Xavier Reyes Matheus

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Bajo el signo del populismo

Un politólogo venezolano hablaba en un artículo, hace días, de los «políticos de plastilina», a propósito de denunciar esa falta ya crónica de un liderazgo decidido y capaz de congregar a la sociedad en torno a un proyecto coherente. Atribuía esto, el analista, al populismo de quienes, en vez de procurar conducir a los gobernados, se preocupan exclusivamente por caerles en gracia y son incapaces de tomar ninguna decisión que no esté llevada por el oportunismo de las encuestas. Y esto se comparaba con Chávez, a quien el autor, por más que antichavista sin titubeos, reconocía el suficiente coraje como para haberse decidido a arrastrar a la gente hasta sus predios ideológicos, que han terminado convirtiéndose para esos mismos incautos en una prisión cochambrosa.…  Seguir leyendo »

Un efecto decisivo ha tenido la inmolación de Leopoldo López: ha añadido al discurso de la oposición venezolana una palabra asombrosamente obviada durante todos estos años, «dictadura». Ha sucedido precisamente cuando las palabras sobraban, y cuando, sorteando la censura, la realidad se ha hecho ostensible en las imágenes de una brutal represión. Con todo, quizá habrá quien se extrañe de que una decena de muertos frente a la acción policial resulten más llamativos que los cientos que se registran, por falta de aquélla, cada semana en Caracas.

Que la impunidad y la violencia son connaturales a la revolución chavista es una cosa patente, pero ello parece no haber bastado para dar al problema el estatuto de un fenómeno político.…  Seguir leyendo »

En una conferencia en 1902, en Cartagena, proclamaba Unamuno: «Se nos ha dicho y repetido que debemos europeizarnos. Europeizarnos no, que Europa nos es pequeña; universalizarnos más bien, y para ello españolizarnos aún más». Españolizarse era, para don Miguel, mostrar toda la riqueza y la proyección de lo hispánico; algo que, según decía, no podía dejar de contar como importante activo al mundo hispanoamericano. Pero notaba también el pensador vasco que, como en un extraviado reenvío, las naciones de Hispanoamérica habían salido al encuentro del cosmopolitismo esquivando lo español y poseídas, en cambio, de la fiebre parisina que bien pronto iba a trocarse en fascinación por los Estados Unidos.…  Seguir leyendo »

La Constitución de Cádiz, cuyo bicentenario venimos de celebrar, es tema favorito en las cábalas de la historia perdida: ¿qué habría pasado en España si ese orden liberal y conciliador, con todo y sus defectos, se hubiera abierto camino? A falta de otras referencias, los que anhelamos la paz y la libertad para este país nos esforzamos por trasladar a la Constitución de 1978 aquella vieja esperanza. Queda, en cambio, sin respuesta del futuro, la pregunta por Hispanoamérica: ¿habríamos podido ser «españoles de ambos hemisferios»? Seguramente hay que rendirse al no: la distancia geográfica; la limitación efectiva, para los criollos, de la participación en los mandos del Estado; la crisis de legitimidad de las autoridades tras la invasión napoleónica...…  Seguir leyendo »

La fiesta del 2 de mayo, que hoy se celebra, renueva en los discursos el tema de la nación, que ya parece, en un planeta interconectado y multicultural, una idea trasnochada. Más aún: su reivindicación suele remitir al sectarismo de las arengas nacionalistas, anacrónicos viveros para la supervivencia del racismo, de la intolerancia religiosa y del mesianismo. Si uno no es un iluminado, poseído por la idea delirante de una elección providencial o de un destino místico, es probable que prefiera «pertenecer al mundo» y mantenerse a prudencial distancia de cualquier forma de adscripción nacional. Y, sin embargo, quizá ahora más que nunca urge que nos garanticemos un espacio de acción ciudadana y de desarrollo sociocultural en medio de ámbitos cada vez más vastos, donde, por contraste, los individuos tendemos a hacernos también más pequeños e insignificantes.…  Seguir leyendo »

Con el bicentenario del nacimiento de Verdi, este 2013, algunos caraqueños quizá habrán recordado los tiempos en que la capital venezolana creó su propio «Club de los 27», el único que existía fuera de Italia. Cada miembro de la asociación representaba uno de los títulos de la producción dramática verdiana (incluyendo, claro está, el Requiem), y tenía por obligación contribuir al conocimiento de la obra asignada y de la memoria, en general, del gran maestro. Recuerdo aquellas reuniones, en el entorno del teatro Teresa Carreño (que se había inaugurado en 1983, con la ilusión de competir con el Colón de Buenos Aires por el título de máximo templo sudamericano de la lírica y la danza).…  Seguir leyendo »

No es exagerado decir que el Estado liberal es aquel en el que el derecho ciudadano se remite al trabajo por encima de los otros dos factores de producción —la tierra y el capital—, que fundamentaban en cambio el orden estamental del Antiguo Régimen. El reconocimiento de que las personas se hallan en una potencial situación de igualdad para hacerse un sitio en la vida social obedece sobre todo a una valoración antropológica, que considera los individuos mondos y lirondos, como sujetos capaces de hacer suyas aquellas palabras del poema de la Storni: «El sustento me lo gano y es mío / donde quiera que sea, que yo tengo una mano / que sabe trabajar y un cerebro que es sano».…  Seguir leyendo »

Cuando Esperanza Aguirre creó la Fundación Dos de Mayo, Nación y Libertad, para volver los ojos a la Guerra de Independencia española y a las Cortes de Cádiz, es claro que buscaba insertar su obra política en una tradición ideológica. Desde luego, había en ese intento cierta voluntad de construir un mito fundacional, aunque la interpretación del pasado no se confiara a un propagandista, sino a un historiador riguroso como Fernando García de Cortázar. En Historia, después de todo, las líneas genealógicas son un itinerario para comprender el presente, y hacerse comprender es condición obligada cuando se quiere transmitir un mensaje político.…  Seguir leyendo »

Es de esperar que los bicentenarios que conmemora por estos años Iberoamérica vayan dejando de ser pretexto para exhibir pendones de guerra, y se enfoquen más bien en el auténtico meollo de todo aquel fenómeno que sacudió las formas sociales y políticas durante tanto tiempo instaladas en el mundo: la creación del Estado moderno y la configuración de una sociedad libre, democrática y titular de derechos inalienables. Este impulso edificador, que sucedió a la demolición emancipatoria, tuvo su expresión más clara en los criterios organizadores sobre los que se trazó el diseño constitucional, que en 1811 se concretó por primera vez en la América hispana, con la Constitución de Venezuela, y en 1812 en la península, con la emanada de las Cortes de Cádiz.…  Seguir leyendo »