Carta al noble y amado pueblo iraní

No cabe duda de que Irán está atravesando días duros en los que se está trazando su destino y, por esta misma razón, cualquier opinión, declaración, decisión o iniciativa por parte de todos cuenta con mucha importancia y responsabilidad, ya sea por parte del Gobierno, por parte de los que están bajo las garras de la violencia gubernamental o por parte de cualquier persona amante de la patria y de la libertad y que tenga su alma arraigada en la amada tierra de nuestro país.

Lo que hemos visto en el día de Ashura [tradicional fiesta chií] es mucho más duro y doloroso de lo que podría relatar aquí. La sangre de los valientes jóvenes de esta tierra ha teñido de rojo las calles apedreadas: uno de nuestros iraníes murió atropellado por un coche con un grito de libertad en su boca; otro, durante el día de luto por el imam Hussein, fue arrojado al vacío desde un puente en su búsqueda de la justicia y otro fue asesinado. Una vez más se oía el clamor y el lamento de los corazones. En verdad, ¿qué pecado has cometido para que te hayan matado?

Los iraníes siempre han repudiado las guerras y la violencia. Los amantes de la libertad en Irán han buscado la paz cada vez que se ha derramado sangre en cualquier parte del mundo. Sin embargo, ahora, y de manera insólita, son testigos de la violencia y la agresión en su propia casa y entre sus propios hermanos.

¿Acaso el conductor del coche y los terroristas y oficiales armados que mataron a sus conciudadanos no eran iraníes? Desafortunadamente, nuestros hermanos y hermanas no han muerto por mano de extraños, sino entre los dedos de sus propios hermanos iraníes.

Hermanas y hermanos compatriotas:

Que días tan difíciles estamos viviendo. En otra época nos atacó Sadam: centenares de miles de iraníes murieron de las maneras más atroces y millones de madres iraníes lloraron en su luto, pero es más duro ver cómo mueren nuestros jóvenes a manos de una minoría de nuestros compatriotas. No hay duda de que el pueblo iraní está turbado y conmocionado por estos hechos tan violentos.

Para nosotros, los iraníes, ya era insoportable ver cómo el dolor llevaba a un joven palestino a apedrear con tanto odio al enemigo ante la imagen de su propio conciudadano bañado en sangre, pero más agonizante resulta ver cómo los jóvenes iraníes llevan las manos cargadas de piedras mientras contemplan con sus propios ojos a los amigos ahogándose en su propia sangre tras haber participado de manera pacífica en una protesta.

No hay duda de que todos sabéis que desde las elecciones hasta la fecha las protestas del pueblo iraní eran pacíficas, civiles y legales, y que de ninguna manera se puede demostrar que hayan sido lo contrario; y lo que ha hecho que estas protestas aumenten y se consoliden ha sido la respuesta unilateral (lejos de ser justa) de algunos responsables del Gobierno. La detención de un creciente número de personas, la oleada de privaciones de estudio y expulsiones de los jóvenes universitarios, el aumento de las destituciones de los activistas sociales, la prohibición ilegal de muchos medios de comunicación, la creciente limitación de la libertad de expresión, la cancelación de las actividades políticas, culturales y sociales, el enfrentamiento con las instituciones civiles, el uso de la violencia, el insulto, el abuso físico y el asesinato, el empleo de palabras obscenas y oprobiosas contra los participantes en las protestas (incluidas las mujeres iraníes), el asesinato de un grupo de jóvenes detenido ilegalmente en las cárceles y no procesar a los responsables de estos delitos, la subjetividad de los medios de comunicación estatales, la presión a los líderes del movimiento verde y popular y a otros activistas políticos, sociales y culturales, artistas, estudiantes, mujeres, minorías religiosas y raciales, etc... son algunas de las muchas actuaciones que han provocado el aumento de las protestas de la gente, hechos que han influido mucho en el aumento de la presión económica y cotidiana sobre las personas. Y nos preguntamos: ¿acaso frente a sus protestas el pueblo iraní, que de manera pacífica y completamente civil muestra su desacuerdo con el Gobierno, tiene que recibir balas, provocaciones y amenazas desde las tribunas de los representantes del Gobierno? ¿Han servido de algo las actuaciones de los que comenzaron a tocar la campana de la violencia el 13 de junio y lo han seguido haciendo hasta la fecha?

Un grupo del propio Gobierno y de la oposición, críticos y pensadores, ha sugerido vías para el diálogo con el pueblo para poder así dar por terminada esta etapa de violencia y tensión, pero desgraciadamente parece que la voz de los reformistas y pacifistas se ha perdido entre los gritos y el escándalo de los partidarios de la guerra y la violencia.

La continuidad de esta política ha dado lugar a lo que no debería haber pasado. Es decir, matar al hermano. Y esto, si bien es un hecho proveniente de una minoría que desea y busca la violencia dentro del Gobierno, también es muestra de la falta de preparación de alguno de ellos y de su incapacidad para estar a la altura de los acontecimientos, lo que ha creado grandes y serias dudas en la opinión pública; en un futuro muy cercano, la Historia se encargará de esclarecer estas dudas.

Queridos compatriotas:

Todos nosotros, los iraníes, tenemos una gran responsabilidad. Unámonos para que cualquiera de nosotros, sea cual sea su papel en la sociedad, haga lo posible por dar pasos hacia la paz. Nosotros somos un pueblo amante de la paz que ahora debe usar medios civiles y contrarios a cualquier tipo de violencia para mostrar nuestro desacuerdo, crítica, oposición y disensión, para de este modo no caer en las garras de los que buscan la coacción y la violencia.

Debemos convencernos de que lo que el pueblo pide es su derecho y el pueblo iraní, para alcanzar lo que por derecho le corresponde, no requiere los instrumentos de la violencia y sólo los que usan la tiranía y la agresividad para sus actuaciones ciegas son los que saben que no tienen derecho.

A los jóvenes conscientes de mi país:

Hay que ser firmes y resistir, y ante las balas, los tanques y las armas no lanzar siquiera una piedra. Alcanzar la democracia, la justicia, la libertad y los derechos humanos requiere que plantemos flores y no ríos de sangre. Por esta razón, la Organización para la Defensa de los Derechos Humanos, confiando en las demandas civiles y legales del pueblo iraní, anuncia que: nosotros, los defensores de los Derechos Humanos, estamos en contra de la continua violencia en la sociedad iraní y pedimos que se haga todo por parte de la sociedad iraní para frenar esta ola de violencia y agresión. Con todo el respeto para el noble pueblo de Irán, en esta declaración demandamos:

A los representantes y responsables de la respetada República Islámica de Irán:

No hay duda en la sensibilidad y la importancia de la responsabilidad y el papel de los responsables en el futuro de Irán. Lo que se espera de ustedes como responsables del poder es que aseguren las derechos recogidos en la Constitución de Irán y respeto por la Justicia. Ahora no sólo el pueblo iraní, sino muchos otros en muchas partes del mundo observan sus actuaciones y declaraciones para poder juzgarles mañana.

Reformar las políticas erróneas del pasado y de la actualidad y escuchar el deseo de la sociedad y sus demandas está entre sus principales responsabilidades, pero ante todo deben detener cualquier acto violento contra la gente y, en caso de que continúen con sus políticas tiranas e injustas, serán primero los iraníes y después la opinión pública de un mundo unido los que les pedirán cuentas.

A los hermanos pasdaran y basiyi:

En las condiciones actuales es muy difícil dirigirnos a ustedes. Lo que hemos atestiguado estos días es lo que hace tan duro hablar con ustedes. El pueblo iraní recuerda que muchos de los hermanos pasdaran y basiyi fueron los que defendieron los derechos de la gente frente los ataques de los enemigos de esta tierra. Sin embargo, hoy en día vemos con asombro como un grupo de este poder popular se ha enfrentado a la gente con sus balas, pistolas y porras y con cada disparo, un grupo de sus compatriotas se ponía de luto.

Nosotros, los defensores de los Derechos Humanos, os pedimos a vosotros, los hermanos basiyi -que gracias a este mismo pueblo habéis llegado a ocupar el puesto que detentáis ahora- no manchéis con sangre a vuestros hermanos y hermanas, no vistáis con vuestros actos a los padres de negro y no hagáis que un grupo cada vez mayor de personas tengan que ir a llorar a los mártires de hoy.

En conclusión:

La Organización de los Defensores de los Derechos Humanos, teniendo en cuenta la situación violenta por la que está atravesando la sociedad iraní, declara que cualquier paso, iniciativa o actuación por parte de cualquier grupo deben ser para asegurar y establecer los principios universales de los Derechos Humanos en Irán, ya que el pueblo de Irán no aceptará nada menos que su cumplimiento.

Shirin Ebadi, premio Nobel de la Paz y presidenta de la Organización de los Defensores de los Derechos Humanos.