‘Brexit’

Parte meteorológico de la BBC: “A consecuencia de los temporales en el canal, el continente ha quedado incomunicado de Inglaterra”. Esto debió de emitirse poco antes de la caída del imperio británico en 1945, porque las mentalidades evolucionan muy por detrás de los hechos. Aún siguen por detrás.

Napoleón les apostrofó: “Una nación de tenderos”, pero no osó invadirles: sólo los normandos en 1066. Felipe II fracasó por sus manías y el mal tiempo. Ese hombre debía de ser gafe. Y los ingleses a lo suyo que fue piratear y comerciar sin preocuparse demasiado en distinguir lo uno de lo otro.

¿Por qué desean ahora separarse de la Unión Europea? Porque su tradición política en el continente ha sido el equilibrio de poderes ( balance of power) y dentro de la UE no pueden ejercer porque los antiguos poderes independientes tienden a ser reemplazados por uno.

El sistema de la balanza de poder fue inventado hacia 1480 por Lorenzo el Magnífico para defender la independencia de Florencia. La idea era combinar una alianza entre Florencia, Milán, Venecia, Nápoles, Bolonia, Mantua, etcétera… para defenderse de cada uno de ellos y contra el rey de Francia o el Papa de Roma que amenazaban con sojuzgar las unidades que formaban los estados italianos. Lo cual acabó pasando con el Saco de Roma por Carlos V en 1527.

Pero Inglaterra aprendió la lección y en el Congreso de Viena de 1812 Castlereagh con Metternich y un compungido Talleyrand impusieron la Santa Alianza, que fue un sistema de equilibrio de poderes entre naciones que duró un siglo. La tradición histórica de la política británica viene de sus circunstancias históricas. La pauta recurrente en la historia moderna de Europa es la de una Gran Alianza contra un Estado que deviene agresivo y quiere ser hegemónico: los poderes menores se alían contra el más poderoso para derrotarlo y mantener su independencia.

Así sucedió en las luchas europeas entre Felipe II, Luis XIV, Napoleón y Hitler. A su vez Inglaterra dominó Europa entre 1763 y 1776 controlando todo Norteamérica y con Francia y España derrotada, lo cual le duró poco, pues al rebelarse las colonias que serían los Estados Unidos se encontraron con otra coalición europea contra ellos.

Parece que en Europa ninguna gran potencia ha sido lo bastante fuerte para imponerse a las demás. Y esa balanza o equilibrio de poder ha quedado grabada en la mentalidad inglesa, que ahora se encuentra desconcertada por la paradoja de que el equilibrio de poder ya no es posible porque sólo hay un poder, que es la Unión Europea. Y ante eso, el inglés se desazona, le atacan las alergias al aceite, al ajo y a la musaca y decide salirse de un sistema que no se basa en el equilibrio de estados independientes, sino en la unión de ellos.

No se dan cuenta de que la UE es necesaria por la aparición de grandes potencias en la periferia: China, Rusia, el islam, Estados Unidos. Lo explicó Arnold Toynbee en su Estudio de la historia: si las naciones europeas no se unen les pasará lo mismo que a las ciudades Estado italianas del Renacimiento, que fueron invadidas por Francia y España, recién creadas naciones, que sí habían unido sus condados y ducados previos para crear una unidad mayor con ejércitos más numerosos.

Para colmo el inglés ve en la UE el predominio de Alemania y, como explicó el genial Thomas Mann, “los alemanes no pueden ocultarse a sí mismos que la actitud inglesa ante el poder es otra, incomparablemente más natural y directa que la suya… Para los ingleses el poder no es el concepto oscuramente emocional que sienten los alemanes. El poder, para un inglés, no implica emoción –la voluntad de poder es una invención alemana– sino una función; ellos (los ingleses) lo ejercitan del modo más suave y discreto, con el mínimo aparato, y salvaguardando tanta libertad como sea posible, porque ellos no creen que el poder sea una proclamación de esclavitud y por lo mismo no se sienten esclavos del poder”. Si los ingleses ven que la UE no es un equilibrio de poderes sino la unión de ellos y si, además, ven que el poder hegemónico lo lleva Alemania, cuya noción de la autoridad y del poder es tan diferente a la de ellos, les entran las dudas y están pensando en salirse de algo que les molesta íntimamente. Y ya no digamos si se acuerdan de otra opinión de Thomas Mann, el implacable: “Cuando un alemán quiere ser gracioso, se tira por la ventana”.

Lo que gobierna al inglés es su atmósfera interior, el tiempo que hace en su espíritu. La flexibilidad que ganaron con su revolución de 1688 y con el voto de las clases medias en 1832 ha marcado su política, eso y su deseo profundo –nacido de su “atmósfera interior”, supongo– de que les dejen en paz, porque se sienten autosuficientes. No será fácil que se queden en la Unión Europea, pero tampoco nos son imprescindibles a los demás europeos.

Luis Racionero

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