Blindar la sanidad pública

Tras el espectáculo de los últimos días -bueno, ya llevamos varios años en situación de campaña electoral permanente-, ha quedado clara la posición que ocupa, para algunos partidos políticos, la sanidad y el sistema sanitario público en nuestro país, al ser utilizado como moneda de cambio en la negociación para poder conformar el Gobierno.

Creo que no hay elemento que sea mayor motivo de cohesión social o de ruptura que el hambre y la salud, y atendiendo a las dificultades que tiene el sistema sanitario público para poder adaptarse a las necesidades de la población -cronicidad, envejecimiento...- y para acceder a las posibilidades que permite el avance en la innovación tecnológica, como demuestra el hecho de que necesite aportaciones del sector privado en forma de donaciones, frivolizar de esta forma con nuestro sistema sanitario público y su máximo órgano de gobierno y representación me parece un terrible error desde el punto de vista de la planificación social y un desagravio para todos.

El título de este artículo alude a un comunicado que está en las redes sociales, instando a aprovechar la conformación del nuevo gobierno para hacer un pacto que permita blindar la sanidad pública «contra corrientes privatizadoras y ataques por parte de sectores interesados», porque, según se explica, «se ha utilizado la excusa de la crisis económica para debilitar la sanidad pública y propiciar su progresiva privatización». Una vez más, atendiendo a la inocencia, buena voluntad y la desinformación de la gente, se trata de manipular los mensajes para obtener un respaldo social que no es merecido.

Con respecto al primer punto, en relación con los supuestos ataques que recibe el sistema público por parte de sectores interesados, no tiene nada que ver con la realidad. Mas al contrario, el principal mal que se le hace al sistema es no denunciar sus debilidades y seguir sin hacer nada en beneficio de unos pocos que viven de un sistema que se supone que tiene que dar servicio a todos.

Y, con respecto al segundo punto relacionado con «el aprovechamiento de la crisis económica para incrementar las privatizaciones», simplemente es falso. En realidad, no solo esta disminuyendo el peso de la colaboración público-privada para el sector privado, sino que la estrategia política de todos los partidos es trabajar en contra de esa misma colaboración y, por tanto, la supuesta «privatización» no solo no ha aumentado sino que está en claro retroceso tanto en palabras como en hechos desde hace años. Por tanto, asistimos nuevamente a la misma estrategia de trasladar el miedo injustificado por la llegada de los intereses sanitarios privados, cuando, por el contrario, el sistema sanitario privado es el primer interesado en que el sistema sanitario público dé la oferta más completa posible para poder ofertar un producto que se diferencie por la personalización en la atención. Y además es un sector que, como ha venido demostrando, sabe que su supervivencia y crecimiento pasan por priorizar los resultados sanitarios a los económicos.

Blindar la sanidad pública, precisamente, es alejar al sistema sanitario de todo este circo político. Es no banalizar con ella, ni utilizarla como moneda de cambio de nada. Blindar la sanidad pública y apostar por ella pasa por hacer una crítica constructiva que permita, con todos los recursos disponibles, hacer reformas e incrementar la atención integral a todos los ciudadanos desde el punto de vista sanitario y socio-sanitario. Blindar la sanidad pública pasa necesariamente por incrementar una financiación pública claramente disminuida e insuficiente para poder atender la demanda de toda la población y poder acceder a la innovación tecnológica y farmacéutica.

Tenemos uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo por cobertura, solidaridad y nivel de nuestros profesionales, y debemos de tratar de preservarlo entre todos. Blindar la sanidad pública no puede ser sinónimo de blindar el modelo de gestión única y exclusiva para seguir haciendo lo mismo porque eso es priorizar los intereses de los que viven del modelo sobre los que pueden tener los ciudadanos y los pacientes. En el fondo, lo prioritario no debería ser blindar la sanidad pública, si no la atención sanitaria pública integral y de máxima calidad.

La cuestión no es blindar la sanidad pública, que en realidad no se sabe qué significa exactamente, sino preguntarse ¿qué van a hacer nuestros políticos para que el sistema sanitario público sea suficiente, solvente y sostenible para todos?

Juan Abarca Cidón es presidente de HM Hospitales.

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