Testimonios (Continuación)

El libro que Pierre Boncenne acaba de publicar sobre Jean-François Revel (Pour Jean-François Revel, Plon) es el primero, pero no será el último, que se escribe sobre el autor de La tentación totalitaria y El conocimiento inútil, un pensador y polemista que, estoy seguro, será recordado como uno de los intelectuales más lúcidos de los tiempos que hemos vivido, un escritor que, a la manera de George Orwell -a quien tanto se parece- en el período que a él le tocó, salvó en cierta forma el "honor del espíritu" defendiendo la libertad cuando tantos intelectuales la traicionaban por oportunismo, fanatismo o ceguera, y denunciando sin tregua todas las imposturas que por obra de las modas, la vanidad o la simple vacuidad han empobrecido el quehacer intelectual contemporáneo.…  Seguir leyendo »

Todas las mañanas, después de despertarme me tomo un café y salgo a dar mi paseo. Son las siete. Recorro la calle en la que vivo, la Prokuratorska, en dirección a la Wawelska. Paso junto al consulado británico: ante la verja, a esta hora, ya espera un nutridísimo grupo de personas. Pasan allí la noche, duermen en los coches, en los céspedes, en los bancos: han venido para solicitar un visado. Enseguida sé que estoy en el Tercer Mundo. Tamañas aglomeraciones no se dan ni en Oslo ni en Berna, pero sí en Kampala y en Kuala Lumpur.

Los habitantes de los países más o menos pobres -como Polonia sin ir más lejos- ofrecen su barata mano de obra; los países ricos se defienden, tienen de sobra donde elegir.…  Seguir leyendo »

Hoy se inauguran en la Real Academia de la Historia un ciclo de conferencias y una exposición sobre don Fernando Chueca Goitia, su vida y su obra. El ciclo de conferencias y la exposición tienen su origen en la junta académica celebrada el 28 de mayo de 2004, en la que trató Fernando Chueca de la Catedral de la Almudena y de sus proyectos y trabajos como arquitecto encargado de las obras. Se le había sugerido que, además, expusiese cómo había visto la catedral seis días antes, con motivo de haber asistido a la boda de Sus Altezas Reales los Príncipes de Asturias.…  Seguir leyendo »

Un exigente programa. Por Andrés Soria Olmedo, profesor de la Universidad de Granada

Parece mentira que ya no esté entre nosotros Claudio Guillén, el autor del recientísimo De leyendas y lecciones, y que estas palabras vayan de la reseña al elogio póstumo. En cierto sentido, la interpelación al "querido lector, esperado amigo" que se lee en el prólogo no puede ponerse en pasado. Claudio mostró que el yo que escribe una simple carta no es el yo empírico. Una de las ventajas de este yo que escribe es pasar por encima del tiempo, seguir vivo. Como sigue vivo el programa marcado en ese prólogo: "Lo principal ha sido siempre la admiración, el entusiasmo, el afán de adentrarme en el conocimiento y la comprensión de unas obras y unas personas mediante la práctica de una crítica asombrada, impulsada por el deseo de compartir con otros lectores el proceso de ir más lejos, la profundización en las formas y en los valores que sólo hace posible, tratándose tanto de creadores como de críticos, el ejercicio del lenguaje", así como los medios de ponerlo en práctica: "La lectura atenta de los textos, su justa situación en la historia de la literatura y el uso apropiado de términos teóricos".…  Seguir leyendo »

Durante los últimos siete años, cuando le descubrí y comencé a leer sus libros, Kapuscinski ha sido uno de mis mejores amigos. Un amigo, por cierto, al que nunca conocí personalmente. Porque no es preciso estrechar la mano de un escritor al que amas para que se convierta en un ser íntimamente ligado a tí. En mi librería, hay un anaquel que sobrepasa el tiempo: es el de mis amigos. Y ahí están Cervantes y Shakespeare, Homero y Camus, Quevedo y Conrad, y desde luego, Kapuscinski, todos tan vivos como cuando caminaban el mundo. Estuve a punto de encontrarme dos veces con el gran polaco, pero fallaron los intermediarios.…  Seguir leyendo »

Cuando por fin consiga poner los pies en Addis Abeba aguzaré el oído para escuchar el ladrido de los perros de los que habla Ryszard Kapuscinski en «El emperador», un libro que a través de los siervos, aterrados, humillados y ofendidos de Haile Selasie, retrata una pesadilla contemporánea, la del poder en una encarnación extrema. Un mundo atroz que parecería pura novela si no fuera porque su autor no necesitó inventar nada, sino acercarse a los que sabían para preguntar y transcribir estampas que Franz Kafka hubiera reconocido y celebrado. Lo devoré entre el 21 y el 24 de mayo de 1998, mientras viajaba entre Kigoma, en Tanzania, y Bujumbura, la capital de Burundi, ámbitos explorados minuciosamente por Kapuscinski, que hizo de África uno de sus territorios favoritos.…  Seguir leyendo »

La muerte de Ryszard Kapuscinski, tan inesperada y desconsoladora, me trae a la memoria una cita de otro de los grandes, Premio Príncipe de Asturias de las Letras, el escritor Claudio Magris: «El ejemplo de una persona puede iluminar nuestras vidas más que las más bellas obras de arte».

Y es que Kapuscinski parecía haber nacido para enseñarnos a afrontar las dificultades de la vida, para alumbrarnos en los momentos de indecisión o de tristeza, para mostrarnos el verdadero camino. Kapuscinski era una de esas certezas que no se cuestionan para la profesión periodística. Sólo la reiteración de la noticia de su muerte en todos los medios de comunicación consigue convencernos de que efectivamente no era inextinguible, porque cuando uno le tenía delante, como ocurre con otros grandes hombres, parecía que iba a estar allí para siempre, orientándonos.…  Seguir leyendo »

Anteayer moría en Varsovia Ryszard Kapuscinski. Un viajero incansable. Un embajador polaco a la inversa, intentó acercar a sus conciudadanos la existencia de otros mundos y otras gentes totalmente desconocidos para ellos. ¿Qué es Kapuscinski ¿Un periodista? ¿Un viajero en busca de países exóticos? ¿Escritor, tal vez? Para mí es todo junto pero fundamentalmente un observador honesto del 'otro'. Era consciente de que toda frontera tiene a su vez otra frontera en un 'continuum' que se cierra volviendo otra vez al mismo sitio. La frontera como esfuerzo inútil para cerrar la ventana al mundo recorre muchos de sus escritos. La frontera rusa siberiana; miles de kilómetros de alambre espinoso proclamando de forma ostentosa su presencia e inutilidad en la estepa nevada.…  Seguir leyendo »

Voy a echarme un farol de jugador de mus: de los que escribimos hoy sobre el reportero polaco, soy uno de los pocos que no ha compartido media vida, ni siquiera una cena con él. Y se ha muerto sin que hayamos podido tener el mutuo placer.

Sin embargo, tengo el honor de que, por casualidades de la vida, fui uno de los primeros españoles en leerle. El primero, que yo sepa, fue el traductor Jorge Ruiz, uno de los hijos de exiliados españoles que había aterrizado, después de un largo periplo no solo físico, sino también sentimental, en Polonia. Jorge Ruiz me envió, en los años 60, la primera traducción al castellano de su entrevista con Haile Selasi, emperador de Etiopía.…  Seguir leyendo »

Across my generation, Robert Kennedy still casts a shadow like no other political leader. Through the fragile grace of his life and the hesitant magnificence of his words, he embodied what we hoped the world might become. When he died, he became the great might-have-been. And so, in our smaller, still living way, did our generation.

I have Bobby Kennedy's picture on my wall, and a book of his speeches is always within arm's length as I write. Emilio Estevez, whose film about the senator's assassination opens next week, is more passionate still. He says in a New Statesman interview that Kennedy's death marked the end of decency.…  Seguir leyendo »

What’s your favourite fact? Come on, everyone has a favourite fact. Here’s mine: more young people supported the Vietnam War than did any other section of the American population. As the war progressed, the whole country turned against it, but those under 30 remained least likely to regard it as an error.

I have deployed this point on countless occasions — arguments about the Sixties, disputes about the political views of young people, discussions on the differences between the views of activists and the general public — but I bring it up now for a different reason. The man from whom I first learnt it (it was in one of his many books) died last week.…  Seguir leyendo »

Por su forma de ser, por su actuación y por su proyección nacional e internacional, no hay duda alguna de que Carles Fontserè encaja perfectamente en lo que Josep Pla llamaba homenot. Más aún, Fontserè es, a mi parecer, una de las personas más significativas de la Catalunya moderna. Personalmente, debo reconocer que es uno de los seres más atractivos e interesantes que he conocido jamás, tanto por su imponente presencia física, como por la energía personal que irradiaba y la libertad con que se expresaba. Coherente con sus convicciones, vivió huyendo de posiciones dogmáticas, y aunque cambió de países y de oficios, nunca dejó de ser un aventurero y un individuo que, por encima de todo, defendía las libertades personales y colectivas.…  Seguir leyendo »

In recent days, I’ve been bombarded by requests to comment on my relationship with President Gerald Ford. Until now, I’ve tried to say nothing — any remarks from me during the Ford family’s private time of grief would have been inappropriate.

The requests were understandable, I guess. You see, I made a reputation for myself 30 years ago on “Saturday Night Live” in part because of a number of sketches and “Weekend Updates” that I wrote or appeared in ridiculing Mr. Ford for his apparent “stumble-bumbling” (though he was perhaps the best athlete to have been president) and making fun of his presidency.…  Seguir leyendo »

Last week Turkmenistan buried its brutal dictator, Saparmurad Niyazov. His ruthless reign spanned two decades, during which time his policies became increasingly irrational and unpredictable. The long list of Niyazov's crimes against our people includes: banning all political parties except his own and jailing his opponents; preventing thousands of "disloyal" citizens from traveling abroad; persecuting religious and ethnic minorities; outlawing opera; and shutting down regional hospitals, firing thousands of doctors and nurses. Under Niyazov, Turkmenistan became a corridor for heroin trafficking from Afghanistan to the West and gained for itself one of the highest heroin addiction rates in the world.

Above all, Niyazov was a selfish and kleptocratic despot, stashing billions in proceeds from the sale of the country's enormous natural gas resources in personal accounts in Western banks.…  Seguir leyendo »

In history's light, the defining hour of Gerald Ford's presidency came at 11 o'clock on the morning of Sunday, Sept. 8, 1974, when he announced his pardon of Richard Nixon. The country has already heard much about Ford's role in healing the nation after Watergate and will undoubtedly hear more such reflections this morning when his life is commemorated at the Washington National Cathedral. It is fitting that these words will echo through the great nave, for Ford was, in a quiet, unnoticed way, an important figure in America's public religion.

During his most critical moments in the White House -- his assumption of power and the pardoning of Nixon -- Ford drew deeply on theological imagery.…  Seguir leyendo »

Esteban Tollinchi era más bajo que alto y tenía unos ojos azules que solían sonreír con frecuencia, casi siempre con una chispa de malicia y de burla. Pero extremaba la cortesía hasta la afectación y su cuidado de las formas era tal que nunca fue a dar clases sin saco y corbata, aun en lo más tórrido del verano puertorriqueño.

Aunque había sido estudiante universitario en Roma, Heidelberg y Madrid, y se movía por la geografía, la historia y la cultura de Europa como por su casa, era un puertorriqueño convicto y confeso, que nunca quiso apartarse de su islita natal donde escribió, enseñó, estudió y pasó la mayor parte de su vida.…  Seguir leyendo »

"Today, America can regain the sense of pride that existed before Vietnam. But it cannot be achieved by refighting a war that is finished as far as America is concerned. . . . [T]hese events, tragic as they are, portend neither the end of the world nor of America's leadership in the world."

President Gerald R. Ford uttered those words in a speech at Tulane University on April 23, 1975, in the final days of Vietnam's long war. The rowdy crowd roared and gave him a standing ovation. The military draft had ended and American troops and POWs had returned home two years earlier.…  Seguir leyendo »

Gerarld R. Ford kept his distance from political controversy after leaving office, but he retained a special interest in the workings of his alma mater. In 1999, the 86-year-old former varsity football star decided to make a public stand in support of affirmative action at the University of Michigan.

He wrote an Op-Ed article on this page titled “Inclusive America, Under Attack.” A pair of pending lawsuits, Mr. Ford wrote, would prohibit Michigan and other universities “from even considering race as one of many factors weighed by admission counselors.” Such a move would condemn “future college students to suffer the cultural and social impoverishment that afflicted my generation.”…  Seguir leyendo »

El día 31 de diciembre del 1936, en plena guerra civil, un día frío y luminoso, alrededor de la hora ritual española de las cinco de la tarde, Miguel de Unamuno murió en Salamanca, «de mal de España», como diagnosticaría Ortega y Gasset. Los médicos dirían que había muerto de una congestión cerebral, producida por las emanaciones de anhídrido carbónico del brasero doméstico. Su muerte sólo fue presenciada por un joven falangista, Bartolomé Aragón, que, recién venido del frente bélico, había ido a visitarlo, admirativo y fiel. Cuando Unamuno, después de su última irritación dialéctica y de su última frase para la historia y para su biografía, con su ciego voluntarismo suicida a flor de piel: «¡Dios no puede volverle la espalda a España!…  Seguir leyendo »

Los tesoros de la infancia, en mi época, se reducían en general a residuos de la guerra. Había un lugar legendario, allá donde la pequeña ciudad provinciana perdía su nombre, que sin estar prohibido tenía para los niños algo de territorio vedado. Nunca nos jactábamos de haber estado por allí y si nos preguntaban mentíamos y hablábamos de cualquier otro lugar cercano. Eran unos descampados junto a la cárcel. Por entonces todas las ciudades estaban llenas de descampados, unos territorios que ejercían un atractivo especial para jugar; auténticos parques, improvisados y salvajes. Sería más exacto afirmar que se trataba de restos, ruinas, desechos de algo que hubo allí y fue derribado por los bombardeos, pero aún estábamos con el aura del juego, mucho antes de que descubriéramos el drama.…  Seguir leyendo »