Cambio de modelo: es el momento

Los anuncios hechos por el presidente del Gobierno en el Debate del Estado de la Nación ponen de manifiesto que este Gobierno no sólo ha querido dejar atrás un modelo económico, que ha demostrado estar agotado y generar importantes desequilibrios, sino que también ha marcado el rumbo del futuro: una economía sostenible, en un triple sentido.

Primero, sostenible económicamente, poniendo las bases para que nuestra economía esté basada en el conocimiento, la innovación, la calidad del capital humano y, en definitiva, la productividad. Segundo, sostenible socialmente, favoreciendo la creación de empleo de calidad y la cohesión social. Y tercero, sostenible medioambientalmente, apostando por las energías renovables y, muy especialmente, por el ahorro y la eficiencia energética.

La medida que ha centrado buena parte de la atención de los medios y la opinión pública ha sido la referida a las deducciones por la compra de una vivienda. Este anuncio implica poner frente a frente dos visiones de la economía: la del Gobierno y la del Partido Popular, cuya propuesta va en la dirección contraria: aumentar dichas deducciones, perpetuando así el modelo económico de los últimos 10 años.

Sin duda, la eliminación de la desgravación por la compra de vivienda en 2011 excepto para las rentas más bajas es todo un símbolo, además de tener fuerte contenido económico. Esta decisión, de gran calado político, pone sobre la mesa una decidida voluntad de cambiar los fundamentos de nuestra economía.

Una economía que en los últimos 10 años ha experimentado importantes desequilibrios asociados a una excesiva concentración de los recursos y del ahorro en el sector inmobiliario. Desequilibrios en la composición de la actividad económica, desequilibrios en la evolución del precio de la vivienda y desequilibrios en la situación financiera de hogares, empresas, bancos y cajas de ahorro.

El tránsito hacia una economía sostenible no implica abandonar las industrias y sectores que tenemos actualmente. Se trata de potenciar industrias como las energías renovables, las empresas de servicios energéticos, la industria del reciclado, las telecomunicaciones y la industria de gestión y tratamiento de aguas, y se trata también de transformar industrias tradicionales que aún tienen mucho camino.

Por ejemplo, la industria del automóvil tiene más de 100 años, pero está en plena transformación hacia una industria medioambientalmente sostenible que apuesta a corto plazo por los vehículos tradicionales de bajas emisiones e híbridos y a medio y largo plazo por los vehículos híbridos enchufables y eléctricos puros. Y España no puede dejar pasar la oportunidad de liderar una industria que representa el futuro del transporte. De ahí la ayuda de 800 millones de euros del Plan de Competitividad del Automóvil. La asignación del Audi Q-3 a una de nuestras fábricas, la de Martorell, es una señal de que vamos por el buen camino. Pero no podemos caer en la autocomplacencia y debemos seguir trabajando.

Más allá de consideraciones puramente ecológicas, la preservación del medio ambiente será en los próximos años un auténtico vector de crecimiento de la economía mundial y un foco de creación de empleo de alto valor añadido.

Un ejemplo de cómo la preservación del medio ambiente puede ser un motor de crecimiento es que si nuestro país consiguiera reducir un 20% su consumo de energía, equiparándolo así a la media de la Unión Europea, la renta de nuestro país aumentaría en cerca de 10.000 millones de euros al año, el 1% del PIB. Lo más importante es que este efecto es permanente, acumulando un 10% en una década.

Por ello, el Gobierno está impulsando y reforzando planes de ahorro energético y desarrollando el marco adecuado para el desarrollo y potenciación de las empresas de servicios energéticos como fuente de creación de empleo, especialmente el excedentario del sector de la construcción.

La actual crisis, la peor desde la Segunda Guerra Mundial, ha obligado a los gobiernos a embarcarse en fuertes programas de expansión del gasto público. Estos programas tienen como objetivo fundamental suavizar la recesión económica y preservar el empleo. Es el objetivo y la prioridad más inmediata. Pero también brindan la oportunidad de construir un modelo económico diferente. En este sentido, el Fondo para la Economía Sostenible, el Fondo de Inversión Local, dotados con 20.000 y 5.000 millones de euros respectivamente, y la Ley por la Economía Sostenible son las palancas que el Gobierno pondrá a disposición de empresarios y trabajadores para conseguir esa nueva economía que todos buscamos.

La vivienda ha sido el motor de la economía española en los últimos 10 años, pero por sus excesos ha generado importantes desequilibrios en la economía de este país. La deducción para la compra de vivienda fue el emblema de ese modelo de crecimiento y acabó por convertirse en una trampa de la que ha sido muy difícil salir. La apuesta por un modelo productivo diferente es un camino que empezamos a recorrer juntos y que coloca a España en una situación privilegiada para aprovechar las oportunidades que nos ofrece la economía del futuro. No podemos dejarlas pasar. Es el momento.

Miguel Sebastián, ministro de Industria, Turismo y Comercio.