Ciudadanos ha hecho lo que debía en Murcia

Ciudadanos ha hecho lo que debía en Murcia

Murcia, Madrid. Madrid, Murcia. Mucho se ha hablado durante las últimas horas. Mucho ha corrido por las redes sociales y por los medios.

Pero quizá necesitemos todos hacer un alto en esta vorágine. Pisar el freno, volver a los hechos originales y reflexionar.

Porque esta sociedad necesita, cada vez de forma más urgente, moderación, poner el acento en lo importante y evitar que los árboles nos impidan ver el bosque.

Y, para salir de los árboles, quizá nos ayudaría plantearnos algunas preguntas.

Si una persona de nuestro entorno nos cuenta que en el trabajo está sufriendo acoso y presiones por parte de varios compañeros de trabajo, ¿qué le recomendaríamos? ¿Que denuncie o que se someta y se arrodille?

Si nos cuenta que en un hospital hay compañeros que están comprando material por encima del coste y que están rechazando el ingreso de ancianos para colar a sus amigos, ¿le aconsejaríamos que denuncie o que se una al club y pida una parte del pastel?

No tengo ninguna duda de que todos, o la mayoría, habéis pensado en que la opción correcta es la denuncia. Ni someterse, ni arrodillarse, ni ser cómplices (o corruptos).

Y eso es lo que ha venido ocurriendo en la Región de Murcia, tanto en el gobierno regional como en el gobierno municipal, de Ciudadanos con el PP.

Y por eso me sorprenden y entristecen los furibundos ataques que está recibiendo Ciudadanos por haber elegido hacer lo que considera, con criterio, que es correcto.

Porque algo falla en esta sociedad si disparamos al denunciante y elevamos a los altares al corrupto.

¿Tenía Ciudadanos que convertirse en cómplice de la corrupción o tenía que denunciarla?

¿Tenía que pedir a sus cargos que soportaran el acoso, las presiones y las vejaciones por denunciar las corruptelas?

¿Tenía que permitir que las vacunas destinadas a las personas de mayor riesgo, a nuestros mayores, se desviaran para los cargos del PP de Murcia?

Ciudadanos Murcia denunció, como no podía ser de otra manera. Pero las consecuencias de las denuncias no fueron que la dirección del PP tomara cartas en el asunto y demostrara (oportunidad perdida) que ha cambiado algo en su forma de afrontar la corrupción, no.

La reacción del PP Murcia fue incrementar el acoso, las presiones y los seguimientos.

Y ante eso, ¿qué hacer? Yo creo que sólo existía una opción. Ofrecer a los murcianos una alternativa democrática, tan lejos de la inestabilidad como de la corrupción. Una moción de censura con una opción de estabilidad: la fuerza más votada en Murcia.

Puede gustar más o menos. Pero la composición de las instituciones la deciden los ciudadanos.

Se ha dicho que Ciudadanos podía simplemente dimitir y romper el pacto. Algo que sería una irresponsabilidad. Porque dejaría en manos de los denunciados por corruptelas la gobernanza de la Región. Mal servicio se haría a la ciudadanía si se permitiera eso.

Parece que algunos sólo se acuerdan de la corrupción cuando se pacta con el contrario. Porque mientras tanto, unos y otros pactan repartos de jueces o de RTVE ante el silencio de los que estos días gritan.

Se ha dicho también que se podría haber convocado elecciones, lo que sería una irresponsabilidad actualmente. Todos, a excepción de los separatistas, criticamos la convocatoria de elecciones en Cataluña en plena pandemia.

Y esos mismos que criticaban hace pocas semanas la convocatoria, ahora gritan a pleno pulmón que se convoquen en la Región de Murcia. ¿Coherencia? Ninguna. Una irresponsabilidad absoluta.

Si nos alejásemos de la visceralidad que impregna la política últimamente, veríamos que la decisión de Ciudadanos Murcia no sólo es la más responsable en estos momentos, sino también la que garantiza la separación de la corrupción del poder. Garantiza también centrar todos los esfuerzos en la gestión de la vacunación de los ciudadanos, de las ayudas directas para los autónomos y pymes, y de la seguridad en las aulas.

Es decir, centra todos los esfuerzos en políticas útiles para todos los ciudadanos.

Puede que a algunos no les guste que luchemos contra la corrupción sin poner en peligro la estabilidad de toda una región, entendiéndonos además con la primera fuerza política en Murcia. Pero eso no es motivo ni causa para vejaciones.

La sana crítica nos diría que, para valorar si es una buena o menos buena decisión, deberíamos esperar a ver el desarrollo, la formación de ese Gobierno y el trabajo que realice.

Lanzar la caballería cuando ni siquiera se conocían los motivos obedece a querer agitar a las masas. Algo que conocemos bien en Cataluña, donde el separatismo agita a sus masas contra objetivos concretos. Y en nada se han diferenciado de ellos estos días.

Y Madrid. El mismo día aparece en Madrid la presidenta Ayuso, con necesidad de protagonismo, y convoca elecciones. Y las convoca, dice, que por lo sucedido en Murcia. Algo que en nada afecta a los madrileños.

Convoca elecciones la misma Isabel Díaz Ayuso que escasos días antes criticaba la convocatoria de las elecciones catalanas, que les llamaba irresponsables, que proclamaba que lo responsable era centrarse en superar esta crisis económica y sanitaria.

Y convoca elecciones dejando sin aprobar unos Presupuestos; dejando sin ayudas directas a pymes, a autónomos y a familias; abandonando a los madrileños.

Porque no. Esa decisión no fue consecuencia de la moción de censura en Murcia, salvo que Ayuso quiera apoyar la corrupción del PP de Murcia. Ni que Ciudadanos fuera a presentar una moción en Madrid, algo que es mentira.

No. La decisión es voluntad expresa y unilateral de Ayuso. ¿Por qué? Los verdaderos motivos sólo los sabrá ella, pero no estaríamos muy lejos de la verdad si pensamos en esa idea del bipartidismo de que las instituciones son sus cortijos.

O si pensamos en que la situación interna del PP propicia esos juegos de tronos internos.

O si pensamos en que quien asesora a Ayuso nunca tuvo la intención de tener un Gobierno estable.

O si pensamos en que, ante el miedo de perder una moción, disuelva. Y esto último sería un fraude de ley.

Sea como fuere, el decreto estaba ya escrito. Ayuso ha provocado una innecesaria crisis de gobierno en Madrid, al más puro estilo populista. Y como sabe que su gestión es también la gestión de Ciudadanos y que, en esta sociedad actual, el grito y el golpe en el pecho se escuchan más que el trabajo y la moderación, ejerce de agitadora de masas.

Pero todos, en algún momento de nuestras vidas, deberemos responder por nuestros actos y por las consecuencias de los mismos.

Corren malos tiempos para la lírica.

Sonia Reina es secretaria provincial de Comunicación de Ciudadanos.

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