Tomás Salas

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El sonado caso del Sr. Errejón parece que ha conmocionado y sorprendido a muchos y ocupa los medios y las redes como si fuese el más importante de los temas de nuestra actualidad. Sin embargo, es un caso más de un fenómeno antiguo y de permanente presencia. Nihil novum sub sole. Lo he llamado, en algunos artículos anteriores, el Neofariseísmo. Se resume esta moral en aquel famoso mandato de haced lo que yo diga, pero no lo que yo haga. El Neofariseísmo es general, pero está especialmente arraigado en la progresía intelectual, mediática y política (incluyo aquí a gran parte de los partidos de la derecha).…  Seguir leyendo »

Basta mirar cuántos países en Occidente –por no salir de nuestro ámbito geopolítico– tenían sistemas monárquicos a fines del siglo XVIII y cuántos los mantienen ahora. Este simple dato empírico, despojado de cualquier valoración, nos da una idea de qué dirección toma la historia, en cuanto a forma de Estado, en los dos últimos siglos. Muchos son los países que pasaron a un sistema republicano. En unos se produjo una revolución; en otros, una convulsión o crisis política; en otros, un referéndum. El gigantesco fenómeno de la descolonización e independencia de las colonias americanas, al norte y al sur, dio lugar al nacimiento de un gran número de repúblicas.…  Seguir leyendo »

Leí hace tiempo, en el prólogo del lingüista Carlos Peregrín Otero a la edición española de Estructuras sintácticas de Noam Chomsky, que la ideología es «un conjunto funcional de creencias». Las ideologías son creencias, es decir, valores, preferencias, ideas subjetivas, no comprobables empíricamente. Y, sobre todo, tienen un carácter funcional. Esto significa que, más que alcanzar la verdad o explicar la realidad de forma racional, sirven para transformar –o sostener– un orden social y los intereses de un grupo. Tienen, pues, un valor instrumental; su idoneidad depende de que alcancen o no sus objetivos.

Los nacionalismos regionales en España, los de las llamadas por ellos mismos «naciones sin Estado», presentan unas características especiales desde el punto de vista ideológico.…  Seguir leyendo »

Me refiero, claro está, a la Monarquía europea, constitucional y parlamentaria, perfectamente limitada en sus prerrogativas y definida en sus funciones por la ley; y no a otros sistemas que puedan ostentar la figura del monarca, pero que nada tienen que ver con nuestra tradición (la europea, la hispánica) ni con nuestro tiempo (el siglo XXI). Y me refiero, por otro lado, a razones de tipo histórico y sociológico, pragmáticas más que trascendentes o religiosas.

La primera razón es que una figura de esta naturaleza existe en todas las democracias similares a la española: la figura política de alguien que queda un tanto al margen de la lucha partidista y del debate parlamentario, que sirve como elementos aglutinador y moderador de la diversidad ideológica y como icono representativo y simbólico del ser nacional.…  Seguir leyendo »

Desde fines del XVIII la política de Occidente se polariza en dos términos, que han recibido distintos nombres: progresistas / conservadores, revolucionarios /legitimistas, izquierda /derecha. No es fácil diferenciar y definir teóricamente estos conceptos. Hay autores que lo han intentado. El libro de Noberto Bobbio Derecha e Izquierda. Razones y significados de una distinción histórica (traducción española en Taurus, 1995) es un buen ejemplo. Aconsejo un breve –pero lleno de agudeza, rigor y humor– opúsculo de Alejo Vidal-Quadras titulado ¿Qué es la derecha? (Destino, 1997).

Después de la II Guerra Mundial, a partir de los años 50 del siglo XX, se establece como canónico el sistema democrático en uno de los bloques (el de influencia americana).…  Seguir leyendo »

Debiera suscitar el asombro que un país tan apegado a sus ritos y tradiciones como el Reino Unido, como se ha demostrado sobradamente en el tránsito del reinado de Isabel II a Carlos III, sea también el que tiene una papel activo y principal en el origen de lo que entendemos por el «mundo moderno».

Simplificando un fenómeno de magnífica complejidad, puede decirse que esta época se caracteriza por dos rasgos, estrechamente implicados: el capitalismo, en lo económico, y la democracia, en lo político. Ambas plantas germinan sus primeras semillas en tierra inglesa y son difícilmente explicables sin su institución medular: la Corona.…  Seguir leyendo »

La altura intelectual del debate político en España, en este segundo decenio del siglo XXI, alcanza unas cotas de profundidad intelectual pocas veces igualada. Apunto algunos ejemplos, de los que ya el lector tendrá noticia.

El significado reivindicativo y crítico de que una señora ministra muestre veladamente (lo que no está exento de cierto morbo) las protuberancias de sus atributos pectorales.

La necesidad de usar los ricos recursos de la lengua de Cervantes para obtener expresiones acodes con las exigencias de la igualdad y la inclusividad, por ejemplo, niñes o autoridadas u otras perlas del ingenio inagotable de la progresía ilustrada.…  Seguir leyendo »

El nacionalismo suele caracterizarse por su endeblez teórica, por la pobreza de sus argumentos y por el escaso pudor con el que manipula los datos históricos. Sin embargo, hay algunas excepciones. Uno de los libros más esclarecedores que pueden leerse sobre este complejo tema es el titulado, precisamente, Nacionalismos. El laberinto de las identidades (Madrid, Espasa-Calpe, 1994) del que fuera senador y eurodiputado socialista, además de catedrático y conocido escritor, Xavier Rubert de Ventós.

La tesis central del libro no deja de ser atractiva: el nacimiento del Estado nación, la gran creación política del mundo moderno, es una estructura que se implanta sobre una realidad diversa y espontánea; y la aplasta, la anula.…  Seguir leyendo »

Los pemanianos, si los hay, que lean este artículo recordarán aquel memorable de don José María, publicado en una tercera de ABC, el 19 de abril de 1970, con el título de El catalán: un vaso de agua clara.

Hagamos un poco de historia. Finales de los 60. El Institut d'Estudis Catalans promueve una campaña para incentivar la enseñanza del catalán, especialmente en las escuelas. Detrás hay numerosas organizaciones, entre ellas, Òmnium Cultural (¿les suena?). La misma Diputación de Barcelona ofrece cursos a aquellos ayuntamientos que lo soliciten. Uno de los líderes de aquel movimiento es Josep Benet, que luego tendría un papel activo en la transición y sería nombrado por D.…  Seguir leyendo »

En este año se cumple el centenario de la publicación de una de las obras capitales de la literatura contemporánea, la novela Ulises del irlandés James Joyce. Obra que produce una ruptura con la magnífica tradición novelística del XIX y principios del XX, que hace saltar en pedazos las coordenadas espacio-temporales, el principio de verosimilitud, la coherencia de los elementos del mundo novelístico, etc.; y abre la puerta a todos los experimentos narrativos –algunos geniales, otros banales– que luego han llegado.

Además, Ulises tiene una publicación accidentada y rodeada de circunstancias especiales y anecdóticas. En esta peregrina historia juega un papel fundamental una mujer quizá no muy conocida: Sylvia Beach.…  Seguir leyendo »

La Semana Santa año a año vuelve, sorprendiendo a muchos, enardeciendo a bastante gente y escandalizando a algunos. Para empezar, aparte de cualquier consideración moral o religiosa que queramos hacer, hay que reconocer: (a) su carácter de fenómeno sociológico y cultural (uso aquí el término en un sentido amplio, no en el estricto de cultura como lo concerniente al conocimiento, lo académico); y (b) su carácter extemporáneo, especial, a contrapelo del «sentido de los tiempos» (en el caso de que esta entelequia exista y de que la historia humana tenga una dirección, un sentido determinado).

En cuanto al punto (a), la evidencia no requiere mayores estudios ni cábalas.…  Seguir leyendo »

El paso de un sistema político autoritario a una democracia no se da en España, como en otros países, en forma de ruptura, sino de reforma legal. Aquella famosa fórmula atribuida a Fernández Miranda, «de la ley a la ley», resume bien el espíritu de este cambio histórico. En efecto, las Leyes Fundamentales dan paso a la Ley para la Reforma Política y, de ahí, al actual statu quo. No hubo ruptura. Ni siquiera hubo unas Cortes Constituyentes que hicieran un debate abierto sobre la Constitución, como sí lo hubo en la II República que, por otra parte, tampoco fue un modelo de rigorismo legalista.…  Seguir leyendo »