Cataluña, plural, moderada y posibilista

Por Wifredo Espina, periodista y ex director del Centre d’Investigació de la Comunicació.

Quizás la mejor conclusión de los resultados del referéndum sea esta: que Cataluña es plural, moderada y posibilista. Me refiero a los ciudadanos catalanes. La clase política ya es otra cosa, otro mundo. Que ganaría el “sí” no era ningún misterio. Todo el mundo – o casi- lo daba por hecho. La sorpresa ha sido la baja participación. Más de la mitad de la gente se ha desentendido. Pese a que todos los políticos se desmelenaron pidiendo que se fuera a votar. No les han hecho caso, y no es extraño. En toda esta jugada han perdido mucho crédito, unos y otras. Entre peleas, descalificaciones mutuas, radicalismos de la derecha y de la izquierda, de los nacionalistas y de los antinacionalistas, además de los cambios de postura de casi todos, por razones tácticas, ¿qué caso se merecían que se les hiciera?

Esta manera de hacer política no ha gustado a la gente, que es más seria. En general, esto no gusta, ni siquiera lo encuentra divertido. Seguramente es uno de los motivos decisivos de que tantos se quedaran en casa. ¡Ya os lo haréis!, se habrá dicho muchas personas moderadas, que no se ha visto representadas en todo este juego. Y si no contaban con ellas, si se las dejaba fuera de los planteamientos políticos partidistas, pues ¡allá vosotros!

El nacionalismo radical ha perdido (ERC), como ha perdido el españolismo (PPC). La mayoría de la gente es moderada: no quiere aventuras separatistas ni tampoco correr el riesgo de perder su identidad como pueblo. Por esto de los que han ido a votar, la gran mayoría – con distintas ópticas- lo ha hecho con un criterio moderado, práctico y posibilista. ¿El nuevo Estatut, pese a todo, da más autonomía y seguramente más dinero? -se habrán dicho- pues ¡adelante! Es aquello tan pujolista del «peix al cove ». Por esto Pujol gobernó tantos años. Entendía a la gente; le hacía un discurso bastante radical para que soñara, pero a la hora de la verdad “coge lo que puedas!”

Los catalanes –los que no han ido a las urnas y los que han ido a votar- han demostrado que Cataluña es plural y que a nadie le gusta que le impongan el criterio de otro. Aquí hay derechas e izquierdas, nacionalistas y no nacionalistas; catalanistas y españolistas. Nadie tiene el monopolio ni la exclusiva del país, que es –debe ser- de todos. Los que han votado, en su gran mayoría, han dicho que “sí”, seguramente que muchos con un “sí” possibilista, el “sí” del “vale más pájaro en mano que ciento volando”.. Y también es seguro que a muchos de la mitad que no ha votado esto ya les esté bien. Además, pese a todos los excesos. contradicciones y recortes del texto, si este Estatut es desarrollado y aplicado con tino y eficacia puede ser muy útil para Cataluña, con tal de que no se lo vuelvan a apropiar, sectariamente, los políticos para sus batallitas, y que el gobierno al que le toque administrarlo lo haga pensando en los ciudadanos. Porque, ante todo, está pensado más por distribuirse el poder entre los políticos que para satisfacer demandas concretas de las personas.

¿Cómo no iba a ganar el “sí”, cuando los dos grandes partidos catalanes – el PSC y CIU- hicieron lo posible y lo imposible para que ganara? Incluso pactando de noche Artur Mas con Zapatero, en La Moncloa, a espaldas de los demás, e incluso desobedeciendo a la Junta Electoral todo un Presidente de la Generalitat (¡qué mal ejemplo, señor Maragall!) y pidiendo institucionalmente el “sí” como President y junto con el presidente del Gobierno de España.. Debía ganar el “sí”, pero –como adelantábamos aquí hace tiempo- ha sido, globalmente, un “sí” raquítico. Legítimo, naturalmente, pero sin entusiasmo de casi nadie. Y con la posibilidad, también legítima, de que el Tribunal Constitucional enmiende algunos puntos o interpretaciones, como pide el Partido Popular. ¿Quién teme al Constitucional?

Por esto ya todos piensan en las próximas elecciones autonómicas. Mientras Maragall no acaba de decidirse – pero no es escartable que intente capitalizar el triunfo del “sí”-, Artur Mas –que va de divo- ya hace días que ha empezado la campaña y con un lema con gancho. “Un buen Estatut, para un buen Govern” (naturalmente, el suyo). Ahora se disputan el mérito del “sí” -¿de quién és?- para acaparar las poltronas del poder.

Mientras, la Cataluña de los ciudadanos -quedándose en casa o yendo a votar- ya ha dado su lección de pluralidad, moderación y posibilismo.