Cómo arma Rusia el terror

La Madre Rusia también está resultando ser la madre de todos los vendedores de armas.

La ex superpotencia de la Guerra Fría, donde las periodistas aventuradas o los banqueros anticorrupción son asesinados regularmente al estilo mafia y el mandato de la ley se ha convertido en una broma, acaba de ser designada como principal exportador de armamento a países en desarrollo en el 2005 según un informe difundido por el Servicio de Investigación del Congreso, una rama del Congreso de los Estados Unidos. Según el informe, China, la India e Irán son los mejores clientes de Rusia para su industria armamentista y en expansión, que en el 2004 logró 1,6 mil millones de dólares más para llegar a los 7 mil millones de dólares en ventas a naciones en desarrollo. Las ventas americanas de armas ocupan la tercera posición detrás de la ocupante del segundo puesto, Francia.

Pero es el suministro de armamento por parte de Rusia a países criminales como Irán o Venezuela lo que está provocando fricciones con América. Tristemente, el Presidente ruso Vladimir Putin, cuyo disfraz exterior democrático esconde el corazón del exfuncionario del KGB que fue una vez, no ve nada raro en armar a naciones que no hacen ningún secreto de su intención de utilizar las armas contra sus vecinos y desestabilizar sus regiones. Las armas rusas también han sido utilizadas contra fuerzas y aliados americanos, haciendo que uno se pregunte quién necesita enemigos con amigos como Rusia.

La guerra del Líbano Israel-Hezbolá del verano pasado es el ejemplo más reciente de las intrigas de Moscú. Durante ese conflicto, Israel se quejó a Rusia de que Hezbolá estaba armado con misiles antitanque de fabricación rusa. Este arma resultó ser una de las armas más eficaces de la organización terrorista. Según una información, fue responsable de las muertes de 50 de los 118 soldados israelíes fallecidos en la guerra de 34 días.

Israel no acusó directamente a Rusia de armar a Hezbolá, sino de haber entregado los misiles a Irán, abastecedor de Hezbolá. Ehsan Ahari, un consultor en materia de defensa, confirmaba la eficacia de este arma al escribir: "...los RPG-29 de Rusia se establecieron un nombre por lograr un elevado cociente de bajas entre los tanques Merkava fuertemente armados de Israel". Estos misiles, escribía el consultor radicado en Virginia, llegaron a Hezbolá a través de Siria. América ha designado tanto a Siria como a Irán como estados patrocinadores del terrorismo, y prohíbe las ventas de armamento a ellos. Lo que obviamente no disuade a Rusia, puesto que la antes potencia comunista tiene a sus espaldas un largo historial de terrorismo de patrocinio estatal.

Un tipo mayor de arma antitanque rusa también destruyó un par de tanques americanos en la Operación Tormenta del Desierto II. Sin embargo, se informó de que una queja al Kremlin detuvo inmediatamente el suministro adicional de este misil al campo de batalla iraquí.

La alevosía rusa con respecto a la venta de armas a Irán no se detiene con los RPG. Según Ahari, Rusia también ha acordado vender a los iraníes 29 sistemas defensivos tierra aire SA-15 Gauntlet y actualizar su aviación rusa de combate y los cruciales tanques de batalla T-72. Son armas a las que América hará frente si su ejército toma medidas para detener el programa de armamento nuclear de Irán. Un informe de la Agencia de Inteligencia de Defensa ya afirmaba en el 2002 que Irán era capaz de cerrar temporalmente el Golfo Pérsico al tráfico marítimo a causa de las ventas de misiles rusos anti-buque, forzando la detención en seco de todo el tráfico petrolero importante.

El año pasado, Israel solicitó a Rusia no seguir con un acuerdo para vender misiles antitanque avanzados personales a Siria, afirmando que se había suscrito un acuerdo entre los dos países. Israel temía acertadamente, como ha demostrado la guerra del pasado verano, que tales armas llegaran a manos de grupos terroristas islamistas. Al mismo tiempo, Estados Unidos amenazó con sanciones contra Rusia si seguía adelante con los planes de vender a Siria una versión actualizada del misil Scud que podría alcanzar cualquier parte de Israel. En ambos casos, Rusia negó que hubiera en marcha acuerdo alguno. Tales negativas, sin embargo, tendrían algo de credibilidad si Rusia hubiera considerado alguna vez todos los usos posibles de este armamento por parte de sus dos sombríos clientes.

En su comportamiento inconsciente típico, Rusia también entregó armas en el 2004 a Sudán, involucrado entonces en un programa de genocidio en Darfur al que Naciones Unidas bautizó como la peor crisis humanitaria del mundo. Rusia envió a Sudán 12 aviones MIG cinco meses por anticipado justo cuando el Consejo de Seguridad de la ONU comenzaba a debatir una resolución contra el país africano por asistir en la limpieza étnica. Según las declaraciones tomadas por el personal de Amnistía Internacional, los refugiados afirman que aviones militares rusos ya habían sido utilizados para bombardear a la desafortunada población civil de Darfur. Se teme que estos nuevos aviones también sean utilizados contra estos civiles. En la época de la venta, Amnistía a Internacional y otros grupos de derechos humanos intentaban también imponer un embargo de armamento a Sudán. Lo que no iba a importunar al Kremlin de Putin, teniendo en cuenta su costumbre de clausurar tales organizaciones de derechos humanos en Rusia.

Mientras que ganar enormes cantidades de divisa es el principal motivo de la venta de armamento a estados no deseables que también incluyen a China o Corea del Norte, la mentalidad de Guerra Fría de los líderes rusos de oponerse o perjudicar a los intereses americanos siempre que sea posible también guía su disfuncional política de ventas. Pero las irresponsables acciones de Rusia podrían, al final, salir por la culata, dado que sus antioccidentales clientes pueden con el tiempo volver sus propias armas contra intereses rusos. Por ahora, tal como están las cosas con respecto a la proliferación de armas rusas en todo el mundo, la Madre Rusia debería ser declarada inmediatamente progenitor incompetente.

Stephen Brown, periodista de Frontpage Magazine y comentarista de Dallas Morning News.