Monarquía (Continuación)

El rey Juan Carlos ha sabido mantener siempre un halo de prestigio en torno a su institución. Y así, han bastado gestos leves –siempre alejados del aspaviento y del grito– para que la Corona, dotada de gran influencia, ejerciese con discreción y eficacia la labor de arbitraje y moderación que tiene atribuida por la Carta Magna. Un quehacer sutil que era nuevamente descrito por Gregorio Peces-Barba en un artículo reciente: «En la Monarquía parlamentaria se puede decir que la ley hace al Rey y que este carece de cualquier poder, y no es ni legislativo, ni ejecutivo, ni judicial. Su influencia deriva de su autoridad, que es su capacidad para encarnar la ética pública incorporada al sistema político español, y por representar la unidad y la permanencia del Estado.…  Seguir leyendo »

La primera petición de pacto entre  todas las fuerzas políticas, como única forma de salir de la actual crisis económica española, la leí hace un par de años en un artículo de Alfredo Pastor. Y, desde entonces, son innumerables y variopintos los pronunciamientos en igual sentido y por parecidas razones: que la crisis española es distinta en las causas - crisis del modelo de crecimiento-y anterior en el tiempo - comienzos del 2007-a la crisis financiera internacional, aunque agudizada por esta; que, al carecer de la palanca que constituye la política monetaria - no poder devaluar para exportar más-,España precisa aumentar su productividad para ser más competitiva; y que este aumento de productividad exige la adopción de unas reformas de calado en varios ámbitos, que son impensables sin un pacto nacional, semejante a los pactos de la Moncloa, que hicieron luego factible el pacto constitucional.…  Seguir leyendo »

La ceguera tiene muchas causas, también en la vida política. En unos casos la ambición, en otros la ofuscación y, casi siempre, la enorme distancia que mantienen los políticos con la sociedad, esa sociedad a la que unos llaman pueblo y otros ciudadanos.

La evolución de los partidos en estos últimos treinta años ha distorsionado tanto la vida política que, cualquier cosa que no nazca y muera en ellos, sea vista -por ellos mismos- como poco más o menos que una herejía, como una propuesta ilegítima, como una intromisión intolerable.

Para cualquier persona con inquietudes políticas y un mínimo espíritu crítico, es francamente curiosa la reacción que han provocado las palabras del Rey llamando a todos a «grandes esfuerzos y amplios acuerdos para superar juntos, cuanto antes y con la debida determinación, las graves consecuencias de la crisis».…  Seguir leyendo »

La realidad desborda la ficción. Al menos en estos parajes nacionales. Inmersos en una severísima crisis económica, con una inasumible tasa de desempleo, una profunda recesión que dura demasiado tiempo y sin visos inmediatos de salida, con una imparable pérdida de competitividad y con unos mercados financieros que desconfían abiertamente de las medidas adoptadas, nos ponemos ahora a debatir, sesuda y hasta farisaicamente, sobre la habilitación constitucional y la pertinencia política de las recientes actuaciones y palabras de Don Juan Carlos en pro de una ineludible política económica común, de un consensuado acuerdo político y de un eficaz compromiso por parte de nuestras formaciones políticas y agentes sociales.…  Seguir leyendo »

Creo sinceramente que para la inmensa mayoría de los españoles la Transición que alumbró la Constitución de 1978 constituye un motivo de orgullo común. Pese a la profunda transformación social que ha experimentado España, el aprecio por la Transición y por quienes la hicieron posible continúa teniendo un alcance auténticamente nacional. En todas las Comunidades Autónomas, varones o mujeres de todas las edades, con cualquier nivel de estudios, de izquierda o de derecha, en el campo o en la ciudad, los españoles siguen creyendo que el proceso político que tuvo lugar en España hace ya tres décadas realmente estuvo bien hecho y es para sentirse orgullosos.…  Seguir leyendo »

Al Rey hay que concederle siempre el beneficio de la duda. Para eso está. Según la Constitución, carece de responsabilidad penal; ¿y si no puede cometer delitos, cómo va a poder meter la pata? Por eso a mí me pareció bien que en 2003 recibiera cordialmente al presidente independentista del Parlamento catalán Ernest Benach con su famoso «hablando se entiende la gente». Como también me pareció bien aquel abrazo que le propinó a Ibarretxe en 2004 en Vitoria, en plena operación secesionista del lehendakari, que enfadó tanto a Rosa Díez. Y como también me pareció bien que respaldara el proceso de paz y las conversaciones con ETA auspiciadas por Zapatero en 2007 con aquella referencia camuflada a cuenta del Ulster: «Hay que intentarlo… y si se consigue, se consigue».…  Seguir leyendo »

Llevábamos tiempo esperando que la Administración Tributaria estatal viera las cosas igual que nosotros, pero cada vez que se enfrentaba con esta cuestión la respuesta volvía a ser negativa: una ocasión tras otra venían entendiendo que, cuando una entidad pasaba de estar sometida a normativa foral a estarlo bajo normativa de territorio común, los créditos fiscales generados bajo aquella normativa y pendientes de aplicación se perdían en tanto la normativa estatal no recogiera beneficios semejantes.

Aunque muchos de los que habitualmente trabajamos con este tipo de situaciones defendíamos que tales efectos negativos no deberían producirse, la certeza de tener que acudir a la vía contenciosa para que así fuera (con la evidente incertidumbre de cualquier resolución judicial) constituía un obstáculo casi insalvable en muchas de las planificaciones a las que nos enfrentábamos.…  Seguir leyendo »

Cada año, al madurar el mes de febrero, coincidiendo con la celebración del Carnaval, se presenta una excusa para meditar sobre un incidente peculiar en la reciente Historia de España, cuyo diferente desenlace habría cambiado ostensiblemente el perfil de la sociedad y la política españolas, apenas salidas de la larga dictadura franquista. Un programa, bien intencionado e interesante producido por Televisión Española, ha rememorado las horas cruciales del intento de golpe de Estado del 23 de febrero. Si el final feliz del drama desencadenado por el teniente coronel Tejero hubiera sido diferente, algunas escenas insólitas ocuparían las primeras planas de los diarios y los telediarios.…  Seguir leyendo »

He tenido ocasión de hablar con la Reina en dos ocasiones. La primera, en el verano de 1988, fue en el marco de una cena privada que reunió en torno a la pareja real a un grupo de personas etiquetadas de izquierda, desde Antonio Gutiérrez y Cristina Almeida al filósofo Emilio Lledó. Fue una larga reunión, dominada por el discurso del Rey, sorprendentemente franco, de la cual un genio perverso o una cortesana viperina filtró los supuestos contenidos al semanario Tiempo, haciendo de mí nada menos que el hombre de Herri Batasuna en Madrid, presentador de su candidato en un mitin electoral.…  Seguir leyendo »

El alud de opiniones políticas, sociales y éticas expresadas en un libro por la consorte del jefe del Estado instan a una reflexión acerca de las funciones constitucionales de la Corona en una monarquía parlamentaria. Ha lanzado un amplio catálogo de consideraciones sobre reforma de la Constitución, el aborto, la eutanasia, la enseñanza de la religión, la abdicación del Rey, los republicanos, la homosexualidad, la violencia de género, las relaciones internacionales, los políticos, la libertad de expresión, etcétera. En una parte de estas opiniones adopta una legítima opción política muy conservadora e incluso, a veces, reaccionaria, y, en general, tributaria de un poso intelectual más bien primario.…  Seguir leyendo »

Vaya por delante mi convicción de que la Reina ha cometido un doble error. Primero, manifestar su opinión sobre temas políticos controvertidos, que dividen a los españoles y que han sido objeto de agrio debate e, incluso, de contestación ulterior pese a su resolución legal. Nadie en sus cabales puede negar a la Reina su libertad de opción, pero la cuestión no se plantea --en su caso-- en términos de derechos y obligaciones, sino de prudencia.

En efecto, su posición institucional como reina le aconseja no entrar en el debate político, aunque sea en términos que son compartidos por buena parte de los españoles.…  Seguir leyendo »

Se señala, y es verdad, la insustituible labor de Don Juan Carlos en el desmantelamiento de las asfixiantes estructuras franquistas y su decidido impulso -denominado justamente el «motor del cambio»- a la Transición política. Se afirma, y es cierto, su escrupuloso cumplimiento de las competencias asignadas en una Monarquía parlamentaria vertebradora del régimen constitucional instaurado en 1978. Pero no podemos ni debemos desconocer el relevantísimo quehacer de Doña Sofía, siempre al lado de Don Juan Carlos. No se puede comprender la Presidencia de George Washington sin su esposa, Martha Dandridge Custis. No se puede comprender tampoco el Reinado de Don Juan Carlos sin la presencia de Doña Sofía.…  Seguir leyendo »

El republicanismo -según declaraciones recientes de Izquierda Unida- no es pasado». Pero el declive del republicanismo en España es uno de los pocos hechos políticos incontestables de nuestros tiempos. Y no es porque Juan Carlos sea un héroe de la historia moderna española -aunque sí lo es- ni porque su familia se haya comportado de una forma modélica -aunque sí lo ha hecho- sino porque España ya es una república: una república donde la Jefatura del Estado es heredable.

Hay muchas maneras de elegir a quien ejerce el más alto cargo del Estado. La diferencia entre una forma republicana de hacerlo y una aproximación monárquica no consiste en los aspectos formales de la transmisión del cargo, sino en el concepto ideológico que la sostiene.…  Seguir leyendo »

El Emperador Carlos V en Las Instrucciones de Palamós, de 4 de mayo de 1543, daba los siguientes consejos al entonces Príncipe Felipe: «Habréis de ser, hijo, en todo muy templado y moderado. Guardaos de ser furioso, y con la furia nunca ejecutéis nada. Sé afable y humilde. Guardaos de seguir consejos de mozos, ni de creer los malos de los viejos».

Pues bien, en un contexto histórico y constitucional incuestionablemente diferente, pero con el mismo ánimo de aconsejar el mejor hacer del Heredero, hemos conocido unas cartas remitidas por el Rey al Príncipe Don Felipe -que entonces contaba diecisiete años- durante su último curso en el College School of Lakefield (1984/1985) en Canadá.…  Seguir leyendo »

En anteriores reflexiones aquí aparecidas prometí no entrar en las que entonces eran las primeras manifestaciones anti-monárquicas acaecidas en Cataluña. Pensaba que estábamos únicamente ante algo efímero y minoritario. Por ello llevé mis consideraciones a realizar algunas afirmaciones sobre la figura del Heredero de la Corona. Aunque no era tan inocente como para soslayar la afirmación de que, «una vez abierto el melón» era muy difícil precisar cuantas tajadas iban a cortarse. Y perdóneme el lector el símil popular, bastante veraniego, es cierto, pero, de igual forma, tan escasamente científico. Pues bien, se ha podido comprobar mi temor y la extensión que el tema ha tenido.…  Seguir leyendo »

Ver crecer a los otros que quieres es uno de los aspectos positivos del paso del tiempo. En contra de toda nostalgia por lo que dejamos atrás y por el camino transcurrido, el despliegue del presente puede proporcionar a veces ese sentido de espesor y conciencia de duración que nos hace sentir la propia existencia. Los 40 años del Príncipe son, desde luego, una especie de atalaya que sitúa el paso de la juventud a la madurez en primer plano. De aquel joven de 21 años con el que tuve el privilegio como docente de disfrutar durante mucho tiempo de su crecimiento intelectual y personal, al padre de familia feliz y responsable de ahora, media sin duda una gran distancia.…  Seguir leyendo »

Supongo que nadie podrá enumerar con precisión el caudal de recuerdos que en el día de hoy, al celebrar familiarmente sus cuarenta años de vida, pasarán por la mente de Don Felipe de Borbón y Grecia, Heredero de la Corona. Es posible que ni su propia persona. Puede que el regocijo familiar lo dificulte. Y puede también que el mismo capricho de aparecer y desaparecer que el ayer, lo pasado, somete a cualquier persona, impida la exactitud de la empresa. Pero ahí, en la distancia y en la objetividad ajenas a la legítima pasión que el interesado experimenta, se puede encontrar el análisis de lo ocurrido.…  Seguir leyendo »

La Monarquía parlamentaria es un hallazgo de la Transición española, para nuestra Constitución de 1978, que se construía desde la evolución histórica, de las monarquías existentes, más representativas como la británica o las del norte de Europa, desde nuestra propia experiencia monárquica y republicana y desde una reflexión teórica, quizás todavía más intuitiva que racional. Probablemente entonces no teníamos en la cabeza todas las dimensiones y consecuencias de este modelo de Monarquía diferente de las anteriores.

Éramos conscientes de que, desde los orígenes del Estado liberal, la Monarquía española había ido dando tumbos desde Fernando VII a Alfonso XIII. Tras la esperanza frustrada de la Segunda República bien intencionada, abierta y progresista que pagó sus errores y las traiciones de militares y civiles, la horrible Guerra Civil y la no menos horrible represión posterior y los 40 años de dictadura franquista, con el daño que hizo a nuestra dignidad individual y colectiva, nos encontramos de bruces, muerto Franco, con la necesidad de reinventar nuestra convivencia.…  Seguir leyendo »

En la fantasmagórica Corte que el pretendiente Carlos María Isidro instaló en Estella durante la Primera Guerra Carlista se creó un grupo de presión -poder fáctico, le llamaríamos ahora- pronto bautizado como los ojalateros.

Tan ocurrente denominación es atribuida en el capítulo 30 del segundo tomo de la monumental historia del conflicto escrita por Antonio Pirala al valiente capitán de caballería Carlos O'Donnell quien, harto de escuchar al regreso de sus acciones militares comentarios del tenor de «¡ojalá hubiesen atacado ustedes por tal o cual parte!», «¡ojalá hubiesen hecho tal o cual movimiento!», se encaró con algunos de estos individuos y les espetó: «Siempre están ustedes con ojalás.…  Seguir leyendo »

Hasta ahora la afirmación según la cual los españoles éramos «juancarlistas» pero no monárquicos parecía canónica e irrebatible. Según semejante aserto, la Corona como institución que encarna desde 1975 la Jefatura del Estado resultaba -decían- transparente y sólo era visible su titular, S.M. el Rey, que, excepcionalmente -y sólo excepcionalmente-, se había ganado una legitimidad de ejercicio remanente del 23-F, y por sus extraordinarias virtudes personales. Siendo cierto este análisis, y cuando Don Juan Carlos ha alcanzado los setenta años de edad y treinta y dos de reinado -sólo superado en el empleo por Felipe V-, es imposible seguir sosteniendo, como quieren algunos sectores que aceptaron la forma monárquica del Estado a regañadientes, que la Corona dependa exclusivamente de la persona del Rey y que sin éste la Monarquía parlamentaria en España resultaría poco menos que inviable.…  Seguir leyendo »