Basta ya de pseudociencias

En estos días previos, se ha celebrado con gran seguimiento en las redes sociales dos días relacionados con la ciencia. El Día de Darwin, el pasado 12 de febrero, que conmemora el nacimiento del gran científico y también el día 11, Día de la Mujer Científica para traer a la palestra historias de mujeres que por el hecho de serlo pasaron más desapercibidas.

Tanta celebración científica debía de contrarrestarse con San Valentín, pero no entraré en eso, sino que lo aprovecho para argumentar cómo de la mano de la ciencia, en su más pura esencia y credibilidad, corre casi, a la vez, un auge de las pseudociencias. No solo entre los presumiblemente menos agraciados intelectualmente, sino que cada día son más cool y son tendencia entre postmodernos y los seguidores de la postverdad.

Llámase pseudociencia a todo aquello que pretende tener una apariencia científica, pero sin seguir el método científico adecuado y válido, ni puede ser reproducido de forma fiable. Magia contra ciencia, remedios fabulosos que no son comprobables en un simple estudio reglado. Técnicas médicas que tienen más de placebo que de remedio real y que para funcionar apelan a la fe de cada uno, cosa que no es muy de fiar.

Muchas de estas pseudociencias podrían pasar por charlatanería, imposición de manos o profesionales con gran capacidad de convicción y manejo de voluntades., pero a veces, no pocas, tienen efectos indeseables por acción o por omisión. Me explico: que te vendan una sesión de espiritismo puede acarrear un gasto económico y una frustración como mucho, pero que te convenzan que con unas plantas o una terapia de meditación, mientras pasa un cometa, te va a curar el cáncer, puede hacer que no uses la quimioterapia adecuada y el resultado sea trágico.

El pasado lunes 13 se divulgó por las redes sociales la campaña #StopPseudociencias hasta ser Trending Topic, para instar al Gobierno a que ponga freno a estas pseudociencias peligrosas. Miles de mensajes en Twitter y otras redes, artículos de prensa y charlas varias, entre las que destaca la que tendrá lugar el próximo día 18 en el hospital de La Paz de Madrid, denominada Terapias Peligrosas.

Miles de usuarios denunciaron prácticas abusivas, estafadoras y peligrosas con mensajes de pretendidas sanaciones al estilo de la magia medieval, incrustadas en nuestra sociedad casi sin darnos cuenta.

La infancia no es ajena, los adultos allá cada cual. Pero cuando de niños se trata es muy frecuente dejarse engañar con tal de encontrar un remedio para solucionar ese problema del peque que nos rompe el alma. Sea un cáncer o sea un moco de un catarro, los padres viven con inmediatez y con ansiedad la búsqueda de una solución al problema. Un llanto persistente de un bebé debe ser acallado a cualquier precio y para ello encontraremos avezados pseudoprofesionales sin escrúpulos que nos venderán un remedio homeopático a sabiendas que no tendrá ningún efecto. O nos cobrarán un dineral por unas sesiones de osteopatía craneal para solucionar una asimetría que se solucionará sola con el tiempo, o terapias tan agresivas como la fisioterapia respiratoria pretenden limpiar de mocos a un mocoso.

Hay muchos otros ejemplos de pseudociencias que pretenden sacar a los padres el dinero aprovechando esa debilidad innata que nos producen las lágrimas de un bebé. Y para muestra, están los cólicos del lactante, masajes, relajación, osteopatía, homeopatía también, y otras técnicas más peregrinas como escupir wiski sobre el abdomen del bebé, que de todo se ve, collares de ámbar que pueden asfixiar al peque y podría tragar y ahogar por una pieza desprendida, todos ellos remedios para un problema que se soluciona habitualmente poniendo al pecho al bebé o en el peor de los casos con el paso de los días.

Técnicas de otros tiempos llevadas a cabo por aficionados en aras de una pretendida vida natural. Como puede ser promover el parto en casa sin control o bulos y leyendas urbanas llevadas a la postmodernidad como los movimientos antivacunas, la fobia a la leche o las redes wifi. Todas son aprovechadas por gentes sin escrúpulos ante la pasividad del ministerio y sus sucesivos regidores.

La campaña avalada por numerosas organizaciones en defensa de la ciencia pretende sensibilizar a la ministra para que promueva leyes que acoten y obliguen al charlatán a demostrar lo que pregona antes de poder usarlo. Y si no se demuestra que unas plantas curan el cáncer, deténgase su publicidad y sancione al estafador.

El paciente jamás es culpable, los engaños han existido siempre y los que lo realizan son delincuentes y estafadores expertos, Palabras grandilocuentes como la medicina ortomolecular, la acupuntura, aromaterapia, cromoterapia, dieta alcalina, magnetoterapia, cuencos tibetanos y tantos otros procedimientos fraudulentos, embaucan a la buena gente que piensa que como está difundido por los canales habituales, ya tienen un efecto consolidado y cierto y no es así, ninguna de esas terapias superaría un mínimo estudio serio.

Señora ministra, es momento de regular las pseudociencias y pseudoterapias por el bien de la población y de la infancia. #StopPseudociencias

Jesús Martínez

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