Caballos de río y mar

Las dos grandes referencias sanluqueñas, aquéllas por las que Sanlúcar es conocida fuera de sus lindes e incluso fuera de los bordes nacionales, adornadas ambas con un aura de exclusividad, son la manzanilla y las carreras de caballos en la playa. Los langostinos pueden constituir la tercera gran referencia de la ciudad gaditana, pero carecen de la exclusividad de las otras dos, porque langostinos se crían y se pescan en todos los mares del planeta, aunque los de Sanlúcar ocupan el primer puesto en el rango de calidad.

Manzanilla y carreras de caballos van unidas y entrelazadas porque, si bien en hipódromos como Ascot o Chantilly es protocolario consumir champán, existe una norma no escrita pero universalmente observada, por la cual en las competiciones de Sanlúcar tan solo se consume Manzanilla.

Las carreras de caballos sanluqueñas tienen en su haber el ser las más antiguas de España, datan de 1845, y según la crónica histórica, nunca han dejado de celebrarse salvo en los períodos en que nuestro país ha estado inmerso en una guerra, como la de Cuba, la de África o la Guerra Civil. Gran parte de su éxito, siempre en aumento, lo deben al escenario único en que tienen lugar, la playa de Bajo de Guía, en la margen izquierda de la desembocadura del Guadalquivir. Como telón de fondo, Doñana, al otro lado de las aguas fluyentes y entremezcladas del viejo Betis y del océano Atlántico, surcadas por barcos pesqueros, embarcaciones deportivas y buques mercantes.

Pero no menor parte de su éxito lo deben al esfuerzo altruista de un colectivo, la Real Sociedad de Carreras de Caballos de Sanlúcar de Barrameda, cuyos miembros, ajenos por completo a las administraciones públicas, mantienen viva la tradición y la han elevado al inusitado nivel de popularidad de que goza ahora. Porque estas carreras de caballos son la más grande y se podría decir, la más auténtica fiesta sanluqueña, por delante de ferias y fiestas patronales y es por ello la que más beneficios reporta a la población.

Para la presente edición, que resulta ser el 175 aniversario de su fundación, la sociedad organizadora ha elaborado un programa especial de tres días, cuidadosamente pensado para tratar de evitar los riesgos del Covid-19. Tras el período de confinamiento, los diversos deportes han comenzado a cobrar actividad y los aficionados están ávidos de volver a presenciar este espectáculo único. Sin embargo, la Alcaldía se muestra reticente, aun cuando los profesionales de la seguridad han dado el visto bueno al proyecto. No se entiende la postura del alcalde a no ser que haya sido adoptada bajo criterios políticos y ninguneando el interés de los ciudadanos, como desafortunadamente viene ocurriendo con harta frecuencia en la actitud de nuestros gobernantes. La Junta de Andalucía (PP-Cs) apoya la celebración de las carreras y el primer edil (PSOE) pretende suprimirlas esgrimiendo los riesgos sanitarios que puedan entrañar. De no celebrarse, los otros perjudicados, aparte de la afición y el turismo, serán los hosteleros y restauradores sanluqueños, así como los jinetes, entrenadores y propietarios de los caballos de carreras, cuyo coste de mantenimiento es equiparable al de un niño interno en Irlanda o Gran Bretaña.

La playa es un espacio abierto y sin límites que puede acoger a los espectadores de las pruebas deportivas con el mismo nivel de riesgo con el que acoge a los bañistas que en este mes de julio acuden a ella cada día.

Sanlúcar, señor alcalde, quiere tener sus carreras.

Javier Hidalgo es jinete de carreras y sanluqueño.

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