Cambio en la escuela

Vivimos una ola de cambio hacia una escuela avanzada realmente apasionante, especialmente porque parece que esta vez va en serio y, lo que es más importante, que el cambio viene de abajo. Un cambio necesario para lograr escuelas con una organización más flexible, abierta, creativa, que trabaje en red y dé respuesta a los retos del siglo XXI. Familias y docentes pedimos dar una sacudida a la escuela, transformarla teniendo presente los avances actuales. Catalunya tiene una larga tradición a nivel pedagógico que nos puede hacer mirar el futuro con esperanza. Sin embargo, hay algunos aspectos que debemos tener muy presentes si de verdad queremos arrastrar a todo el sistema.

El primer aspecto es que el cambio no puede ser elitista, debe llegar a todos. No puede costar unos recursos que lo hagan inalcanzable a la Administración y/o a las personas que no pueden permitirse pagar una escuela concreta. Debemos trabajar por un cambio real y eficiente con unos recursos sostenibles. Asimismo también hay que tener presente que hacen falta recursos que no son materiales. Tan importante son los acompañamientos de formación-acción, como dotarnos de estructuras organizativas flexibles. Tenemos la necesidad de flexibilizar la escuela, los currículos, favorecer la movilidad, posibilitar que los docentes puedan estar en toda la enseñanza obligatoria, independientemente de la titulación, al servicio del proyecto educativo. Otro aspecto a tener en cuenta es que este cambio debemos hacerlo contando con todos los profesionales de la educación. Si solo pueden realizarlo un tipo de docentes no llegaremos al objetivo. Todos los que nos dedicamos a la docencia queremos hacer bien nuestro trabajo y la queremos mejorar a partir de las estrategias más adecuadas. Esto significa creer y confiar en los profesionales de la educación, darles autonomía para poder construir en cada centro su proyecto, de modo que se puedan poner a su alcance los recursos y, sobre todo, el acompañamiento necesario para que esta transformación se haga con rigor y profundidad.

También es necesario que no se confunda el proyecto educativo de las escuelas con el propósito. El proyecto será siempre un instrumento para poder llegar al propósito y el propósito implica mucha reflexión para saber qué tipo de personas queremos para el futuro. Repensar y replantear el propósito de la educación significa diálogo para llegar a un necesario consenso global. Ha llegado la hora de traspasar las antiguas fronteras. Un cambio como este solo será factible si lo hacemos juntos. No solo hay que romper el binomio público-concertado en favor de un bien común como es la educación, sino también tener presentes a entidades, empresas, asociaciones e instituciones. La escuela debe ser punto de encuentro para todas las colectividades que trabajan para mejorar los pueblos, barrios y ciudades. Lo que importa es el bien común de la educación, no quién hace la gestión.

Nuestra Administración educativa está trabajando en esta dirección y tenemos en el marco de la LEC un amplio y necesario consenso pero estamos en unos momentos políticos de fuerte convulsión y surgen algunas preguntas. A la escuela avanzada le hace falta el acompañamiento de un Estado avanzado, con un debate sereno, inclusivo, responsable, respetuoso y constructivo. ¿Tendremos suficientes políticos con esta cultura? ¿Darán la talla la Administración y nuestros gobernantes? ¿Trabajarán en clave de futuro y, por tanto, pondrán el valor de la inclusión como básico para que el mundo avance? ¿Nos dotarán de recursos necesarios para que esta transformación no tenga marcha atrás? ¿Se definirá cuál es el estándar de calidad y funcionamiento de cualquier escuela, pública o concertada? ¿Dialogarán para llegar a un consenso que nos dote de un marco de actuación estable y flexible? ¿Saldrán del blanco o negro, del público o concertado, y verán que lo que importa es hacer bien un servicio de interés público con estándares de eficiencia, calidad y equidad como en los sistemas nórdicos?

Muchas preguntas que se irán desvelando y que estoy seguro de que se harán desde la responsabilidad que da el voto de las personas que piensan a largo plazo y quieren trabajar desde ahora para un mañana mejor para nuestros hijos. Tenemos esperanza puesta en el referente de cambio que compartimos y que hará posible caminar hacia una sociedad más avanzada, más justa, más sostenible y en paz. Desde la Escola Pia de Catalunya colaboramos aportando la experiencia e ilusión del proyecto SUMMEM que estamos implantando en nuestros 20 centros. Cuantas más escuelas, personas y entidades trabajemos por el cambio y la transformación más posible, potente e irreversible será.

Antoni Burgaya Trullàs, Secretario general de las Institucions Educatives de l’Escola Pia de Catalunya

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