algunos hermanos mayores de esa generación, los nacidos entre 1930 y 1939, cuando llegaron a la edad de la razón política, se presentaron en la escena pública dispuestos a clausurar la guerra de sus padres y abuelos calificándola, en un manifiesto elaborado en Barcelona, de “inútil matanza fratricida”. Lo hicieron reclamando no una nación verdadera, formada por un solo pueblo, sino un Estado democrático, garante de las libertades que con la victoria de los rebeldes habían quedado destrozadas.…  Seguir leyendo »

Y el Estado seguía allí

Desde que irrumpió en escena, allá por la última década del siglo XIX, una constante del catalanismo político ha sido su propensión a dar un paso adelante cada vez que percibía una debilidad, una crisis, en el Estado español. Ocasiones no han faltando, tratándose de un Estado más o menos liberal, caracterizado por sus imprevisiones, lentitud, pobreza y timidez, como lo definió Manuel Azaña en su primer texto sobre “la cuestión catalana”, publicado en 1918. Ha transcurrido un siglo desde entonces, pero el catalanismo nunca ha renunciado a su idea de que cualquier avance en la autonomía de Cataluña era una concesión arrancada a un Estado débil.…  Seguir leyendo »

Apenas quedan ya regiones en España

Reconocimiento de la plurinacionalidad del Estado español: tal parece ser el talismán que abrirá la puerta a un mejor encaje de nuestras mal llamadas naciones sin Estado en la Constitución después de someterla a una profunda reforma. Se trata de una demanda presentada de manera formal en 1998, cuando PNV, CiU y BNG, evocando los pactos de la Triple Alianza de 1923 y el que dio origen a Galeuzca diez años después, firmaron una declaración en Barcelona, recordando que cumplidos 20 años de democracia continuaba sin resolverse “la articulación del Estado español como plurinacional”.

Los firmantes de esta declaración partían del supuesto de que había en España nacionalidades y regiones y que, tras el desarrollo de los Estatutos, las regiones se sentían satisfechas con el grado de autonomía alcanzado durante esos años, pero las nacionalidades, precisamente porque las regiones disfrutaban ya del nivel máximo de competencias, se encontraban ante la terrible amenaza de la “uniformización”.…  Seguir leyendo »

Tres vidas del socialismo español

Llegaron al poder, hoy hace 35 años, cabalgando sobre las expectativas levantadas por la convicción de que todo, a partir de ese momento, iba a cambiar. Comenzaron ellos mismos, o mejor, culminaron el cambio iniciado desde el congreso extraordinario de 1979, cuando Felipe González llegó a la conclusión de que había sido un error para el PSOE haberse declarado marxista. En el socialismo francés, Michel Rocard reconocerá lo mismo cuando escriba que, en 1981, la cuestión principal era de qué modo romper con el capitalismo y que, dos años después, de lo que todo el mundo hablaba era de modernización. La experiencia francesa fue clave para todo el socialismo del sur, que de anticapitalista se convirtió en modernizador.…  Seguir leyendo »

La ruptura nacional-populista

Algo hay de insufrible desfachatez en la conducta política de la presidenta del Parlament de Catalunya, Carme Forcadell, cuando después de vulnerar todas las leyes y todos los reglamentos que rigen la vida de la institución que preside, se encarama a una tribuna, se agarra al micrófono y arenga al público allí congregado para ilustrarles acerca de la dictadura bajo la que gime su nación: la dictadura, cómo no, franquista. Y esa desfachatez no consiste en que, por su edad, algo podría recordar de lo que fueron aquellos tiempos; tampoco en que después de decirlo adopte el gesto del héroe en la gloria que precede al martirio, sino porque en el camino que va de la presidencia de una institución del Estado a la tarima levantada en un espacio público de Barcelona confluyen en su persona y llegan a fundirse en su acción los dos movimientos políticos que alimentan la actual situación por la que atraviesa Cataluña: el nacionalismo y el populismo.…  Seguir leyendo »

Era nuestra diferencia, lo que nos convertía en caso excepcional en la historia de Europa: una demostrada y reiterada incapacidad para la democracia, una atávica necesidad de ser gobernados por un hombre fuerte. After he goes, what?, se había preguntado un distinguido hispanista, Richard Herr, temiendo que cuando He,o sea, Franco, desapareciera, los españoles, por naturaleza rebeldes y políticamente volubles, volverían a sus antiguos hábitos, solo temporalmente abandonados por la estricta y larga prohibición de meterse en política.

No era el único que temía lo peor: a la muerte de Franco, nadie daba un céntimo por lo que en España pudiera ocurrir cuando los partidos políticos recuperaran la libertad destruida durante 40 años de dictadura.…  Seguir leyendo »

La enfermedad senil del socialismo

Algo huele a viejo y gastado en el actual enfrentamiento entre los dos candidatos a la secretaría general del PSOE que han acopiado mayor número de avales entre sus afiliados. Como facción se presentaron en el aciago comité federal del 1 de octubre aquellos que, sostenidos en 17 renuncias a permanecer como vocales de la comisión ejecutiva, escindieron la cabeza del partido en dos: contra y a favor del secretario general que se pretendía deponer. Fue, por decirlo levemente, un mal paso, y no porque tuvieran o dejaran de tener razón al impedir la convocatoria de un congreso para mañana mismo, sino porque lo dieron al margen de los estatutos, como un acto de fuerza que arruinó cualquier posibilidad, si alguna quedaba, de resolver por medio de un debate, que habría debido celebrarse en el órgano competente, sobre una decisión trascendental para el gobierno del Estado: si podía mantenerse aquel “no es no” aprobado en otro comité federal y que abocaba necesariamente a unas terceras elecciones.…  Seguir leyendo »

El orgullo de un nombre

"Gracias al generalísimo Franco y a los que con él salvaron a España el 18 de julio de 1936, podemos nosotros, cuarenta años después, sentirnos orgullosos de ser españoles y haber vencido al comunismo y al separatismo”. Cuarenta años después era 1976 y quien así hablaba era teniente general y ministro, Félix Álvarez-Arenas, pero manifestaciones similares podían encontrarse en la multitud de entrevistas que durante aquel año y los siguientes militares de alta graduación estaban más que dispuestos, ansiosos por conceder a periodistas, especialmente si se llamaban Pilar Urbano o María Mérida.

Con Franco o con el Rey, el ejército es el mismo, decía Álvarez-Arenas, cimiento y garantía del Estado, emanación directa del pueblo, vigilante del proceso político, siempre preparado para cumplir la misión de apoyo o refuerzo de las Fuerzas de Orden Público.…  Seguir leyendo »

Qué lejos quedan —y son de ayer mismo— la predicciones que una legión de científicos políticos y sociales enunció, cuando declinaba el siglo XX, con aquella envidiable seguridad que para sí quisieran los cultivadores de las ciencias verdaderas, sobre el fin del Estado nación y su inminente sustitución por sistemas políticos post y supranacionales. Realmente, politólogos y sociólogos, que son muy buenos para las predicciones ex- post-, o sea, para argumentar porque nunca aciertan, no dan ni una cuando tratan de predecir el rumbo que tomará todo lo relativo al Estado y al poder, que es el objeto de sus lucubraciones.…  Seguir leyendo »

Crisis, caída y escisión del PSOE

Hay que remontarse a los años treinta del siglo pasado para encontrar en la historia del socialismo español un proceso tan autodestructivo como el que se ha desencadenado esta semana en la cúpula del PSOE. Fue en una reunión del comité entonces llamado nacional, convocada para el 16 de diciembre de 1935, cuando ante una cuestión marginal sometida a votación por Indalecio Prieto, Francisco Largo Caballero dimitió de la presidencia del partido y arrastró con su decisión a varios dirigentes históricos. Mientras Largo interpretó su salida como expulsión y recuperación de su libertad para recurrir, como dijo, “directamente a la base”, el resto del comité continuó la reunión y aprobó en los términos que Prieto pretendía la coalición con los partidos republicanos, que era la cuestión que tenía dividido al partido desde el fracaso de la revolución de octubre de 1934.…  Seguir leyendo »

Huelga general de electores

Quizá el mayor déficit que ha padecido la democracia española desde que comenzó a consolidarse tras el triunfo de los socialistas en las elecciones de 1982 haya sido su baja calificación como democracia parlamentaria, asfixiada bajo el peso de un ejecutivo presidencialista. Del Senado, mejor no hablar: tal como es y como funciona, no sirve para nada que no sea como cementerio de elefantes o refugio de jubilados, cuando no como cubo de desechos de la política. Y del Congreso, ¿qué se puede decir? Cuando las mayorías del partido gobernante son absolutas desaparece como cámara de confrontación y debate político; y cuando no lo son, nunca ha acabado de despertar del profundo sopor al que se ve condenado por un reglamento pensado para no incordiar más de la cuenta al gobierno.…  Seguir leyendo »

Los que matan y los que son muertos

Fue un caso particularmente inicuo de perversión del lenguaje. Ocurrió en noviembre de 1978. ETA había subido dos meses antes varios peldaños en la escalada de terror iniciada tras la promulgación de la Ley de amnistía por el primer Parlamento elegido tras 40 años de dictadura. El horror que provocó aquella serie de asesinatos a mansalva movió a los obispos titular y auxiliar de San Sebastián, Jacinto Argaya y José María Setién, junto al administrador apostólico de Bilbao, Juan María Uriarte, con la colaboración del consejo de vicarios de la diócesis de Vizcaya, a publicar una carta pastoral en la que, tras una defensa genérica de “la vida del hombre”, contemplaban al pueblo vasco luchando, entre la esperanza y la frustración, por conseguir las fórmulas jurídico constitucionales que le permitieran “sobrevivir como tal pueblo”.…  Seguir leyendo »

Confluir en el espacio bonito

No es de ayer la fuerte tendencia de las izquierdas al faccionalismo. En los comienzos del siglo, el republicanismo aparecía fragmentado en diversos partidos organizados en torno a fuertes personalidades, normalmente alejadas no porque faltara una misma cultura política que compartir, sino por cuestiones más prosaicas que tenían que ver con tipo de organización, estrategias a largo plazo y tácticas de coalición para lo inmediato. El socialismo, otra cultura de izquierda, se dividió muy pronto entre defensores a ultranza de las originarias purezas obreristas y quienes propugnaban alianzas con los republicanos y, dos décadas después, entre quienes vivían a la espera de la revolución y quienes pretendían para mañana mismo asaltar los cielos, los comunistas, que enseguida tildaron a sus antiguos camaradas de socialfascistas y lacayos de la burguesía.…  Seguir leyendo »

Las políticas del No

Estos políticos no tienen remedio, pensará cualquiera que se asome al Diario de Sesiones del Congreso y tropiece con las arengas cargadas de baja pasión destructora que, con ocasión de la investidura por ellos mismos enviada a pique, pronunciaron Mariano Rajoy, presidente en funciones del Gobierno del Estado, y Pablo Iglesias, autoproclamado aspirante a la vicepresidencia plenipotenciaria de un próximo Gobierno. Repleto de sarcasmos y desprecios hacia el partido más cercano a sus propias posiciones, sin mostrar preocupación alguna por la crisis de Estado que atravesamos, con ausencia de cualquier indicio de inquietud por los efectos de sus políticas económicas y sociales, en el caso de Rajoy; prodigando ultrajes a su competidor para susurrarle luego, en un alarde de cursilería: “Pedro, solo quedamos tu y yo”, en el caso de Iglesias, las páginas del Diario de Sesiones que recogen estos seudodiscursos constituyen un baldón y una vergüenza en la historia de la oratoria parlamentaria española.…  Seguir leyendo »

Que se regeneren ellos

Salvadas todas las distancias, que no son pocas ni cortas, algo flota en el ambiente que recuerda los lejanos tiempos del 98, cuando el espíritu público andaba por los suelos ante el ruido ensordecedor que anunciaba un inminente finis Hispaniae: tanto había caído España, dirá Costa, que ya la veía, como a Lázaro, en el sepulcro, a la espera del mesías que le dijera levántate y anda. Llegó a sentirse tan hondo el daño, y acudieron tantos médicos a la cabecera del enfermo, que las librerías rebosaron de aquel abrumador regeneracionismo que a don Juan Valera le parecía que a nada bueno conducía, pues “quien aspira a regenerarse empieza por creerse degenerado”.…  Seguir leyendo »

Todo el poder al alcalde

Quienes habían apostado por la CUP como sujeto colectivo de una revolución de nuevo tipo, una ruptura democrática en lo político y anticapitalista en lo económico-social, se han debido de llevar un buen chasco: las asambleas de la CUP celebradas en Barcelona están lejos de ser los soviets reunidos en Petrogrado. Cierto es que ningún Lenin tuvo la osadía de presentar para su aprobación nada que se pareciera ni de lejos a las Tesis de Abril, pero al menos las asambleas se habían comportado hasta el último minuto como lo que de ellas esperaban quienes las auparon al nivel de sujeto de la revolución pendiente.…  Seguir leyendo »

Ocurrió en marzo de 1980, en Vanderbilt, durante uno de los primeros coloquios sobre la Transición organizados por universidades de Estados Unidos. Un grupo de escritores, periodistas e hispanistas se reunió para hablar de la Transición en plena oleada de desencanto, extendido ante una democracia que José Luis López Aranguren había despreciado por considerarla “implantada por los franquistas, en continuidad rigurosa, incluso desde el punto de vista de la legalidad, con el régimen anterior”. Reinaba entre los participantes cierta frustración por tantas expectativas incumplidas y tuvo que ser alguien llegado de fuera, el británico Raymond Carr, quien frente a tanto malestar y desencanto afirmara que España era ya —marzo de 1980— “una auténtica democracia y quienes critican a Suárez y a su partido pueden en las siguientes elecciones desplazar a ambos”.…  Seguir leyendo »

El último Azaña

No hay nada que hacer: con esas palabras terminó Vicente Rojo, general jefe del Estado Mayor Central, su análisis de la situación ante los presidentes de la República y del Gobierno, Manuel Azaña y Juan Negrín, en la reunión que mantuvieron la noche del 28 de enero de 1939 cerca de la frontera francesa. Rojo presentó pocos días después un informe al Consejo de Ministros en el que, “para terminar la guerra de una manera digna”, proponía un plan de rendición muy simple: anunciar la suspensión de hostilidades y enarbolar en todas las unidades bandera blanca a la misma hora. El Gobierno no se atrevió a tomar tal decisión, la guerra continuaba y los reunidos atravesaron el 5 y el 9 de febrero la frontera, Negrín para volver de inmediato a la zona Centro-Sur; Azaña y Rojo, con la firme decisión de no regresar.…  Seguir leyendo »