Blas de Lezo, en el corazón de Madrid

El mar y las batallas fueron su escenario natural, donde forjó sus legendarias gestas. La inteligencia y la astucia, la sencillez y la humildad, el arrojo y la valentía, el sacrificio y la tenacidad, sus grandes virtudes. Su obsesión era cumplir con su deber. Servir a su Nación. Y gracias a él, a Blas de Lezo (1689-1741), en la América hispana se sigue hablando hoy español.

Blas de Lezo es uno de los más extraordinarios navegantes de nuestra Historia. Un marino vasco, español y universal, a quien debemos esa aportación fundamental a los países de habla hispana durante el siglo XVIII.

Pero el teniente general Blas de Lezo, por desgracia, sigue siendo hoy un gran desconocido en España pese a su brillantísima carrera.

Una gran Nación como es España no debe olvidar jamás a las grandes figuras de su Historia, como Blas de Lezo. Afortunadamente, exposiciones tan brillantes como la que actualmente acoge el Museo Naval de Madrid, organizada por la Armada Española, contribuyen a acercarnos a este héroe, que merece el reconocimiento unánime de todos los españoles.

Su trayectoria como marino es admirable. Cuando a los quince años perdió su pierna izquierda arrancada por una bala de cañón en la batalla de Vélez-Málaga, ya era elogiado por su intrepidez y serenidad. Su carrera en la Real Armada española fue meteórica gracias a su gran conocimiento del mar. Con dieciocho años perdió en Tolón la visión del ojo izquierdo, por una esquirla, defendiendo el fuerte de Santa Catalina del ataque de las fuerzas del duque de Saboya. Con veintitrés, fue ascendido a capitán de navío, y en la Guerra de Sucesión española perdió el antebrazo derecho a causa de un disparo.

Todo eso no fue un obstáculo para que su vida como marino se convirtiera en una epopeya de triunfos, sin ninguna derrota. Este marino de Pasajes (Guipúzcoa) lideró infinidad de combates navales, protagonizó capturas y desembarcos, y persiguió a piratas y contrabandistas. En definitiva, una vida de leyenda.

El último y ejemplar esfuerzo titánico de Blas de Lezo fue la defensa en 1741 de Cartagena de Indias, el bastión español más importante en el Nuevo Mundo en aquella época, frente al ataque de 195 navíos y treinta mil marinos comandados por el almirante británico Edward Vernon. Al mando de sólo seis barcos, y con apenas tres mil seiscientos hombres, Blas de Lezo se enfrentaría a la flota más numerosa de la Historia hasta el desembarco aliado en Normandía en 1944. Con astucia, inteligencia y valor, Blas de Lezo evitó que España perdiera la considerada «llave de América», infligiendo a Inglaterra la mayor derrota naval de su Historia.

El reconocimiento a Blas de Lezo es, por lo tanto, una asignatura pendiente. Por eso, el Ayuntamiento de Madrid está colaborando en la iniciativa ciudadana que se ha puesto en marcha para erigir en la capital de España, por suscripción popular, un monumento a este extraordinario marino. Nuestro compromiso es proporcionar a este monumento un lugar destacado en el corazón de Madrid, acorde con la talla colosal de este héroe español.

Para ello estamos promoviendo la creación de un grupo de trabajo que decidirá la ubicación y el diseño de este futuro monumento, y del que han aceptado formar parte la Armada Española, las Reales Academias Española, de la Historia y de Bellas Artes de San Fernando, la Casa de América, el Instituto de Estudios Madrileños y la recién creada Asociación Monumento a Blas de Lezo, impulsada por los ciudadanos que han puesto en marcha esta iniciativa popular.

Madrid se siente orgulloso de liderar el reconocimiento a las grandes figuras que han contribuido a lo mejor de la Historia de España. Blas de Lezo, marino universal y patriota ejemplar, tendrá su merecido monumento en Madrid. Su extraordinaria figura, sus gestas heroicas y su decisiva contribución a la pervivencia del español en América permanecerán para siempre entre nosotros.

Ana Botella, alcaldesa de Madrid.

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