Cataluña no puede esperar

Los partidos constitucionalistas en Cataluña tienen poco que perder y mucho que ganar. Las elecciones al Parlamento catalán pueden estar cerca o lejos, pero en todo caso, se celebrarán antes que las generales próximas. Por lo que hay que preparar las elecciones catalanas sin prisa pero sin pausa.

El PP y Ciudadanos han dado el primer paso al ponerse de acuerdo, lo que está muy bien, pero resulta insuficiente.

Si Vox se presenta por libre no cabe duda que absorberá mucho voto españolista, pero lo hará a costa del PP y de Cs, con lo que el resultado de su éxito electoral tendrá como principal consecuencia agrandar la victoria de las fuerzas separatistas y sus adherencias antisistema, a cambio de la pequeña gloria de haber demostrado un hipotético «sorpasso» a las otras fuerzas constitucionalistas.

La decadencia institucional, social y económica de Cataluña no puede continuar, y quienes dicen defender por encima de todo la Unidad de España, no pueden perder el tiempo en pequeñas discordias tribales a ver quién es más españolista dentro del mismo espectro, cuando lo que se encuentra en juego es la misma supervivencia de la Patria España frente a la sinrazón de un separatismo a quien su irredento milenarismo le consiente las más absurdas contradicciones como la de ignorar que sin ser españoles no pueden seguir siendo europeos y pidiendo «freedom for Catalonia», cuando ya disponen de más «freedom» que ninguna región o «länder» europeos incluidos Escocia y el Ulster.

Es responsabilidad del PP, de Cs y de Vox que en las próximas elecciones catalanas se presente una sola lista constitucionalista.

Si hay voluntad de acuerdo entre los tres, será fácil aprovechar lo mejor de cada casa para cerrar las candidaturas de las cuatro circunscripciones.

El liderazgo de esta candidatura única podría ser asumido por Inés Arrimadas quien ya demostró y continúa demostrado, su carisma y su profundo calado político. Esta mujer, ya demostró en peores condiciones globales que al separatismo se le puede y se le debe derrotar en su propio terreno, aunque ello suponga renunciar al pequeño egoísmo partidista de comparecer cada uno con sus listas y sus cortos horizontes para derrotar a los próximos y no a los lejanos.

Vox no tiene excusa para presentarse por libre cuando sabe y le consta que el beneficio a que él puede aspirar es tan sólo derrotar al PP y a Cs, a cambio del alto precio de favorecer en la atribución de escaños al separatismo beneficiario de los restos que no aplican escaños.

Esta fórmula que propongo no tiene que condicionar el comportamiento de estos tres partidos en el resto del territorio nacional ni tiene connotaciones de afinidad ideológica más allá del común españolismo interpretado con diversa clave y diapasón por cada uno de ellos.

Se trata de hacer frente a una situación de emergencia política con una solución igualmente excepcional para detener un proceso de deterioro al que, hasta ahora, ni las sentencias del Tribunal Supremo ni del Constitucional ni del propio Parlament Catalán, al inhabilitar al presidente de la Generalitat, han conseguido reconducir ni poner freno.

Se trata además de hacer buena la consigna tan querida por la izquierda y sus acólitos separatistas de aportar «soluciones políticas a un conflicto político», ganándoles la partida en las urnas y no en los Tribunales, por aquello de que hay que «desjudicializar la política».

Aunque no hay nada sencillo ante un problema enquistado propongo acudir a la cirugía de urgencia de la «lista única» solamente para Cataluña, por la peculiar situación en la que se encuentra, para que no se desperdicie ni un solo voto constitucionalista, y aplazando los debates internos que nos separan a otros momentos y reconducirlos a otros lugares.

Esta unidad seguramente atraiga también a muchos votantes del PSOE que, ante la deriva soberanista de sus líderes, unos por devoción, y otros porque dependen del separatismo para mantenerse en el poder alcanzado con exiguas mayorías, se ven huérfanos de esa «E» de «Español» que tan estérilmente figura en sus siglas.

Como no habrán de faltar tampoco viejos votantes convergentes de centro derecha catalanistas, aterrorizados hoy por el desorden y la inseguridad que ha hecho reaparecer el viejo «someten» en las estaciones del Metro de Barcelona, ante la cómplice pasividad de las autoridades frente a la delincuencia callejera.

De hacer las cosas de este modo, no me cabe duda que todos los catalanes con derecho a voto partidarios de la unidad nacional, recibirán esta oferta con alegría y esperanza como el que comienza a ver algo de claridad entre los nubarrones negros de la tormenta con ese olor a tierra mojada que promete tierras fértiles y tiempos mejores.

Si conseguimos hacerlo, que Dios nos lo premie, y si no, que nos lo demande.

Antonio Hernández Mancha fue presidente de Alianza Popular.

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