Modelo de Estado (Continuación)

Por Félix Bornstein, abogado (EL MUNDO, 29/04/05):

El proyecto sobre financiación presentado ayer por el tripartito catalán me parece constitucionalmente inviable por contradecir, como poco, dos argumentos básicos. En primer lugar, los autores del proyecto transmutan la titularidad del poder impositivo en nuestro país arrogándose una legitimidad que no tienen. El artículo 31.3 de la Constitución (CE) dice que sólo podrán establecerse prestaciones personales o patrimoniales de carácter público con arreglo a la ley. Y, en el ámbito tributario, el artículo 133.1 CE nombra con precisión al titular que puede exigir prestaciones patrimoniales de naturaleza impositiva, disponiendo que la potestad originaria para establecer tributos corresponde exclusivamente al Estado, mediante ley.…  Seguir leyendo »

Por Miquel Porta Perales es crítico y escritor (Cuadernos de Pensamiento Político nº 6, FAES. ABR-JUN/05):

Imaginemos que alguien llega a Cataluña con la intención de conocer de primera mano el llamado hecho diferencial catalán. Nuestro visitante ha leído el ensayo de los politólogos M. Keating, P. Martín y H. Meadwell titulado «Naciones contra el Estado». Gracias a este trabajo, ha sabido
que en Cataluña hay un «nacionalismo regional» que, amparándose en la Constitución española, ha construido un «casi-Estado» dotado de amplia autonomía y capacidad de autogobierno. Y ha sabido también que en Cataluña, según parece, existe una identidad colectiva –ahí radicaría el hecho diferencial– sustentada en la lengua propia. Por lo demás, gracias a The Guardian, sabe que en Cataluña, como en el resto de España, gobiernan las izquierdas. Nuestro hombre quiere comprobar en vivo y en directo lo que ha leído en el libro y en diversos artículos.

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Por Manuel Álvarez Tardío, profesor de Historia Política en la Universidad Rey Juan Carlos (Cuadernos de Pensamiento Político nº 6, FAES. ABR-JUN/05):

Suele decirse que la democracia española es joven. Lo es, desde luego, si la comparamos con la norteamericana, pero veintiséis años de estabilidad constitucional y de alternancia democrática no son poca cosa. A pesar de lo cual, parece que estamos abocados a «revisar» nuestra Transición a la democracia de los años setenta y nuestra Constitución de 1978, empujados por la presencia pública y por la influencia política de quienes aseguran que la nuestra es una democracia deficiente que debe ser «perfeccionada».

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Por Xavier Sala i Martín, Fundació Umbele, Columbia University y UPF (LA VANGUARDIA, 17/04/05):

Entre los problemas de la economía catalana, destaca el de su pertinaz déficit fiscal con España. Y es que, a pesar de que sus ciudadanos pagan los impuestos que les corresponde, el Estado gasta en Catalunya mucho menos de lo que sería razonable. Aunque ni mando ni asesoro a ninguna de las partes implicadas, permítanme que hoy haga, desde aquí, una propuesta de reforma basada en cuatro puntos.

Primero, Catalunya debe tener una agencia tributaria propia. Además de darle poder de negociación, eso la protegerá ante las potenciales arbitrariedades de futuros gobiernos radicales -de derechas o de izquierdas- españoles.…  Seguir leyendo »

Por Horacio Vázquez-Rial (ABC, 16/04/05):

Si el plan separatista del presidente de la autonomía vasca prosperara, España se vería reducida no sólo en superficie y número de habitantes, sino en muchos otros aspectos, interiores y exteriores: su prestigio decaería, su capacidad defensiva quedaría bajo mínimos -¿qué se puede esperar en ese orden de un Estado incapaz de preservar sus propias fronteras de la acción de una parte de sus ciudadanos?- y es probable que, a partir de ese momento, se abriera un proceso de desintegración territorial generalizado. Se trata, pues, de un problema de extrema gravedad, que no parece haber sido registrado en conciencia por el conjunto de los españoles.…  Seguir leyendo »

Por Eugenio Trías, filósofo y miembro del Consejo Editorial de EL MUNDO (EL MUNDO, 15/04/05):

Todavía se oye alguna vez esta trillada expresión, que se utiliza generalmente como eufemismo para referirse a algún vicio específico de nuestro modo de ejercer el difícil arte de la política. Se emplea el sintagma, por lo general, como benévola disculpa de errores y extravíos que son propios de la primavera de la vida, y que poco a poco, por experiencia, o por aprendizaje por la vía del dolor, se pueden ir corrigiendo. No suelen asignarse fechas al deseado pasaje de una juventud algo loca y descarriada a los primeros atisbos de madurez, pero se supone que en el lento aprendizaje de hábitos democráticos se necesitan bastantes lustros para que terminen calando en las costumbres y las rutinas de gobernantes y gobernados.…  Seguir leyendo »

Por Mikel Buesa, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid (ABC, 13/04/05):

Fue Keynes quien, al concluir su magna Teoría general, escribió que «las ideas de los economistas..., tanto cuando son correctas como cuando están equivocadas, son más poderosas de lo que comúnmente se cree», para añadir inmediatamente que «los hombres prácticos, que se creen exentos por completo de cualquier influencia intelectual, son generalmente esclavos de algún economista difunto». Personalmente, siempre tuve la sensación de que Keynes había dado un tono de exageración a esta observación final de su obra; pero al enfrentarme una vez más a la reflexión acerca de las exigencias que Esquerra Republicana de Catalunya plantea al PSOE para mantener su apoyo en el Congreso de los Diputados, me doy cuenta de mi error, e incluso aprecio el acierto de esa otra alusión keynesiana a los políticos «que oyen voces en el aire, (y) destilan su frenesí inspirados en algún mal escritor académico de algunos años atrás».…  Seguir leyendo »

Por José Ignacio González Faus, teólogo y jesuita (EL PAIS, 11/04/05):

Uno tiene cierta obsesión por la razón y el raciocinio, y se siente a veces preocupado por cómo los utilizamos. El hombre, con permiso de Aristóteles, no parece ser un animal racional, sino un animal que racionaliza sus pulsiones. Spinoza, tan racional él, lo dijo mucho mejor: "La esencia del hombre es el apetito".

Por ello, más de la mitad de las razones que aducimos son en realidad sinrazones, y ésta es una de las formas más frecuentes de argumentar en política y en la publicidad (que hoy son casi lo mismo).…  Seguir leyendo »