Buena salud universitaria

El sistema universitario catalán goza de buena salud. En los últimos veinticinco años hemos conseguido articular una red de universidades capaces de generar una oferta de estudios de grado atractiva y de calidad, hemos conseguido también que la investigación que se realiza en las universidades, y en los centros de investigación de su entorno, sea relevante, en cantidad y calidad, en el panorama internacional. El sistema universitario catalán se ha convertido en uno de los más sólidos entre los países del sur de Europa.

El sistema contiene, sin embargo, el germen para ser más ambicioso, para convertirse en la próxima década en uno de los mejores de Europa.

¿Qué precisamos para poder hacer que este germen crezca y nos situemos en la vanguardia universitaria y de la investigación? ¿Con qué coordenadas y cómo deberíamos avanzar? Para intentar responder a estas cuestiones, la Associació Catalana d´Universitats Públiques (ACUP) ha publicado recientemente el libro blanco de la Universidad de Catalunya, un documento que expresa, más allá del análisis, una hoja de ruta de cómo trabajar conjuntamente (universidades, gobiernos y sociedad) para hacer realidad esta universidad competitiva de primera división europea. Sin duda, para ello necesitamos más recursos y mejor gobernanza. Financiar más y mejor nuestra educación superior y nuestra ciencia, acercándola a los estándares europeos y a las recomendaciones de la Unión Europea (2% de inversión en educación superior y 3% en I+ D respecto al PIB): una financiación selectiva, basada en proyectos e iniciativas sólidas. Mejorar los sistemas de gestión y de gobernanza universitarias. Una mejor gobernanza requiere una mayor autonomía institucional, un robusto sistema de rendición de cuentas ex post y una cooperación rica e intensa con los centros de investigación, las empresas y las instituciones. En este sentido, las universidades debemos emprender iniciativas y también el gobierno y el legislador.

En un momento como el actual necesitamos disponer de una lúcida visión de futuro, capaz de detectar algunos elementos del sistema relevantes cuya mejora pueda convertirse en un trampolín para un salto cualitativo. Pondré un ejemplo, al que también se refiere el profesor Pericàs: siendo conseller de Universitats i Investigació, el profesor Mas-Colell se fraguó una estrategia para captar talento para nuestro sistema de investigación, las plazas Icrea de profesores de investigación, que ha significado un salto cualitativo más que significativo. Icrea representa económicamente menos del 2% del presupuesto dedicado a universidades e investigación por el Gobierno catalán, su contribución en cambio es enorme, es un afortunado trampolín.

En mi opinión, necesitamos este tipo de ideas. En concreto, me atrevo a sugerir dos espacios en los que sería muy conveniente disponer de trampolines: uno sería la formación de posgrados (másters y doctorados) para atraer y retener a los talentos jóvenes a nuestro sistema universitario. Hay que seleccionar los ámbitos en los que podemos hacerlo, poner los recursos adecuados, dotarnos de estructuras flexibles para llevarlo a cabo. Tal vez podemos hacerlo con una decena de programas seleccionados entre las áreas donde la investigación en Catalunya es homologable internacionalmente. Para ello, otro 2% del presupuesto global sería tal vez suficiente. Una parte de estos recursos debería dedicarse a becas que permitan acceder a los programas a todos los que tienen el talento adecuado. Para ello es necesario insistir en flexibilizar nuestros mecanismos institucionales. Es necesario generar plataformas capaces a la vez de articular los recursos de que disponemos y atraer tanto como podamos recursos humanos y materiales del exterior. Por ejemplo, atraer como profesores visitantes a estos programas a algunos de los mejores investigadores del mundo en cada rama. El perímetro del proyecto debe de estar definido por talento, focalización e internacionalización.

El segundo lo constituyen los proyectos de innovación con las empresas más creativas. Generar plataformas y proyectos conjuntos entre empresas y universidades bajo lógicas dinámicas y permeables, donde la universidad aporta ideas y conocimiento y la empresa valorización y gestión para su operatividad. La nueva lógica de la innovación abierta brindará nuevas oportunidades de encuentro entre la universidad y la empresa, desarrollando el modelo de transferencia de tecnología que supera la confrontación en bruto del conocimiento de la universidad con el desarrollo de las empresas. El Pacte Nacional per a la Recerca i la Innovació que acabamos de firmar debería ayudarnos.

En momentos difíciles como los actuales, la contribución de la universidad al desarrollo social y económico puede convertirse en una prenda de grandes esperanzas para la sociedad catalana.

Josep Joan Moreso, presidente de la Associació Catalana d´Universitats Públiques (ACUP), rector de la UPF.