Bolsonaro es una amenaza para la Amazonía y sus pueblos

Un incendio forestal en la región de la carretera Transamazónica, en el municipio de Lábrea, estado de Amazonas, Brasil, el 17 de septiembre de 2022. (AP Photo/Edmar Barros, File)
Un incendio forestal en la región de la carretera Transamazónica, en el municipio de Lábrea, estado de Amazonas, Brasil, el 17 de septiembre de 2022. (AP Photo/Edmar Barros, File)

En Brasil estaremos viviendo días angustiosos hasta este domingo 30 de octubre, cuando se celebren las elecciones de segunda vuelta que enfrentan al actual presidente, Jair Bolsonaro, con el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva. Bolsonaro ha sido un terrible presidente en cuanto a la protección de los derechos de los pueblos indígenas y del medio ambiente. En los cuatro años de su gobierno, hemos vivido momentos de horror con el aumento en los asesinatos de líderes defensores del territorio y de las invasiones de tierras indígenas, además de una casi nula aplicación de la ley contra quien invade nuestro territorio.

El gobierno no ha demarcado ninguna tierra indígena y ha debilitado cada vez más los organismos públicos como la Fundación Nacional del Indio (FUNAI), que tiene la función de proteger y demarcar los territorios indígenas. Un decreto publicado el 10 de octubre en el Diario Oficial, dejó a la FUNAI como un fantasma, sin condiciones para actuar.

El Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables y el Instituto Chico Mendes de Biodiversidad tomaron pocas medidas para contener la deforestación, y cuando lo hicieron fueron cuestionados por el Ministerio del Medio Ambiente, cuyo discurso alentó a los destructores de la naturaleza, y los invasores de las tierras indígenas y de las reservas ambientales, a invadir, deforestar, quemar y robar los recursos naturales, así como a apropiarse de los territorios.

Los partidarios de Bolsonaro, apoyados por los discursos y actos presidenciales, ahora buscan intimidar a los pueblos indígenas en estas elecciones, como sucedió con los pueblos Migueleno, Kujubim y Puruborá en el estado de Rondônia, en la región del Vale do Guaporé, donde publicaron videos con información falsa sobre la demarcación de territorios, buscando intimidar a los pueblos indígenas y así ganar votos.

Lamentablemente, en las pasadas elecciones generales del 2 de octubre gran parte de los candidatos del Partido Liberal, donde milita Bolsonaro, fueron elegidos para el Congreso Nacional y posiblemente presentarán propuestas de enmiendas constitucionales para abrir los territorios indígenas a la minería, la ganadería extensiva y el arrendamiento de tierras, promoviendo una verdadera devastación en la Amazonía. Es importante estar atentos a estas propuestas, porque traen consigo la estrategia de reducir las tierras indígenas demarcadas. Su argumento probablemente será que no se está cumpliendo el artículo 231 de la Constitución Federal de 1988, donde se reconoce a los indígenas “su organización social, costumbres, lenguas, creencias y tradiciones..”..

Otro motivo de preocupación ante las elecciones son las cuestiones climáticas, ya que el gobierno de Bolsonaro no reconoce el aumento de la deforestación y de los incendios en la Amazonia, llegando a decir en un debate televisivo que no aumentó la deforestación en su gobierno, cuando en realidad este fue el mayor de los últimos 15 años, según el Instituto del Hombre y el Medio Ambiente de la Amazonia (Imazon).

No solo eso: Brasil se ha alejado del Acuerdo de París, firmado por 192 países para revertir la crisis climática, y ha estado batiendo no solo récords de deforestación, sino de emisión de gases en el actual gobierno. Esto ha dañado la imagen internacional de Brasil y puede traer perjuicios a las exportaciones de productos brasileños además de, por supuesto, contribuir a la destrucción del planeta. Brasil ha perdido credibilidad y liderazgo internacional en los debates sobre el cambio climático y es visto con desconfianza y como un incumplidor de acuerdos internacionales.

En caso de un segundo mandato de Bolsonaro, posiblemente veremos un aumento de la violencia en el campo y la ciudad, y la implementación de una política de destrucción y falta de respeto a los derechos humanos. Esto requerirá que los movimientos socioambientales actúen con fuerza para defender los derechos y proteger el medio ambiente.

Además, los pueblos indígenas y la Amazonia brasileños necesitarán el apoyo internacional para defender la selva y otros biomas, y para poner en marcha proyectos y programas que generen sostenibilidad y el mantenimiento de los territorios.

Esperamos que el nuevo presidente electo de Brasil, sea quien sea, cumpla con los acuerdos internacionales sobre el cambio climático, obedezca la Constitución Federal de 1988 —que garantiza los derechos de los pueblos indígenas y quilombolas—, demarque los territorios indígenas y quilombolas, y regularice la propiedad de la tierra.

Necesitamos un presidente que respete las leyes de Brasil y los tratados y acuerdos internacionales. Que refuerce urgentemente los organismos responsables de la protección de la selva amazónica, para que puedan actuar y expulsar a los invasores de las tierras indígenas y las reservas medioambientales.

Necesitamos un presidente que respete los derechos y dé orgullo al pueblo brasileño, y que no lo avergüence en los eventos internacionales y nacionales.

Estamos a pocos días de la segunda vuelta de las elecciones en Brasil, y más que nunca tenemos que garantizar que los derechos conquistados por los movimientos socioambientales en la Constitución Federal de 1988 sean una prioridad en estas elecciones.

Neidinha Bandeira es activista medioambiental de la Asociación Kanindé para la Defensa Etnoambiental en Brasil. Forma parte del festival Dromofest, que se realiza en Ciudad de México.

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