¿Cómo resolver el empate catastrófico en Venezuela?

Un manifestante que apoya a la oposición venezolana camina por Caracas el 30 de abril de 2019. Credit Federico Parra/Agence France-Presse — Getty Images
Un manifestante que apoya a la oposición venezolana camina por Caracas el 30 de abril de 2019. Credit Federico Parra/Agence France-Presse — Getty Images

Los sucesos del 30 de abril agregaron un turbulento párrafo a la historia política moderna de Venezuela. Muchos despertamos muy temprano con las cornetas de los carros, con gritos que clamaban libertad y fuertes cacerolazos. En las redes sociales circulaba un video del presidente encargado, Juan Guaidó, quien, junto con su mentor político Leopoldo López —hasta ese momento en arresto domiciliario con una pena de casi catorce años de prisión— y con varios militares desertores de las Fuerzas Armadas, llamaba al ejército a abandonar al presidente Nicolás Maduro y a la población a salir a las calles para poner fin a la “usurpación del poder” en el país.

Lo que hemos vivido desde entonces demuestra que las principales facciones políticas del país están estancadas y han agotado las tácticas y estrategias que anteponen el uso de la fuerza por encima de una negociación política. Este empate catastrófico impide la gobernabilidad y causa que cualquier mínima fluctuación entre las fuerzas en conflicto genere caos e inestabilidad y empeore todavía más la situación trágica de los venezolanos. El gobierno, la oposición y el estamento militar, así como sus aliados internacionales, deben reconocer este estancamiento y empezar unas negociaciones de paz que resuelvan el conflicto que tanto ha dañado al país.

En Venezuela ya reinaban la censura y las noticias falsas, pero el 30 de abril la confusión y desinformación de la jornada fueron totales. Durante las cruciales primeras horas del levantamiento opositor se hizo evidente que ni Guaidó ni sus aliados habían preparado un plan para movilizar a los ciudadanos que iban a respaldar la última fase de la llamada Operación Libertad. Aun así, miles de personas, incluyéndome, nos dirigimos hacia la base aérea La Carlota, cercana al bastión opositor de la plaza Altamira.

La descoordinación fue acompañada por la improvisación en las decisiones de la dirigencia en las próximas horas. Los crecientes rumores causaban angustia, incertidumbre y finalmente inmovilizaron a los seguidores de Guaidó. La noticia de que Leopoldo López había buscado refugio en la embajada de Chile mientras todavía había manifestantes en la calle, así como la brutal represión de las fuerzas de seguridad del gobierno de Maduro, obligaron a la mayoría de los presentes a replegarse y los dejaron con un gran sentimiento de impotencia.

Algunas fuentes cercanas a Guaidó atribuyen la improvisación a que el gobierno de Nicolás Maduro planeaba encarcelar a Guaidó y regresar a Leopoldo López a la cárcel. Del mismo modo, se entiende que un plan de levantamiento militar se debe desarrollar en secreto. La oposición se estaba preparando para la “marcha más grande” de la historia el 1 de mayo. En su mensaje matutino, Guaidó dijo que ese día simplemente se adelantaba veinticuatro horas. Pero, como en tantas otras ocasiones, la dirigencia opositora venezolana optó por actuar al margen de sus bases partidistas y negó el protagonismo debido a los ciudadanos. Haber comunicado mejor una eventual línea de organización entre la dirigencia, los cuadros de los partidos políticos y la sociedad civil habría ayudado a la población a apoyar más eficientemente a Guaidó.

El líder opositor Juan Guaidó dio un discurso durante la protesta del 1 de mayo contra el gobierno de Nicolás Maduro. Credit Carlos García Rawlins/Reuters
El líder opositor Juan Guaidó dio un discurso durante la protesta del 1 de mayo contra el gobierno de Nicolás Maduro. Credit Carlos García Rawlins/Reuters

El fracaso de un alzamiento militar normalmente tiene severas consecuencias para sus instigadores. Sin embargo, este no ha sido el caso del 30 de abril en Venezuela. Veinticuatro horas después del alzamiento anunciado, ni Guaidó ni Leopoldo López han sido arrestados (aunque recientemente un tribunal emitió una orden de arresto en contra de López).

Es probable que en los próximos días o semanas se produzcan otros intentos para derrocar a Nicolás Maduro a través de alzamientos o golpes. Cuando en el pasado Venezuela ha entrado en una dinámica de conflicto entre fuerzas políticas y el estamento militar, la dinámica de enfrentamiento violento ha continuado por un tiempo. Además, las voces que más se escuchan dentro y afuera del país son las de los radicales de cada bando que piden un cambio de régimen lo mas pronto posible, sin ningún tipo de negociación o acuerdo entre las partes. De momento, la respuesta de Maduro ha sido un aumento de la represión: desde el 30 de abril ha habido al menos ochenta heridos y cuatro muertos en distintas protestas en el país.

Un periodista herido durante la marcha del 1 de mayo de 2019 Credit Reuters.
Un periodista herido durante la marcha del 1 de mayo de 2019 Credit Reuters.

Lo que queda claro, sin embargo, es que los conglomerados de fuerzas dentro y fuera de país han creado una situación en la que el chavismo y la oposición están técnicamente empatadas, sin que una pueda imponerse sobre la otra.

Para salir de este empate catastrófico, los actores políticos enfrentados tienen que pensar en diferentes tipos de soluciones que excluyan la aniquilación del otro. Organizaciones de la sociedad civil han propuesto ideas de transición basadas en la negociación, diálogo y el apego a los mecanismos democráticos. En distintos foros académicos y políticos se discute sobre la reconstrucción del sistema electoral, la justicia transicional o, incluso, sobre un gobierno de transición con reparto de poder entre la oposición, el chavismo y el ejército. También hay propuestas que argumentan que la solución al drama venezolano la puede dar solo el pueblo a través de los mecanismos de la democracia directa (referendos) contemplados en la constitución. Sea como sea, en vez de levantamientos trasnochados, los venezolanos merecen despertarse con noticias que anuncien un nuevo contrato social dentro de una plena democracia.

Dimitris Pantoulas es consultor político especializado en políticas públicas y control de riesgo e investigador del Instituto Superior de Estudios en Administración (IESA) en Caracas.

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