La primera visita presidencial de Barack Obama a India ofrece una oportunidad única de cimentar una relación de colaboración global con una potencia que está emergiendo con rapidez. Destinada a ser la tercera o cuarta economía mundial en el 2030, India podría convertirse en el socio estratégico más importante de EE. UU.
En las próximas décadas, será vital una sólida cooperación bilateral para hacer frente al ascenso de China y promover un equilibrio de poder en Asia que sea favorable a India, Estados Unidos y Asia como un todo. Además, el éxito de India como democracia fortalece la libertad en términos globales y protege los intereses estadounidenses más generales.
Sin embargo, últimamente las relaciones indo-estadounidenses han languidecido, marcadas por una sensación de ir a la deriva. Ambos países tienen parte de responsabilidad. Comprensiblemente, Obama se ha centrado en prioridades que compiten entre sí, incluidas la desfalleciente economía estadounidense y las guerras en que el país se halla inmerso. De modo similar, el Gobierno de India se ha visto absorbido por las luchas políticas internas y el reto de sostener el crecimiento económico en medio de una creciente presión por redistribuir. Las autoridades indias aún deben prestar atención y estímulo a la parte de la opinión pública, pequeña si bien en aumento, que apoya una rápida transformación de la relación con EE. UU.
Este viaje representa una gran oportunidad para que ambas partes den nuevos bríos a una relación de fundamental importancia. Por su parte, la Administración Obama debe dar una serie de pasos para reafirmar su apoyo al ascenso de India, sus logros democráticos y su lucha por la seguridad. En especial, Estados Unidos debe reafirmar su apoyo a un mayor peso de India en las organizaciones internacionales y ayudarla a integrarse en el régimen global de no proliferación.
La Administración Obama debería apoyar la aspiración india a un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU y su ingreso en organismos clave de la no proliferación, como el Grupo de Proveedores Nucleares y el Régimen de Control de la Tecnología de Misiles.
India también debe hacer su parte: puede comenzar creando mayores oportunidades a las firmas estadounidenses - también las de la industria nuclear-para invertir en el éxito económico indio. Puede ampliar la cooperación en defensa más allá de las compras de equipos militares fabricados en EE. UU., mediante la profundización de su colaboración diplomática con EE. UU. para intentar encontrar soluciones a los difíciles problemas que tienen su origen en Afganistán, Pakistán e Irán. En pocas palabras, el Gobierno de India debe buscar maneras de apoyar los intereses de Estados Unidos en India durante estos tiempos difíciles. Ambos países deben consolidar su cooperación en otras áreas sobre las que ya han llegado a acuerdos: agricultura, educación, atención sanitaria, energía, y ciencia y tecnología. El viaje de Obama ofrece una oportunidad para evaluar la situación actual, ampliar iniciativas y anunciar nuevos proyectos.
Entre estos últimos podemos mencionar el desarrollo de una iniciativa internacional de seguridad alimentaria, cooperación para aumentar la formación vocacional en estados frágiles, ampliar la investigación sobre fuentes de energía limpias, invertir en sistemas globales de detección de enfermedades y colaborar para explorar la extracción de gas de esquisto. Estados Unidos e India deben crear alianzas para innovar, lo que debería reportar beneficios directos a ambos países y demostraría cómo una sólida relación bilateral puede mejorar el sistema internacional.
Estados Unidos e India deben ampliar la cooperación también en otros asuntos multilaterales. La crisis económica global y los renovados temores acerca del proteccionismo estadounidense han llevado a que India reconsidere su actitud hacia la Ronda de Desarrollo de Doha. Si Obama puede soportar la resistencia interna a nuevas negociaciones sobre el comercio internacional y modifica la posición actual de EE. UU. sobre la reducción de aranceles sectoriales por parte de los países en desarrollo, Estados Unidos e India tendrán una oportunidad de salir del impasse que ha impedido la conclusión exitosa de la Ronda de Doha.
En último término, una sólida alianza entre EE. UU. e India resulta conveniente para los intereses estratégicos de ambos países. Sus sociedades ya se encuentran entrelazadas - y lo estarán todavía más en el futuro-por vínculos personales, económicos y sociales. Más aún, Obama debe resistir las presiones que busquen enfocar la relación bilateral en términos puramente transaccionales y, en lugar de ello, apuntar a fortalecer la capacidad a largo plazo de India de ser un socio productivo de EE. UU..
Obama no debería preguntar: "¿Qué hará India por nosotros?", sino más bien: "¿Una India sólida, democrática e independiente beneficia los intereses de Estados Unidos?". Si la respuesta es sí, como debería serlo, entonces Estados Unidos debe centrarse en cómo puede ayudar a que el poder de India siga desarrollándose. Al reafirmar el compromiso estadounidense para ayudar al ascenso de India, Obama puede promover que los dos países acerquen posiciones sobre intereses comunes y hacer avanzar su relación. Ese esfuerzo debe comenzar hoy mismo.
Ashley J. Tellis, miembro de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional y negociador del acuerdo nuclear civil EE. UU.-India © Project Syndicate, 2010. Traducción: David Meléndez