Beber café es un hábito más saludable de lo que se piensa

Cuando era niño mis padres no me dejaban tomar café porque creían que "atrofiaría mi crecimiento". Resulta que, por supuesto, eso es un mito. Una y otra vez, los estudios no han podido demostrar que el consumo de café o cafeína esté relacionado con la reducción de la masa ósea o la estatura.

El café siempre ha tenido fama de no ser saludable. Pero, en casi todos los sentidos, sucede lo contrario. Sus potenciales beneficios para la salud son sorprendentemente grandes.

Cuando me dispuse a investigar la relación entre el café y la salud, pensé que vería algunos resultados buenos y otros malos, en reflejo de los contradictorios reportes que solemos ver en los medios. No fue así.

Apenas el año pasado se publicó una revisión sistemática y un metaanálisis de estudios sobre el consumo de café, a largo plazo y el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Los investigadores encontraron 36 estudios que abarcaron más de 1.27 millones de participantes. Los datos combinados muestran que quienes consumen una cantidad moderada de café —de tres a cinco tazas al día— tenían menos riesgos de tener problemas. Pero los que bebían más de cinco tazas diarias no corrían mayores riesgos que quienes no consumían ninguna.

Por supuesto, todo lo que estoy escribiendo se refiere al café: el café negro. No estoy hablando de las bebidas con base de café, leche y azúcar que consumen muchas personas. Éstas pueden ser, por ejemplo, cosas como el moca grande de McDonald's (500 calorías, 17 gramos de grasa, 72 gramos de carbohidratos), el moca chocolate blanco Venti de Starbucks (580 calorías, 22 gramos de grasas, 79 gramos de carbohidratos) y el café grande de caramelo congelado Coolatta de Dunkin' Donuts (670 calorías, 8 gramos de grasas, 144 gramos de carbohidratos).

Y eso por no referirme al café con leche caramelizado Lotta de Cold Stone Creamery, tamaño Gotta Have It (1,790 calorías, 90 gramos de grasa, 223 gramos de carbohidratos). Un café colado normal tiene menos de cinco calorías y nada de grasas o carbohidratos.

Regresemos a los estudios. Hace años se publicó un metaanálisis que examinó si el consumo de café estaba relacionado con el derrame cerebral. Se encontraron once estudios que implicaron a casi 480.000 participantes. Al igual que en las investigaciones anteriores, el consumo de dos a seis tazas por día estuvo asociado con un menor riesgo de enfermedad, en comparación con quienes no tomaban nada. Otro metaanálisis publicado un año después confirmó esos hallazgos.

Respecto a las preocupaciones sobre los efectos del café en el corazón, otro metaanálisis examinó si su consumo estaba asociado con fallas cardiacas. Otra vez quienes ingieren moderadamente esta infusión corren un riesgo menor, sobre todo aquellos que beben cuatro tazas al día. El consumo tendría que ser de unas diez tazas diarias para que hubiesen efectos nocivos.

Nadie está diciendo que hay que beber más café por salud. Sin embargo, tomar una cantidad moderada está relacionado con índices más bajos en casi todas las enfermedades cardiovasculares, contrario a lo que muchos podrían haber escuchado sobre los peligros del café y la cafeína. Incluso los consumidores en el extremo más alto del espectro parecen tener efectos nocivos mínimos, si es que los hay.

Pero no seamos selectivos. Hay resultados fuera de la salud que son importantes. Muchos piensan que el café podría estar asociado con el aumento del riesgo de cáncer. Ciertamente, estudios individuales han encontrado que así es, y estos resultados son los que aparecen en los medios informativos. Pero en términos generales, la mayoría de esos resultados negativos desaparecen.

Un metaanálisis publicado en 2007 encontró que aumentar el consumo de café en dos tazas diarias estaba asociado con menor riesgo de cáncer de hígado por más de 40 por ciento. Otros dos estudios recientes confirmaron esos hallazgos. Los resultados de otros análisis que examinaron el cáncer de próstata encontraron que en los estudios de alta calidad, el consumo de café no estaba relacionado con resultados negativos.

Lo mismo se aplica al cáncer de mama, donde las asociaciones no tuvieron importancia estadística. Es verdad que los datos sobre cáncer de pulmón muestran un mayor riesgo, a mayor consumo de café, pero eso solo entre las personas que fuman. Tomar café podría proteger a los no fumadores. De todos modos los autores de ese estudio advierten que deben interpretarse con cautela, debido a que los efectos del fumar son un factor de confusión.

Una investigación que examinó todos los tipos de cáncer apunta a que el café podría estar asociado con una menor incidencia de cáncer en general y que, mientras más se consuma, más protegido se está.

Beber café está asociado con mejores resultados de laboratorio en las personas con riesgo de enfermedades hepáticas. En pacientes que ya sufran una enfermedad hepática, está asociado con la reducción del avance de la cirrosis. En los enfermos que ya tienen cirrosis, está asociado con menor riesgo de muerte y de contraer cáncer de hígado. En pacientes con hepatitis C se relaciona con mejores respuestas a la terapia antiviral y mejores resultados en pacientes con hepatitis no alcohólica. Los autores de esta revisión sistemática sostienen que debe fomentarse el consumo diario de esta infusión, en pacientes con enfermedad hepática crónica.

Los metaanálisis más recientes sobre trastornos neurológicos han encontrado que la ingestión de café estaba asociada con menor riesgo de mal de Parkinson, menos declive cognoscitivo y un posible efecto protector contra el mal de Parkinson (y ningún daño).

Otra metódica revisión publicada en 2005 encontró que el consumo regular de café estaba asociado con una significativa reducción en el riesgo de contraer diabetes tipo 2, y un riesgo relativo más bajo (una reducción de una tercera parte) se notó en quienes bebían al menos seis o siete tazas al día. El estudio más reciente, publicado en 2014, usó datos actualizados y consideró 28 estudios con más de 1.1 millones de participantes. Aquí también, mientras más café se bebe, menos posibilidades de tener diabetes. Esto se refiere tanto al café normal como al descafeinado.

¿Está asociado el café con el riesgo de muerte en todas las causas? Al respecto existen dos metaanálisis publicados en el último año. En el primero se revisaron veinte estudios, que implicaron a casi un millón de personas. En el segundo se analizaron 17 estudios que involucraron a más de un millón de personas. Los dos encontraron que beber café está asociado con una posibilidad muy reducida de muerte. No puedo pensar en ningún otro producto que tenga tanta evidencia epidemiológica a su favor.

Admito que, básicamente, ninguna de las investigaciones mencionadas contiene ensayos aleatorios de control. Es importante recordar que generalmente esos ensayos se llevan a cabo para ver, si se sostiene lo que observamos en los estudios epidemiológicos.Empero, la mayoría de la gente no bebe café porque piense que eso la va a proteger. De hecho, a la mayoría les preocupa que les haga daño. Pero casi no hay evidencias de eso.

Si cualquier otro factor de riesgo modificable tuviera ese tipo de asociaciones positivas en todos los sentidos, los medios estarían encima de él. Se lo estaríamos recomendando a todo el mundo. Se organizarían intervenciones completas a su alrededor. Y sin embargo, por demasiado tiempo el café ha sido considerado un vicio, no como algo que pudiera ser saludable.

Eso podría cambiar pronto. El más reciente reporte científico de los lineamientos nutritivos del departamento de Agricultura de Estados Unidos, de los que ya he hablado, señala que el café no solo está bien sino que acepta que podría ser bueno. Ésta es la primera vez que el comité asesor de lineamientos dietéticos revisa los efectos del café en la salud.

Siempre existe el peligro de ir demasiado lejos en la otra dirección. No estoy proponiendo que empecemos a darles café a los niñitos. La cafeína, como quiera, tiene numerosos efectos que los padres quieren evitar en sus hijos. Los lineamientos también recomiendan que las mujeres embarazadas no beban más de dos tazas al día.

Tampoco estoy proponiendo que empecemos a beber café a litros. El exceso de cualquier cosa puede ser malo. Por último, si bien el café puede ser saludable, eso no necesariamente se aplica al azúcar que se le añade, ni a las grasas que mucha gente les pone a las bebidas de café.

Pero sí es hora de que dejemos de ver al café como una sustancia cuyo consumo debemos reducir. Es un complemento razonable para una dieta saludable con más beneficios potenciales, vistos en las investigaciones, que ninguna otra bebida que consumamos. Ya es tiempo de empezar a tratarlo así.

Aaron E. Carroll es profesor de pediatría en la escuela de medicina de la Universidad de Indiana.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *