Vicente Molina Foix

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La llegada de los ‘wogs’

No recuerdo si aquel invierno fue frío; calenturiento en rumores sí, y eso que por entonces aún no habían creado los dos juanes amigos, Benet y García Hortelano, la que ellos mismos llamarían Rúmor S. L., agencia limitada de difusión de bulos en broma y tomaduras de pelo en general. La rumorología política, que, naturalmente, no es otro de los (supuestos) males traídos por la Transición, se puso al rojo vivo en España desde que a finales de octubre de 1982 el PSOE ganase las elecciones generales con mayoría absoluta, lo que le permitía formar un equipo ministerial socialista casi 50 años después de las últimas gobernanzas de la izquierda.…  Seguir leyendo »

Regreso a la URSS con retoques

El 21 de junio de 1936 André Gide fue invitado a pronunciar un elogio fúnebre en la Plaza Roja de Moscú, aquella mañana llena de gente compungida; Stalin presidía el acto en honor del glorioso escritor ruso Maxim Gorki, fallecido tres días antes. El novelista francés, que tenía entonces 66 años y aún no había ganado el premio Nobel, era una eminencia de la izquierda filocomunista internacional, sobre todo después de haber publicado en la década anterior su Viaje al Congo, hermoso libro de observación humana y vigorosa denuncia del colonialismo europeo en África, que se abre con unos versos de Keats: “Mejor es la imprudente movilidad / que la prudente fijeza”.…  Seguir leyendo »

Último oro

Un día de julio de 1995 visité en su tranquilo retiro de Jávea a Julio Alejandro, que iba a ser el primer personaje de una galería de retratos conversados que yo publicaría en la edición dominical de este periódico a lo largo de aquel verano. La idea de la serie, que titulamos La edad de oro, era oír y transcribir el relato de personas muy mayores (en edad y significación) de nuestra cultura, en su mayoría activas aunque no todas debidamente reconocidas. El encuentro previo en su despacho, a mitad de mayo, con Jesús Ceberio, entonces director de EL PAÍS, precisó el contenido de esas colaboraciones estivales y propició su arranque; los nombres serían todos indiscutibles, pero al lado de Victoria de los Ángeles y Aurora Bautista, de Jorge Oteiza y José Luis Sampedro, en mi lista habría también raros y olvidados, por ejemplo Julio Alejandro.…  Seguir leyendo »

Historia de la puta y la patera

Esta historia se compone de dos escenas al aire libre y de un proyecto de ley. La primera escena es nocturna y un poco neorrealista. La vi sin vivirla hace muchos veranos, viajando con unos amigos por la hermosa costa marroquí del Atlántico sur, allí donde se suceden las “ciudades portuguesas” fundadas a lo largo del siglo XVI. Nos habíamos entretenido al atardecer, los tres viajeros españoles, en las dunas de una larga sin merenderos ni sombrillas; las sombras surgieron de repente, como si brotasen de las laderas de arena. ¿Alucinaciones del vino blanco de Meknés con el que el camarero benigno de un restorán de hotel nos había llenado, como un falso té de menta, la cantimplora?…  Seguir leyendo »

Muertes novísimas

Antes de ser novísimo, Antonio Martínez Sarrión, el excelente poeta que acaba de fallecer, les tomó el pelo a varios de quienes pocos años después, en 1970, serían sus compañeros de antología. Sarrión, encuadrado por Josep Maria Castellet entre los séniors, había conocido en Madrid a dos estudiantes copartícipes de la rama juvenil de aquel Nueve novísimos, extravagantemente bautizada por Castellet como la coqueluche y distinguida por su culteranismo no siempre bien reposado, sus ansias libertarias o libertinas al menos y, como filia más extrema, la cinefilia. De hecho, los nueve poetas, no tan venecianos como se dijo que eran, estaban ligados, en una mayoría de siete a dos, por su amor al séptimo arte, amor fou en algunos casos, que Sarrión, en un soneto suyo anónimo en las páginas de Film Ideal, ridiculizaba desde la primera estrofa: “Soy cahierista yo, soy cahierista.…  Seguir leyendo »

Ricardo Palma, en España

Con lo conmemorativos y lo funerales que aquí somos, sorprende la poca atención que se le ha prestado este año al gran escritor peruano Ricardo Palma, que murió en octubre de 1919 después de una larga vida en la que España significó un hito y una fijación, sin dejar de dolerle lo suyo, colonialmente hablando. Palma, nacido en 1833 en Lima de padres pardos (mulatos), fue versificador y dramaturgo precoz, burócrata gubernamental, bibliotecario celoso y hombre de acción en la política y en la literatura, formando parte de una generación plasmada por él en sus deliciosas viñetas memoriales La bohemia de mi tiempo, donde se pinta como copartícipe de un romanticismo libérrimo en el que “desdeñábamos todo lo que a clasicismo tiránico apestara, y nos dábamos un hartazgo de Hugo, Byron, Espronceda”, teniendo cada cual “su vate predilecto entre los de la pléyade de revolucionarios del mundo viejo”.…  Seguir leyendo »

Se trata, a mi juicio, de la mejor exposición artística del año, la más audaz, la más inteligente, la más inesperada. Todo lo ahora expuesto en el Colegio de San Gregorio de Valladolid es hermoso y antiguo, pero llevaba años o siglos sin exhibirse en ninguna parte. Eran imágenes de comparsa, retazos inservibles de un altar o la espalda de un monje o una santa de quienes sólo se vio en el templo, si acaso, la vestidura litúrgica o las llagas, y rara vez el vacío posterior de la madera ni la parte rugosa de la piedra. Lo que ha hecho María Bolaños, directora del Museo Nacional de Escultura y comisaria de esta exposición temporal que bien merece por sí misma un viaje exprofeso a la ciudad del Pisuerga, es una operación de rescate que trasciende el mérito de las piezas mostradas, las recoloca, les da argumento y trama, y aporta así sentido a un conjunto escultórico a menudo anónimo y no pocas veces realizado en serie; un material devoto o decorativo, descartado, tapado y apagado en los depósitos museísticos, donde las estatuas, la mayoría sagradas, debían de yacer como cuerpos maltrechos pero incorruptos a la espera de una improbable resurrección, que esta vez ha llegado no de milagro sino por vía humana.…  Seguir leyendo »

Tres Españas o más

A las dos evocadas por Machado, y a esa tercera de la Guerra Civil audazmente propuesta por Andrés Trapiello en su work-in-progress Las armas y las letras, se suman otras, como si España fuese un cuerpo de miembros infinitos. En tres libros recientes hay asomos de un país múltiple que se repite a sí mismo en sus antagonismos, en sus ilusiones, en sus condenas, y en los tres me he visto reflejado en una esquina del espejo-luna de la realidad española: tener una avanzada edad facilita estos y otros vislumbres del pasado. Javier Padilla, el joven autor de A finales de enero (Tusquets, 2019, Premio Comillas), me solicitó en su día una entrevista, de las muchas que forman la arboladura de su amplia investigación, pese a que yo le advertí que a su primer protagonista, Enrique Ruano, nunca le conocí, y a los otros dos, Lola González y Javier Sauquillo, íntimos de Enrique y víctimas del atentado de la calle de Atocha, 55, les traté poco.…  Seguir leyendo »

El anti-Sánchez

A fines de septiembre del año 2008 recibí una carta personal de Albert Rivera, entonces un joven abogado catalán que se iniciaba en la política y había cobrado notoriedad por su full monty electoral, tapándose el desnudo integral con las manos cruzadas sobre sus partes pudendas. La carta era elocuente, amable y determinada; el político se hacía eco de un artículo mío publicado el 13 de septiembre de ese año en el diario Libération, donde cuatro escritores europeos nos turnamos semanalmente durante casi dos años mandando una carta desde la capital en donde vivíamos. Mi Lettre de Madridde aquel mes había tratado de una contienda que, lejos de calmarse, ha ido creciendo, con estrategias y armas de mayor calibre: la guerra de las lenguas (título del artículo).…  Seguir leyendo »

Fíjense, si aún no lo han hecho, en el predominio creciente del azul en la vestimenta de los políticos, y escribo políticos en este caso sin miedo a verme tildado de masculinismo excluyente, pues mi azul es el de los varones; del color de la ropa de las mujeres que están en política hablamos más adelante.

Tomo como referencia las páginas de este periódico de un día cualquiera, que resulta ser el pasado miércoles, 17 de octubre, aunque mi fijación en el azul preponderante es muy anterior a esta fecha y la he podido ver en otros periódicos y en las televisiones.…  Seguir leyendo »

La viuda valiente

La institución del matrimonio, después de haber nutrido de grandes obras maestras el teatro, la novela y, más modernamente, la poesía, prolonga el dramatismo y la intriga cuando los escritores dejan, además de un legado, cónyuges. Se habla ahora bastante de viudas cicateras o mangoneadoras, quizá por la sencilla razón numérica de que hay más hombres escritores célebres que mujeres, algo que cambiará en poco tiempo. Mientras llega el momento de hablar con la apropiada normalidad de los malos viudos, es justo recordar que familiares y allegados los ha habido siempre, desde que el libro es libro, y a no pocos les debemos un eterno agradecimiento.…  Seguir leyendo »

Besos históricos

El primer día de octubre de 1930, en una carta al pintor Gregorio Prieto, por entonces un amigo muy próximo a él, Vicente Aleixandre escribió lo siguiente: “Estoy seguro en que llegará una década de libertad, de máxima libertad. Nuestra generación no lo verá ya. Lo que hoy no está más que apenas tolerado, y mal, tan mal, será el día de mañana cosa corriente, formas distintas. El amor lo justificará como debe ser, como tiene que ser, porque como se habrá impuesto habrá hecho que la comprensión penetre hasta en las capas hoy más absolutamente impermeables. Será una obra de reparación que la humanidad se dará a sí misma y que hoy sólo se ve en las zonas más cultas”.…  Seguir leyendo »

El mal moderado

La palabra ha gozado siempre de buena fama, asociada al consejo que le da una madre al hijo un sábado por la noche, “bebe con moderación”, el ministerio del ramo a los conductores del parque automovilístico, “modere la velocidad”, o los curas al pecador genuflexo en el confesionario, “modera tus instintos”. En un pasado que hoy nos parece remoto e inverosímil, el adjetivo se aplicaba también a los políticos catalanes de centro-derecha, pero esa aplicación ha caído en desuso; últimamente se utiliza mucho en la prensa, casi siempre unido al islam.

Es preciso revisar las moderaciones contemporáneas, y entre ellas ninguna más necesitada de una urgente ortopedia que el llamado islamismo moderado, un concepto legítimo en su raíz pero actualmente borroso.…  Seguir leyendo »

Vivimos entre desapariciones. Las que causa la muerte natural no duelen menos a quienes las sienten, pero permiten el leve consuelo de lo que es común e inexorable. Junto a ellas, la muerte criminal o accidental parecen castigos de un dios desconocido más que hecatombes. El siglo XX estuvo marcado por sus desaparecidos, que, al darse en una época que ya permitía el recuento, los hizo visibles. En Argentina, unas mujeres con un pañuelo en la cabeza iniciaron la batalla de la restitución de los suyos y consiguieron que algunos de esos fantasmas tuvieran linaje; no todos de cuerpo presente. En España, por la torpeza de unos y la mala voluntad de quienes gobiernan, siguen mal enterrados, aunque sepamos sus nombres, muchos muertos del bando derrotado en la Guerra Civil.…  Seguir leyendo »

De repente, los escritores inspiran confianza. Tradicionalmente, el escritor, hombre o mujer, era para la mayoría de los ciudadanos españoles, los que no leen, y por tanto para la mayoría de los políticos, que tampoco, una figura delicada y remota, tan digna de respeto como superflua. Es tan grande la agitación interior y el desconsuelo de la ciudadanía, tan airada la indignación contra nuestros representantes con mando, que los intelectuales, inesperadamente, han cobrado un valor de uso electoral, por encima o fuera de sus obras. Filósofos, catedráticas de Humanidades, novelistas, poetas, cineastas; más que los nombres concretos, que pueden aumentar a lo largo de un año electoral abierto a los sobresaltos y los virajes, lo sintomático es el énfasis puesto en su oficio.…  Seguir leyendo »

Un buen número de varones, alcanzada cierta edad, descubrimos en nuestro interior la existencia de una escondida glándula llamada próstata, a la que de joven se desdeña, por creerla poco menos que ornamental al lado de otros órganos esenciales del cuerpo masculino. Yo mismo tuve noticia fehaciente de ella hará casi 25 años, en una muestra de precocidad que más me habría gustado experimentar en la sabiduría o el amor. Pero no quiero hablar aquí de la mía, con la que mantengo una relación de estrecha vigilancia, recelo no exento de aprensión y análisis pormenorizado de sus alteraciones, un poco a la manera en que los financieros siguen las subidas y bajadas del índice bursátil.…  Seguir leyendo »

No todos los escritores, del sexo que sean, son fotogénicos. Comparten esa carencia con el resto de los mortales, pero al igual que ellos, por el hecho de tener vida, aun siendo ésta trillada o irrelevante, tienen una biografía posible. Pocas se llevan a cabo de manera artística o pública; la memoria privada de sus seres cercanos es, en general, lo único que hace persistir a la mayoría de los muertos. Es cosa sabida que España, un buen lugar para vivir (al menos según los extranjeros que la visitan turísticamente), es malo biográficamente hablando. Los libros asociados al recuento de las vidas han escaseado siempre, en sus distintos registros, y no deja de ser paradójico que el país más entrometido que existe sea a la vez el que confunda, cuando suena la flauta, la voz de la verdad con la maledicencia.…  Seguir leyendo »

Resulta extraño que los detractores de la Monarquía no hayan criticado el estilo literario de la abdicación de Juan Carlos I. No sería bueno que los republicanos de hoy, algunos muy leídos, descuidasen, al contrario que los de antaño, la gramática. Lo cierto es que el boletín difundido el lunes 2 de junio no era, en general, una pieza de redacción de gran relieve (“ilusionante tarea”), llamando la atención sobre todo la frase concerniente a la decisión expresa del Monarca de “poner fin a mi reinado y abdicar la Corona de España”. La expresión sonó mal al ser oída, y no por culpa del Rey, que tuvo una de sus intervenciones televisivas más airosas.…  Seguir leyendo »

Ante todo fenómeno de la naturaleza, aunque sea de la naturaleza comercial, la tentación es quedarse en silencio, abrumado por la magnitud del acontecimiento. O salir huyendo: conozco de cerca a más de una persona que ha jurado no ir a ver Ocho apellidos vascos ni gratis, pero ya se ve que esas reticencias nada han podido contra los nueve millones de espectadores de la película, una cifra que cuando lean esto seguro que habrá aumentado considerablemente. Es previsible que al acabar, algún día será, su exhibición en salas de cine, el filme de Emilio Martínez-Lázaro haya sido visto casi por una cuarta parte de la población total de España.…  Seguir leyendo »

Los primeros suicidios que sufrí en mi vida fueron emprendidos por Ramón Moix, antes de catalanizar su nombre de pila a lo latino, y por Leopoldo María Panero, y en ambos actuó de intercesora o reparadora Ana María, la hermana menor de Terenci. Los tres han muerto, muchos años después de superar aquellos impulsos juveniles y sobrevivir, luchando bravamente los hermanos Moix contra el mal de los fumadores, y desmoronándose Leopoldo, sin dejar, hasta el último aliento, de hacer resonar en muchos lectores incondicionales el timbre de su incomparable voz. Con la desaparición de Ana María y Leopoldo, ocurrida en el transcurso de una semana, se acaba además, si no me equivoco, la huella genética de dos familias que marcan una época y a mí me hicieron distinto y mejor de lo que era al conocerles.…  Seguir leyendo »