Bienvenida sea la competencia bancaria

Entre los banqueros han saltado las alarmas hasta el punto de que algunos han advertido que hay entidades que ofrecen crédito a un tipo de interés que no cubre costes, siendo por tanto una competencia desleal que afecta negativamente al sector. Incluso hay quien ha llegado a llamar la atención sobre el regulador para que vigile esas prácticas, recordando medidas del pasado reciente como la “recomendación” que hizo el Banco de España para detener no hace mucho una guerra por la captación de depósitos.

Lo cierto es que en los últimos meses se ha incrementado la competencia por dar crédito. No hay más que ver la evolución de los tipos de interés de las nuevas operaciones crediticias. El último dato recién publicado por el Banco de España referido a abril de 2015 muestra que los tipos están cayendo con fuerza. En concreto, de abril de 2014 a abril de 2015 han caído 154 puntos básicos (pb) en los préstamos de menos de un millón de euros a las empresas; en 72 pb en los de más de un millón de euros; en 75 pb en el préstamo para la compra de vivienda y en 118 pb en el préstamo al consumo.

Una parte de la caída de los tipos de interés de los préstamos se debe a la reducción del coste de la financiación de los bancos, que a su vez se debe en gran parte a la artillería pesada del BCE en forma de un programa ampliado de compra de deuda. En los últimos 12 meses, el Euribor a 12 meses ha caído en 47 pb, pasando del 0,592% al 0,165%, mínimo histórico. Pero los tipos de interés de los préstamos bancarios han caído con mucha más intensidad que el Euribor, por lo que ha sido a costa de reducir márgenes. En consecuencia, está claro que ha aumentado la competencia por dar crédito.

La intensidad de la caída del coste de la financiación bancaria ha animado a la recuperación del crédito. Si tomamos como referencia la evolución del nuevo crédito (que es el relevante para financiar el flujo de inversión y consumo), los datos muestran un claro cambio de tendencia. Si acumulamos el crédito nuevo de los últimos doce meses (de mayo 2014 a abril 2015) y lo comparamos con el de los doce meses anteriores, ha aumentado un 20% en el destinado a la compra de vivienda (frente a la caída del 21% en el año anterior); ha crecido un 17% en el destinado al consumo (aunque en los doce meses anteriores ya había aumentado un 16%); y se ha incrementado un 9,9% en operaciones de menos de 1 millón de euros con las empresas (frente a la caída del 1,1% en el año anterior). Si bien en operaciones de más de 1 millón de euros con las empresas el crédito sigue cayendo (un 12,1%), la caída es casi la mitad que un año antes.

En un entorno de tipos de interés por los suelos en los mercados monetarios, la banca tiene serias dificultades para obtener beneficios, ya que los márgenes bancarios son muy reducidos. Esa es en este momento la principal preocupación del sector (y del Banco de España), junto con la gestión de los activos improductivos, tal y como acaba de recalcar tanto el FMI como el BCE en sus últimos informes. En este contexto de márgenes reducidos, ganar dinero descansa en aumentar el volumen de operaciones, es decir, en aumentar el crédito. Y eso es precisamente lo que se está viendo: crecimiento del crédito, reducción de los diferenciales respecto del Euribor y aumento de la competencia.

A pesar del aumento de la competencia, no creo que estemos en una situación de peligro para la estabilidad financiera, ya que de hecho la banca española sigue disfrutando de márgenes más elevados que otros países y también de rentabilidades. El última foto oficial del sector con datos del BCE de junio de 2014 es que la banca española alcanza una rentabilidad sobre recursos propios (ROE) del 7,4%, por encima del 4,6% de la banca europea, del 4,8% de Alemania o Francia, o del 6,8% del Reino Unido. Y parte de la mayor rentabilidad se debe a su mayor margen de intereses como porcentaje del activo: un 1,78% en España, frente al 1,1% de la banca europea, 1,06% de la francesa, 0,8% de la alemana o 1,01% de la británica.

En resumen, bienvenida la creciente competencia en beneficio de la recuperación del crédito y, por tanto, del consumo y la inversión, si bien obviamente los reguladores deben vigilar posibles prácticas que puedan poner en peligro la estabilidad financiera. El recorte de rentabilidad que de la mayor competencia se deriva obligará a la banca a ganar eficiencia rediciendo costes, a innovar (como estamos viendo con nuevos productos) y a buscar otras fuentes de negocio y de ingresos (como las comisiones bancarias). En eso consiste precisamente la competencia por sobrevivir en el mercado.

Joaquín Maudos es catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia, Director adjunto del Ivie y colaborador del CUNEF

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