Campaña liberal contra suecia

Por Vicenç Navarro, catedrático de Políticas Públicas de la Universitat Pompeu Fabra (EL PERIÓDICO, 21/03/06):

Suecia ha sido el país europeo gobernado por la socialdemocracia por más tiempo desde la segunda guerra mundial. Excepto etapas muy cortas de gobiernos conservadores-liberales, el partido socialdemócrata ha ejercido el poder (bien en mayoría, bien en alianza con otros partidos) durante la mayoría de aquel periodo. Como consecuencia de ello, Suecia tiene un Estado de bienestar muy desarrollado de carácter universal, es decir, que los derechos sociales (tales como el acceso a la sanidad, a la educación, a la seguridad social y a los servicios sociales, entre otros) cubren a toda la ciudadanía.
De esta manera, el Estado de bienestar sueco proporciona una elevada seguridad a la población (incluyendo la laboral), lo cual facilita la flexibilidad y la adaptación de los ciudadanos a los cambios requeridos por la globalización económica (Suecia es el país más globalizado de Europa: la suma de exportaciones más importaciones como porcentaje del PIB es la más elevada de nuestro continente). Gracias a esta adaptación y flexibilidad, Suecia es uno de los países más competitivos del mundo, como reconoce incluso el Fórum Liberal Davos en su informe sobre la competitividad mundial del 2004, que coloca a Suecia como el tercer país en la liga de la competitividad mundial. Suecia muestra cómo, en contra de lo que se propaga en el discurso liberal, la globalización requiere un Estado fuerte a fin de facilitar la respuesta de la sociedad a los retos creados por la integración económica mundial.
Es un hecho que los suecos continúan teniendo problemas sociales y económicos. Ahora bien, un análisis objetivo permite concluir que aquel país ha alcanzado una elevada calidad de vida junto con una elevada eficiencia económica. De ahí que se haya convertido en la diana de ataques de los pensadores liberales (que gozan de grandes cajas de resonancia en nuestro país), que están promoviendo los modelos liberales de EEUU y Gran Bretaña como la solución para España. Ni que decir tiene que cada país tiene que desarrollar sus propias políticas públicas conforme a las relaciones de poder existentes en su sociedad y según el contexto histórico, político y cultural que lo condiciona. Pero no está de más que en el desarrollo de nuestras políticas económicas y sociales aprendamos de otros países, incluyendo Suecia, cuyo éxito cuestiona las tesis liberales que defienden que un elevado gasto público (Suecia tiene el gasto público social más elevado de la UE-15, 32%, comparado con un 20% en España) es un impedimento para la eficiencia económica.

SUECIA está sometida estos días a una avalancha de críticas por parte de medios liberales, que podrían enriquecer el debate, aunque el hecho de que vayan acompañadas de gran número de insultos y manipulaciones lo imposibilitan. Entre éstas últimas está la que indica que el desempleo real de Suecia alcanza la cifra nada menos de un 20% de la fuerza laboral, citando como fuente de autoridad el economista liberal Lindbeck, que fue en su día el presidente del comité que otorga los Premios Nobel de Economía. Según tal economista, la cifra oficial de desempleo no es creíble, pues oculta un elevado número de prejubilaciones que, según él, el Gobierno facilita para dar trabajo a los jóvenes. Se podría argumentar que no habría nada negativo en ello, pero lo cierto es que la realidad no corresponde a este supuesto. Suecia tiene uno de los porcentajes más altos (70%) de la población empleada en edad de prejubilación (55-64 años) en la UE-15 comparado con un 41% en España. Aprovecho para aclarar que el premio llamado Nobel de Economía no lo da la Fundación Nobel, sino el Banco de Suecia, y que el sesgo liberal del comité que lo otorga ha sido tan excesivo que creó una protesta internacional que forzó la dimisión de Lindbeck, explicándose así que se otorgaran (después de que él dejara el comité) tales premios a economistas keynesianos como Amartya Sen y Joseph Stiglitz, entre otros.
Otro dato que se ofrece en contra del supuestamente excesivo Estado de bienestar sueco es el enlentecimiento económico que ocurrió a principios de los años 90, que se asume que ocurrió debido al excesivo gasto público. Tal ralentización económica no tuvo nada que ver, sin embargo, con la extensión del gasto público, sino con otras razones que incluyeron el colapso de la economía de la Unión Soviética (que afectó negativamente a la economía de todos los países escandinavos, con los cuales tenía un comercio activo) y el aumento de los intereses bancarios y del valor de la moneda sueca (la corona), como consecuencia de las decisiones que tomó el Gobierno a fin de resistir la competitividad del marco alemán y el aumento de los intereses bancarios alemanes (que el Gobierno alemán facilitó como medida para atraer capital que le permitiera el desarrollo del este de Alemania, tras su reunificación, decisiones que, por cierto, contribuyeron también a la crisis económica de España en el mismo periodo).

UNA VEZ estas circunstancias cambiaron, la economía sueca se recuperó, alcanzando uno de los desempleos más bajos de la UE (5%). El gasto público por habitante, por cierto, ha continuado creciendo año tras año, incluso en los del Gobierno liberal (1991-1994).
Otra crítica liberal es que la mayoría del empleo nuevo que se ha creado en Suecia es consecuencia del gasto público, traduciéndose en empleo público. Este dato, sin embargo, no tiene por qué valorarse negativamente. En realidad, esta situación se da también en muchos otros países, y es un dato que no debiera pasar desapercibido en España, donde el empleo público es de los más bajos de la UE, causa de la pobreza de sus servicios públicos y del retraso de su Estado de bienestar.