Ceuta, un modelo fiscal inigualable

Las circunstancias geográficas, históricas y políticas han dificultado enormemente el desarrollo económico de las ciudades españolas de Ceuta y Melilla, lo que ha motivado que tuviéramos un régimen fiscal diferenciado del resto del territorio nacional.

El origen de este sistema fiscal especial para la Ciudad Autónoma de Ceuta está en la ley de 18 de mayo de 1863 de importación de géneros desde los puertos de Ceuta, Melilla y Chafarinas a los de la Península. Ley que declaró puertos francos las ciudades de Ceuta y Melilla para facilitar su desarrollo económico y que posibilitó de esta forma la entrada y salida de mercancías a un menor coste.

Luego, la Ley de Bases del Régimen Económico y Financiero de Ceuta y Melilla, de 22 de diciembre de 1955, amplió el territorio franco, limitado en principio al puerto, a toda la ciudad.

En esta ley se incluyeron también las bases de los principales incentivos del sistema tributario de Ceuta que se mantienen vigentes hoy. Así, en la exposición de motivos se anuncia de manera clara: “Se establecen las normas apli­cables al sistema impositivo consistentes en confirmar y ampliar las desgravaciones requeridas por las especiales características de estos territorios para que, dentro de sus justos límites y con plena efectividad, hagan posible la creación de riqueza”.

Es evidente que las ciudades de Ceuta y Melilla constituyen un enclave de oportunidades para el desarrollo económico desde tiempos inmemoriales. Pero también es verdad que su pequeña extensión y la falta de recursos naturales hacen que sea difícil el crecimiento económico o, mejor dicho, encontrar el eje sobre el que pivote y en el que se base el tan ansiado cambio de modelo productivo y de estructura económica.

A partir de 1955, se regula la aplicación de una bonificación del 50% de la cuota de la contribución territorial (actual impuesto sobre bienes inmuebles, IBI); de la contribución industrial, de comercio y profesionales (antecedente del actual impuesto sobre actividades económicas, IAE); de la contribución sobre las utilidades de la riqueza mobiliaria (impuesto sobre sociedades); de la contribución general sobre la renta (impuesto sobre la renta de las personas físicas, IRPF); y del impuesto sobre derechos reales (antecesor del impuesto sobre transmisiones patrimoniales y actos jurídicos documentados).

En el ámbito de la imposición directa, las disposiciones que han regulado con posterioridad el IRPF han recogido dichos incentivos en sus respectivos textos, actualmente de un 60% para los residentes en Ceuta.

En esta línea, la Ley de Medidas Urgentes de Reforma Fiscal del año 1977, que creó el impuesto extraordinario sobre el patrimonio, hizo extensivos al mismo los beneficios fiscales de la Ley de Bases de 1955. Posteriormente, en la Ley 19/1991 del impuesto sobre el patrimonio, se recogió expresamente dicho incentivo fiscal para los residentes en la Ciudad Autónoma de Ceuta.

Así, y según lo dispuesto en el Estatuto de Autonomía de Ceuta, se reconocen “las peculiaridades económico-fiscales existentes actualmente en la ciudad de Ceuta, sin perjuicio de las necesarias adaptaciones que hayan de realizarse derivadas de la vinculación de España a Entidades supranacionales”. También se dice que “mediante ley del Estado se actualizarán y garantizarán las peculiaridades del régimen económico y fiscal de Ceuta”.

En definitiva, el actual régimen fiscal diferenciado ha tratado de incentivar tanto la residencia de personas físicas como el establecimiento de empresas y actividades profesionales en la ciudad, de manera que se contribuya al desarrollo económico y social del territorio ceutí con la seguridad jurídica necesaria para evitar que se confundan nuestras peculiaridades con un paraíso fiscal.

Un ejemplo de la capacidad ceutí para crear riqueza utilizando de manera idónea las diferentes bonificaciones fiscales ha sido la bonificación del 50% de la tasa de juego que se introdujo en la Ley de Presupuestos del Estado de 2017 o la exclusión de la cláusula de cierre del IVA para empresas radicadas en este territorio que se introdujo en los Presupuestos Generales del Estado para 2021.

Desde 2017, en la ciudad de Ceuta se han instalado 30 empresas de juego online y se han creado alrededor de 300 puestos de trabajo directos. Ahora es el momento de aprovechar el avance tecnológico generado la investigación contra la Covid-19. También, de apostar decididamente por el modelo de empresas digitales para generar crecimiento y empleo, dadas las muchas circunstancias favorables que se están dando. Eso permitirá crear un ecosistema que será la llave del cambio para el futuro de Ceuta.

Aprovechar las circunstancias y llegar a buen puerto exigirá trabajo, entusiasmo y capacidad. Pero tenemos la actitud y la aptitud necesarias para afrontar las dificultades que se nos presenten. No en vano, el carácter de los ceutíes se ha forjado sobre la base de una cualidad: la resistencia.

Kissy Chandiramani es consejera de Economía, Hacienda y Función Pública de Ceuta.

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