Busquets, la observación participante

Al final del verano de 1974, durante una reunión en Barcelona, 12 oficiales del Ejército de Tierra fundaron la Unión Militar Democrática (UMD). Este grupo militar disidente, que se insertaba en los movimientos de oposición antifranquista del momento, había adoptado la decisión de organizarse bajo el fuerte impacto del triunfo de la Revolución de los Claveles en Portugal, protagonizada, como es sabido, por jóvenes capitanes. Pese a las fáciles apariencias, los militares españoles, conscientes de su debilidad en las filas de unos ejércitos de estricta obediencia franquista, no pretendieron en ningún momento emular la gesta de sus compañeros lusos sino colaborar con sus compatriotas en el anhelo compartido de una transición política democrática y pacífica en nuestro país.

Al dar este trascendente paso, que implicaba evidentes riesgos personales y profesionales -también familiares, en muchos casos-, eran plenamente conscientes de que su función se debía limitar al acompañamiento de las fuerzas políticas y sociales en la lucha por la democracia, volviendo, una vez conseguido el objetivo, a su quehacer de militares profesionales. Aquel propósito fue estrictamente cumplido y, tan solo unos días después de celebrar las primeras elecciones democráticas, convocaron su última asamblea en Esplugues de Llobregat, el 26 de junio de 1977, acordando su disolución. Sin embargo, el Gobierno de la UCD, presionado hasta el chantaje por los generales ultras, dejó fuera de la amnistía a los oficiales expulsados de los ejércitos por su pertenencia a la UMD. Los gobiernos socialistas tampoco mostraron diligencia para una rápida rehabilitación profesional. Se consumó así una paradoja hiriente de nuestra Historia democrática: los militares precursores de la aceptación de la Democracia en las fuerzas armadas nunca volvieron a vestir el uniforme.

Busquets, la observación participanteEl artífice principal de la estrategia de compromiso militar en la lucha por la democracia fue el entonces comandante de Ingenieros del Ejército, Juli Busquets i Bragulat, doctor en Ciencias Políticas y profesor en la Universidad de Barcelona. Su amigo y compañero de promoción, el comandante Luis Otero, radicado en Madrid, se había unido con entusiasmo a la idea de la creación de una organización clandestina de militares demócratas. Juntos viajaron a Lisboa en el verano de 1974 y juntos decidieron apostar por unas fuerzas armadas desvinculadas de la Dictadura, que no supusieran un obstáculo en la recuperación de las libertades democráticas y en la integración en Europa. Así lo dejaron establecido en su manifiesto fundacional.

En efecto, el llamado Ideario de la UMD, reivindicaba que las Fuerzas Armadas estuvieran al servicio del pueblo y, animados por un verdadero deber patriótico, propusieron los que denominaron objetivos nacionales y militares. Cinco eran los objetivos políticos: reconocimiento de las libertades democráticas, reformas socioeconómicas y libertad sindical, convocatoria de elecciones generales libres, lucha contra la corrupción y elaboración de una Constitución. En una simetría deliberadamente buscada, cinco eran también sus objetivos profesionales: creación de un Ministerio de Defensa unificado, dignificación de los suboficiales, revisión del servicio militar obligatorio, reducción del ámbito de la jurisdicción militar y elaboración de un estatuto del militar profesional. Sus propuestas de transformación de la sociedad y de la organización militar se encuadran, pues, en un reformismo moderado.

Julio Busquets fue siempre un militar comprometido con la justicia social y un entusiasta de la docencia. Su toma de conciencia política se produce ya en los años 50 cuando era un joven teniente. Su inconformismo y su avidez de conocimiento le llevó a tomar parte en la experiencia de Forja de Luis Pinilla Soliveres -el gran pedagogo militar, educador de varias generaciones de cadetes- y a estudiar Ciencias Políticas mientras obtenía el diploma de Estado Mayor. Su pasión por la instrucción pública se manifiesta en su entusiasmo por la intervención social del Ejército con los soldados de reemplazo -el cuartel como escuela y taller- y en su labor de profesor en las prácticas de los alféreces de la milicia universitaria.

Pero, el capitán Busquets, ya doctor en Ciencias Políticas, contribuyó también extraordinariamente a la renovación de la sociología militar española con su obra El militar de carrera en España. El ensayo viene a arrojar luz sobre el hermético mundo del ejército franquista, analizando a las cuatro generaciones de oficiales que confluyen en el mismo: aquéllas que están marcadas por el desastre colonial (1898), las campañas de Marruecos (1915), la Guerra Civil (1936) y la posguerra (1950). El aislamiento de la vida de los militares, reforzado por los fenómenos de la endogamia y el endorreclutamiento, convertía a la oficialidad en un grupo con valores disociados de la sociedad. Considerando la composición y procedencia geográfica de los cuadros de mando, las Fuerzas Armadas pueden calificarse de una organización seminacional que no representaba la pluralidad del país, ya que, por efecto de la depuración realizada, estaba prácticamente ausente la ideología liberal a la vez que era escasa o marginal la presencia de determinadas zonas del territorio nacional.

Julio Busquets puso en valor a los militares escritores liberales del siglo XIX. Francisco Villamartín, José Almirante, Carlos Banús o Francisco Barado al tiempo que sirven sus respectivos destinos reflexionan sobre el fenómeno de la guerra, la profesión militar o la organización del ejército contribuyendo así a recuperar un pensamiento militar español que llevaba un siglo estancado por la censura ejercida por el absolutismo. De igual forma, Busquets, mientras desempeña su función de oficial de Estado Mayor, se propone escribir sobre la organización militar en el difícil contexto de una Dictadura.

El enfoque de la observación participante, una técnica de las Ciencias Sociales que implica el estudio de un grupo desde dentro -compartiendo, por tanto, la realidad que se pretende explicar-, es practicado por Busquets en su aproximación sociológica al ejército del franquismo. La extraordinaria labor de dinamización cultural de Julio Busquets en su vida militar, parlamentaria y docente merece el reconocimiento de la sociedad española y particularmente de las Fuerzas Armadas. Una ocasión propicia para rendir homenaje a este gran militar catalán y, por ende, español, puede ser el cuadragésimo aniversario de la fundación de la UMD, organización de la que fue uno de sus más conspicuos dirigentes, y los actos que con tal motivo están teniendo lugar en Barcelona, organizados por el Foro Milicia y Democracia (FMD) y la Facultat de Geografia i Història de la Universitat de Barcelona (UB).

Fidel Gómez Rosa es Subteniente de Aviación, doctor en Ciencias Políticas y miembro de la Asociación Española de Historia Militar (ASEHISMI).

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